Serie REPTILES Y ANFIBIOS DE CENTROAMÉRICA
Conocida como víbora de pestaña, tamagás de pestaña, pestañuda, o bocaracá[1], la Bothriechis schlegelii es una pequeña serpiente venenosa de extraordinaria belleza, pues puede presentar distintos colores, que van de la combinación de verde oliva con manchas rojas o café al amarillo[2]. A pesar de los diferentes patrones cromáticos, aún no se han identificado subespecies. Jay M Savage escribe en 2002 que no hay ejemplos conocidos de tonalidades intermedias, lo que sugiere que los ejemplares amarillos, conocidos como oropel o yema de huevo, se reproducen solo entre ellos[3]. Sin embargo, tras la publicación del artículo un lector observó que de “una misma camada pueden nacer oropel, nominales, christmas y rarezas como las rosas o las fire”, variaciones dentro de la misma especie.

Se distinguen por las escamas sobre los ojos que, por su aspecto, se asemejan a pequeños cuernos o pestañas; por esa razón se la llama también crótalo cornudo de Schlegel, homenajeando a la vez al herpetólogo y ornitólogo alemán Hermann Schlegel (1804-1884). El nombre común de esta especie en inglés es Eyelash Viper (en español, víbora de pestaña). Köhler las describe con “agrandadas y elevadas escamas en los párpados, con forma de púas”[4], y McCranie como “escamas superciliares pequeñas, parecidas a espinas, presentes entre el ojo y las escamas supraoculares”[5]. Esta peculiaridad le ha provisto el nombre serpiente de pestaña o pestañuda.

Las hembras son más grandes, alcanzando unos 80 cm., aunque se han documentado excepcionalmente ejemplares de más de 90 cm. La cabeza de distingue claramente del cuello y la cola es prensil. Es arbórea y de hábitos nocturnos. Durante el día se enrolla y duerme. Se alimenta habitualmente de vertebrados: ranas, lagartijas, pequeños roedores, murciélagos y pájaros. No pone huevos: la hembra pare de 12 a 20 juveniles por vez. Es agresiva si se la ataca. Aunque su veneno se considera menos potente que el de la Bothrops asper (el barba amarilla o terciopelo), puede matar al ser humano[6].

Habita desde el norte de Chiapas, en el sur de México, hasta el norte de Sudamérica (incluso se ha encontrado un ejemplar en el extremo noroccidental de Perú[7]). En Centroamérica se la encuentra en bosques húmedos, nubosos y lluviosos hasta una altura de 1400 metros sobre el nivel del mar. En Sudamérica puede hallarse aún a mayor altura[8].
QUÉ SON LAS VÍBORAS DE FOSETAS Y CÓMO MATAN
La Bothriechis schlegelii pertenece a la familia Viperidae (a cuyos miembros se los llama vipéridos), y dentro de ella a la subfamilia Crotalinae, la de los crótalos o víboras de foseta. La palabra foseta deriva de la palabra foso y hace referencia a un orificio característico ubicado a cada lado de la cabeza, entre el ojo y el orificio nasal, siempre por debajo de la línea imaginaria que los une. Las fosetas son órganos con funciones termorreceptoras altamente sensibles que sirven para detectar presas de sangre caliente.

Las víboras atacan a sus víctimas en forma repentina, realizando dos acciones simultáneas: las muerden y les inoculan el veneno a través de sus colmillos. Esto se debe a su dentición solenoglifa: posee colmillos huecos plegables en la parte anterior de la boca. Los huecos en los colmillos tienen forma de cánulas (como caños diminutos), por eso se dice que son acanalados[9].

Salvo que sus víctimas sean pequeñas, luego de atacarlas las sueltan[10]. Las presas caen o mueren en las cercanías en un tiempo corto, debido a que el veneno que fluye por los colmillos produce en forma inmediata una gran destrucción de tejidos (necrosis) con dolor muy intenso en la zona de la mordida. Para hallar sus presas, las víboras vuelven a utilizar sus fosetas que, como brújulas, siguen el rastro de la temperatura corporal. Si las víctimas sobreviven, mueren pocas horas después por sangrado, debido a la hemotoxicidad que el veneno produce a nivel sistémico. La muerte solo puede evitarse mediante el uso de suero antiofídico aplicado en forma intravenosa antes de las cuatro horas de ocurrida la mordida.

En Centroamérica todas las víboras -incluyendo la Bothrops asper, conocida como barba amarilla o terciopelo[11], y las cascabel– pertenecen a la subfamilia Crotalinae. Nótese que las corales (género Micrurus), aunque venenosas no son verdaderas víboras pues pertenecen a la familia Elapidae[12]; no matan por sangrado, sino que debido a su neurotoxicidad producen parálisis respiratoria.

A excepción de la matabuey o matacaballo (Lachesis muta), que es ovípara, todos los vipéridos son vivíparos (paren a sus crías completamente desarrolladas)[13].
PRECAUCIONES
Debido a que reposan durante el día sobre árboles y que los ejemplares con base verde oliva se camuflan perfectamente entre las hojas, conviene evitar apoyarse sobre troncos y ramas en lugares donde esta especie ha sido vista. Por sus hábitos arbóreos, las zonas de mayor riesgo de mordedura son manos, brazos, cuello y cabeza, aunque no existen registros estadísticos formales[14].

NOMBRES POPULARES DE LA BOTHRIECHIS SCHLEGELII
Algunos nombres populares que recibe: víbora de pestaña, tamagás de pestaña, pestañuda, bocaracá, toboba de pestaña, cantil de pestañas, chajbolay, víbora del árbol, carretilla, colgado, cucupal. Nombres exclusivos para color amarillo: oropel, yema de huevo, víbora amarilla.
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REFERENCIAS
[1] En Costa Rica según el Dr. Jay M. Savage, se suele llamar oropel a las color amarillo y bocaracá al resto.
[2] En Honduras el patrón amarillo es poco común, no así, por ejemplo, en Costa Rica
[3] Savage, Jay M., “The amphibians and reptiles of Costa Rica”, The University of Chicago Press, 2002, p.725
[4] Köhler, Gunther, “Reptiles de Centroamérica”, Herpeton, Verlag Elke Köhler, Offenbach, Alemania, 2003, p.295
[5] McCranie, James R., “The snakes of Honduras”, Society for the study of amphibians and reptiles, 2011, p.487
[6] Marineros, Leonel, Porras Orellana, Jorge, Espinal, Mario, Mora, José, Valdés Orellana, Leonardo, “Conociendo las serpientes venenosas de Honduras”, Heliconia Ideas y Publicaciones, Honduras, 2012, p.26
[7] McCranie, James R., Op. cit., p.491
[8] Köhler, Gunther, Op. cit., p.296
[9] Marineros, Leonel, Op. cit., p.32
[10] Marineros, Leonel, “Guía de las serpientes de Honduras”, Edición de autor auspiciada por la Dirección General de Biodiversidad (DiBio), Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente, SERNA), Tegucigalpa, Honduras, 2000, p.31
[11] Ver nuestro artículo “Bothrops asper (barba amarilla), la serpiente más temida de Centroamérica, https://pablobedrossian.com/2015/07/02/bothrops-asper-barba-amarilla-la-serpiente-mas-temida-de-centroamerica-por-pablo-r-bedrossian/, 2015
[12] Ver nuestro artículo “Micrurus nigrocinctus, la coral más famosa de Centroamérica”, https://pablobedrossian.com/2016/12/16/micrurus-nigrocinctus-la-coral-mas-comun-de-centroamerica-por-pablo-r-bedrossian/, 2016
[13] Köhler, Gunther, Op. cit., p.291
[14] Dugas, Raymond; Vásquez Almazan, Carlos Roberto; Avendaño, Chaquín; Marroquín, Marta Lidia, “Manual para la identificación, prevención y tratamiento de mordeduras de serpientes venenosas en Centro América, Volumen I: Guatemala”, Organización Panamericana de la Salud, p.36
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