CHACABUCO 855: UNA PERLA DEL MODERNISMO CATALÁN EN BUENOS AIRES (por Pablo R. Bedrossian)

Serie “GRANDES EDIFICIOS DE BUENOS AIRES”

A finales del siglo XIX y principios de siglo XX una nueva marea sacudió las artes. Se trató de un conjunto de innovadoras propuestas que recibió distintos nombres según su lugar de origen: Sezession en Austria, Jugendstil en Alemania, Art Nouveau en Francia, entre otros, englobados hoy bajo el término modernismo. Ese movimiento representaba una liberación de los patrones estéticos dominantes de la época. Proponía un nuevo ideal de belleza, asimétrico e impredecible, puesto al servicio de todos los hombres. Esta perspectiva social no debe ser ignorada porque puso al alcance de todas las personas el arte, que hasta ese entonces había sido un signo de refinamiento de las élites. Inspirado en el Art & Crafts impulsado por el inglés William Morris, el alcance del modernismo se extendió más allá de la arquitectura y la pintura para alcanzar el diseño de toda clase de objetos, en el propósito de darles valor estético a partir de la creación artesanal.

Emblemático edificio art nouveau de Jules Lavirotte, en la 29, avenue Rapp, París

Dentro de España, el movimiento se desarrolló con febril actividad en Barcelona, por lo que se lo conoce como modernismo catalán. De su vertiente arquitectónica surgió Antoni Gaudí que, como genio superador, desarrolló su propio lenguaje estético, una visión de la vida y las cosas que va más allá de todos los cánones conocidos hasta ese momento.

Casa Milà de Antoni Gaudí, Barcelona, España

EL EDIFICIO ANEXO AL CASAL DE CATALUNYA

Tiempo atrás publicamos en nuestro artículo “Gaudí en Buenos Aires: los edificios de la Avenida Rivadavia 2009 y 2031” presentando dos obras de inspiración gaudiana de Eduardo S. Rodríguez Ortega.

Palacio de Los Lirios, avenida Rivadavia 2031, Buenos Aires, por el ingeniero argentino Eduardo S. Rodríguez Ortega

Ahora presentamos otro edificio, cuya fachada también se encuentra influida por el modernismo catalán. Nos referimos al edificio anexo al Casal de Catalunya en Buenos Aires.

Casal de Cataluña en Buenos Aires, fachada neogótica catalana de 1936
El artículo “Gaudí en Buenos Aires: los edificios de la Avenida Rivadavia 2009 y 2031” puede leerse haciendo clic en https://pablobedrossian.com/2015/11/21/gaudi-en-buenos-aires-por-pablo-r-bedrossian/

Los Casals son asociaciones comunitarias que congregan a los catalanes que residen fuera de Cataluña. Reciben apoyo oficial de la Generalitat de Cataluña desde su Secretaría de Asuntos Exteriores. El de Buenos Aires es el más antiguo en el mundo.

El 12 de junio de 1886 se fundó el Centre Català en Buenos Aires que posteriormente se convirtió en el Casal de Catalunya de Buenos Aires[1]. Su actual emplazamiento, en la calle Chacabuco 875/863 entre la avenida Independencia y la calle Estados Unidos, se debe a la generosidad de don Lluís Castells y su esposa Elisa Uriburu, quienes en 1889 compraron el terreno y lo cedieron por tiempo indefinido para que se construyera allí el edificio primitivo, donde comenzaron a funcionar instituciones comunitarias[2].

UN EDIFICIO DE DOS FACHADAS

En 1909 el matrimonio Castells adquirió un terreno lindante, de siete metros de frente y sesenta y tres metros de fondo, correspondiente a Chacabuco 855. Allí decidieron construir un edificio de dos plantas y cederlo a su colectividad. Aunque no nos interesa centrarnos en el primer edificio, que es el más grande y conocido, sino en este edificio anexo, necesitamos continuar la historia para entender las preguntas que nos plantea.

Fachada del edificio de Chacabuco 855

Según el Decreto 1163/2014 del Poder Ejecutivo que declaró al Casal de Catalunya en Buenos Aires como Monumento Histórico Nacional, un año después, en 1910, se unificaron los dos edificios, tirando abajo medianeras. También de acuerdo con el mencionado decreto, en 1920 se amplió la planta alta quedando la fachada del Casal como en la actualidad[3].

Sin embargo, según un artículo que Sergio Kierman publicó en el suplemento m2 del diario Página12, las reformas no tuvieron lugar en 1910 ni en 1920, como dice el decreto, sino en 1936, coincidiendo con el cincuentenario de la institución[4]. Además, incluyeron la remodelación total de la fachada del edificio principal y de los accesos. Resumiendo, ambos edificios fueron unidos por dentro, formando un único complejo interior con dos fachadas. Por lo que hemos podido averiguar, el proceso de transformación se había iniciado en 1828 y tomó varios años. Las obras pudieron completarse gracias al mecenazgo del Sr. Ferrán Fontana. 1936 es la fecha aceptada y reconocida de la reinauguración del edificio.

Nótese que el Casal cuenta con más de 5,000 m2 donde se distribuyen varias dependencias, como el Teatro Margarita Xirgu, el Salón Blanco, la Sala Gaudí (dedicada a exposiciones, conferencias y juegos de salón), otras salas, oficinas administrativas y hasta un restaurante. La escalera de honor es sencillamente espectacular.

EL EDIFICIO DE CHACABUCO 855: EL MODERNISMO CATALÁN DICE PRESENTE

Mientras el edificio original adoptó el estilo neogótico catalán, la fachada del anexo muestra la belleza propia del modernismo. En ella se percibe la innegable influencia del brillante arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner; sin embargo, numerosos detalles también evocan al genial Antoni Gaudí.

Le pedí al arquitecto catalán Antonio Lora Rubio, profundo estudioso del modernismo, que comentara sucintamente esta fachada: “Evidentemente Gaudí no estuvo en Buenos Aires, pero sí su legado, su estilo mediterráneo, lleno de luz, su geométrica y su religiosidad. En esa fachada el arquitecto remarca el balcón central, acentuando con cerámica de colores en la parte superior, muy típico del carácter religioso de Gaudí, y una simétrica escalonada de su coronación le da la solemnidad con el escudo. Aunque es una construcción pequeña, se ven elementos modernistas simples, pero prácticos y resolutivos, igual que el ideario de Gaudí; cuando le preguntaban por su estilo, él contestaba que sólo se dedicaba a imitar la geometría de la naturaleza: simple, práctica y resolutiva, pero sin perder la belleza”.

Aunque por dentro forma parte del complejo -aloja la Biblioteca Pompeu Fabra-, la fachada del edificio de Chacabuco 855 tiene una identidad propia que lo hace único.

LA RESTAURACIÓN DE LA FACHADA

Un detalle interesante lo extraemos de la misma nota de Sergio Kierman: además de documentar la cuidadosa restauración del edificio en 2005 a cargo de los arquitectos Fernando Mosquera y Pablo Ojeda, detalla en forma específica la de la fachada de Chacabuco 855. Su descripción es muy completa: menciona grietas en su coronamiento, daños en el balcón de tres ventanas y roturas en los ornamentos que obligaron a los restauradores Laura Basterrechea y Alberto González, una vez consolidado el muro con llaves empotradas, “a hacer moldes y reconstruir motivos, a la vez que limpiaban y lavaban”.

La nota también revela sorpresas: “sus muros laterales alguna vez fueron azules, con una base de cobalto que se destiñó con los años hasta desaparecer… sus mosaicos, que vistos desde la calle parecían simples azulejos o mayólicas, resultaron ser vidrios. Las superficies en oro estaban compuestas por teselas que eran un sandwich de vidrios y oro, imposibles de reproducir”. Gracias al minucioso trabajo de los restauradores el anexo recuperó el esplendor original de sus detalles.

ACERCA DE LOS CONSTRUCTORES

Los nombres de sus constructores, R. Pauli y J. Coll, aparecen grabados en el frente del edificio de Chacabuco 855.

Prácticamente no sabemos nada de ellos. Las únicas referencias a “R. Pauli y J. Coll” las encontramos en un Anuario Kraft de 1913 donde son mencionados como “empresa constructora de obras”[5]. Una de las citas se acompaña con la dirección Chacabuco 822, en la misma cuadra del Casal pero de la mano de enfrente. Inmediatamente debajo, se habla de “Paulik y J. Coll”, acaso un error tipográfico pues más adelante se menciona a “Paulik y J. Coll” como “constructor de obras” (sic)[6], junto a la dirección José Mármol 772[7]. Al momento de escribir este artículo hay allí un taller mecánico y la puerta de ingreso a una vivienda muy sencilla que parece construida varias décadas después.

En ningún momento aparece el primer nombre de R. Pauli, pero sí aparece el de Jaime Coll[8], constructor, con la misma dirección de Chacabuco 822[9]. En ese sitio hay actualmente un edificio de departamentos y en el 824/28 una casa antigua sin identificación de sus constructores.

El ENIGMA DE LA FACHADA

Aún más incierto es el nombre del arquitecto que diseñó el bellísimo frente del edificio de Chacabuco 855.

En la fachada del edificio principal remodelado en 1936 aparecen dos inscripciones: una que dice “Carrizo Rueda y Devito Constructores” y otra que indica que Julián García Núñez y Eugenio Campllonch fueron los arquitectos. Esto agrega confusión pues no determina el rol que cumplió cada uno.

La información en los libros suele ser confusa o carece de evidencias que la fundamenten. Por ejemplo, la “Guía Patrimonio Cultural de Buenos Aires 1 – Edificios, Sitios, Paisajes” atribuye la “remodelación 1928/1936” a Eugenio Campllonch y Julián García Núñez[10] sin establecer la contribución individual de los arquitectos.

Otro ejemplo se encuentra en el magnífico libro visual “Art Nouveau in Buenos Aires – A Love Story” de Anat Meidan que adjudica la fachada de Chacabuco 855 a Julián García Nuñez sin ninguna explicación[11].

Uno de los volúmenes del IPU (Inventario de Patrimonio Urbano) dedicado a San Telmo, solo dice “Remodelación: Eugenio Campelonch, arq. Pauli y Coll, empresa constructora”[12] sin mencionar a García Núñez.

Supuestamente El Decreto 1163/2014 del Poder Ejecutivo, citado anteriormente, debería ser una fuente fidedigna, pues declaró al Casal de Catalunya en Buenos Aires como Monumento Histórico Nacional. Allí se lee: “en el año 1910 se unifican ambos edificios estando la obra a cargo del arquitecto catalán Eugeni Campllonch y del arquitecto argentino Julián García Núñez… “

En vista del caos imperante, decidimos ir a la fuente. Elevamos la consulta al Casal de Catalunya en Buenos Aires cuya lacónica respuesta, enviada por don Javier López Granda a quien mucho agradecemos, comparte nuestra perplejidad “lamentablemente los datos que tenemos son aproximadamente los mismos que usted dispone”[13].

QUÉ PODEMOS SABER

En primer lugar, el arquitecto catalán Eugeni Campllonch i Parés había emigrado a la Argentina en 1910[14], así que definitivamente no podemos atribuirle el diseño sin caer en un anacronismo. Sí le corresponden la espléndida reforma al interior del edificio y la fachada neogótica que adquirió el edificio principal en 1936.

En segundo lugar, el arquitecto modernista argentino Julián García Nuñez se había formado en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona bajo de dirección del arquitecto Lluís Doménech i Montaner quien influyó poderosamente en su estilo. Además, coincidió con el apogeo de Gaudí. García Nuñez regresó a la Argentina en 1903; desde ese año hasta 1915 produjo obras con la impronta del modernismo catalán, entre ellas el viejo edificio del Hospital Español de Buenos Aires (1906) y el famoso edificio de Chacabuco 78 (1910). Luego, la influencia de otra vertiente del modernismo, la Sezession vienesa, impactó en sus diseños[15]. Para nuestros fines, un dato relevante es que abandonó la profesión en 1931[16].

Finalmente, sabemos que Eugeni Campllonch y Julián García Núñez eran amigos. Cuenta Florencia Barcina en un trabajo de investigación dedicado a Eugeni Campllonch: “Sabemos por relatos de Julián Bosch, nieto de García Núñez, que el matrimonio Campllonch siempre estaba presente en las reuniones y fiestas de cumpleaños de su familia y que ambos arquitectos cultivaban una fuerte amistad”[17].

Por todo lo expuesto, aunque es imposible hacer afirmaciones definitivas, es probable que la fachada de Chacabuco 855 del año 1909 sea creación de Julián García Núñez y que Eugenio Campllonch haya sido el responsable de la gran reforma de 1936. Además, es difícil que García Núñez haya participado en ella debido a la fecha de su temprano retiro.

Siempre en el plano de las conjeturas, adhiero a lo expresado por Florencia Barcina en su investigación: “podemos pensar que la firma conjunta fue una elección de los dos amigos para unificar sus obras y unir sus nombres en la fachada de una institución muy especial para ambos. Esta teoría parece estar abonada por el hecho de que la fachada de 1936 tiene muchas coincidencias con la obra de Campllonch de principios de siglo. El neogótico elegido, la composición simétrica con el alero central cubriendo la loggia y las dos torres laterales, recuerdan mucho a una de las fachadas de la Casa Vidal Folquet de Villafranca y a la Casa Franquesa de Girona, si bien con mucha más ornamentación de carácter alegórico y una presencia de mayor seriedad dado su carácter institucional”[18].

Permanece el misterio de la autoría, pero, mucho más importante, aún perdura la belleza de ese pedacito de Cataluña en el corazón de Buenos Aires.

© Pablo R. Bedrossian, 2020. Todos los derechos reservados.


AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a Alejandro Machado por la valiosa información que me compartió y las acertadas observaciones que, incluso, me llevaron a modificar el título del presente artículo. Recomiendo visitar su blog “Arq. Julián García Núñez: Catálogo on line de sus obras” que se encuentra en http://juliangarcianuniez.blogspot.com/2009/10/indepedencia-2442-50-casa-propia-de.html

También quiero hacer extensiva mi gratitud al joven y brillante arquitecto catalán Antonio Lora Rubio quien ha hecho una exhaustiva investigación de casas modernistas en su país (aún no publicada) y ha dado recientemente conferencias en la Universidad de Oviedo, España y en la Universidad de San Antonio Abad, Cusco, Perú sobre casas de indianos.


REFERENCIAS

[1] “Comunidades Catalanas en América Latina”, Agencia INCAT, 7/11/2013, https://web.archive.org/web/20141019203948/http://www.agenciaincat.la/?page_id=705

[2] “Institucional – Sobre el casal”, Casal de Catalunya, Buenos Aires, Argentina http://www.casal.org.ar/es/sobre-el-casal/institucional/

[3] Decreto 1163/2014 “Monumentos Históricos Nacionales y Bienes de Interés Histórico Artístico”, Poder Ejecutivo Nacional, República Argentina, 22/7/2014 https://web.archive.org/web/20141025220404/http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/230000-234999/232823/norma.htm

[4] Kierman, Sergio, “La vuelta del casal”, m2, Diario Página12, 20/08/2005, https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/m2/10-761-2005-08-20.html

[5] “Anuario Kraft”, Guillermo Kraft Ltda., Volumen 1, 1º de enero de 1913, p.770, 1667

[6] “Anuario Kraft”, 1913, p.1790

[7] “Anuario Kraft”, p.1137

[8] Hay un Ing. Jaime Coll, recordado por una calle en Bragado, fundador de la empresa Acerbrag, fallecido en 1986. Desconocemos si es descendiente del constructor, 

[9] “Anuario Kraft”, Guillermo Kraft Ltda., Volumen 1, 1º de enero de 1913, p.566

[10] Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico, “Guía Patrimonio Cultural de Buenos Aires 1 – Edificios, Sitios, Paisajes”, 2008, p.82

[11] Meidan, Anat, “Art Nouveau in Buenos Aires – A Love Story”, Ediciones Polígrafa, 2016, p.8,9,124,125

[12] Aslan, Liliana; Joselevich, Irene; Novoa, Graciela, Saiegh, Diana; Santaló, Alicia; “Buenos Aires: San Telmo 1580-1970”, IPU (Inventario de Patrimonio Urbano), Edición de Autor con patrocinios varios, 1992, p.66,67. El apellido Campllonch aparece tal cual transcribimos, Campelonch

[13] Mail recibido el 9 de marzo de 2020.

[14] Barcina, Florencia; Op. cit., p.17

[15] Liemur, Jorge Francisco y Aliata, Fernando, Diccionario de Arquitectura en la Argentina, Clarín – Arquitectura, Buenos Aires, Argentina, Tomo e/h, 2004, p.109,110

[16] Liemur, Jorge Francisco y Aliata, Fernando, Op. cit., p.112

[17] Barcina, Florencia, “Eugeni Campllonch i Parés: el arquitecto que desaparece”, Cataluña y Argentina, vínculos en el arte y la arquitectura, Documentos de Trabajo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo Grupo de Investigación de Arquitecturas Hispánicas (GIAH), Universidad de Belgrano, Nº 312, mayo 2016, p.19

[18] Barcina, Florencia, Op. cit.,p.19,20


CRÉDITOS MULTIMEDIA

Todas las fotografías fueron tomadas por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos

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