EL PALACIO DASSEN, EL EDIFICIO DE LA ASOCIACIÓN ARGENTINA DE ACTORES (por Pablo R. Bedrossian)

Serie GRANDES EDIFICIOS DE BUENOS AIRES

Con una espectacular torre creada como observatorio astronómico, el Palacio Dassen es una de las joyas del barrio de Monserrat. Ocupa el predio de Alsina 1762, a pasos del Congreso de la Nación, y desde 1983 es sede de la Asociación Argentina de Actores.

Su nombre proviene del matemático Claro Cornelio Dassen quien en 1914 diseñó esta mansión junto al famoso arquitecto noruego Alejandro Christophersen. Con un frente de solo 7,7 metros y un solar de 423 m2 de superficie, los creadores utilizaron todo su ingenio para levantar un edificio cuya altura alcanza unos 60 metros en 6 niveles: tres del propio cuerpo y otros tres de la torre. Para ello se sirvieron de una novedosa técnica para la época, el hormigón armado.

El diseño es ecléctico, con elementos academicistas (lo que conocemos como estilo beaux arts) en la parte inferior y art nouveau en la torre. Además, si pasa por allí, no deje de observar el imponente balcón del primer piso.

LA TORRE OBSERVATORIO

El principal atractivo del Palacio Dassen es la torre observatorio: sobre un tambor circular rodeado por un bello balcón se asienta un doble mirador de 360º, rematado por una cúpula semiesférica[1] con un mástil en su centro con aspecto de pararrayos. Hemos leído que se accede al último nivel mediante una escalera de 365 peldaños, pero no poseemos evidencia documental ni testimonial que lo confirme.

Originalmente desde lo alto se disponía una visión panorámica de la ciudad, pero la falta de ordenamiento urbanístico permitió la construcción de edificios que bloquearon las vistas al este y al oeste.

LA HISTORIA

Nos ha sido muy difícil obtener información del Palacio Dassen. Baste decir que el libro dedicado al barrio de Monserrat del Inventario de Patrimonio Urbano (IPU) de la Ciudad de Buenos Aires sorprendentemente no lo incluye[2].  

Originalmente funcionó como residencia particular con un local comercial en la planta baja dedicado a la venta de automóviles. Posteriormente alojó oficinas de la Secretaría de Trabajo y en los ’60 funcionó allí una pequeña empresa textil[3]. Desde 1983 es sede de la Asociación Argentina de Actores. Fue declarado “Monumento Histórico-Artístico Nacional» por la Ley 25.176, sancionada el 22 de septiembre de 1999[4].

EL INTERIOR

Gracias a una magnífica lucerna, el alto hall central del primer piso adquiere una magnífica luminosidad.

Además, posee un bellísimo mural de Raúl Soldi (1905-1994) titulado “Alegoría”. Se trata de un enorme óleo sobre lienzo de 5 metros de ancho por 2 metros de largo.

Soldi es muy recordado por su pintura “Alegoría a la música, al canto y al baile” que ornamenta la cúpula del Teatro Colón. Su pintura en el Palacio Dassen está consgrada a las artes escénicas

LOS CREADORES

Alejandro Christophersen (1866-1946) nació en Cádiz; sin embargo, era de nacionalidad noruega porque su padre cumplía funciones diplomáticas para el país escandinavo ante la corte española. Como arquitecto se formó en Bruselas, trabajó en París y en 1887 se trasladó a Uruguay desde donde llego a la Argentina. Es famoso por la extraordinaria cantidad y variedad de obras que realizó en Buenos Aires, tales como el Palacio San Martín (ex Palacio Anchorena), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Basílica Santuario de Santa Rosa de Lima y la Iglesia Ortodoxa Rusa de Buenos Aires, entre muchas otras. Fue una personalidad pública muy importante en su tiempo.

Claro Cornelio Dassen (1873-1941) fue un brillante matemático que dedicó su vida a la docencia. Experto en geometría, obtuvo un doctorado en ciencias físicas y matemáticas. Entre sus muchos méritos está el diseño en colaboración con Christophersen del edificio que lleva su nombre.

EL NIÑO EN EL OBSERVATORIO

Los hechos que voy a relatar me los refirió un descendiente de los dueños de casa, que en aquel entonces -mediados de los años ’30- ocupaban todo el Palacio Dassen a excepción del local de la planta baja.

Era una ocasión especial. La familia envío una invitación a algunos amigos para observar un eclipse de luna sobre el cual había mucha expectativa en toda la ciudad. En total unas diez personas subieron al mirador y se turnaron para ver en un telescopio el extraordinario fenómeno que convirtió a la luna en un círculo rojo. Entre los presentes había un doctor de esos que usaban saco y moñito que había asistido con su pequeño hijo de unos diez años. Ni bien culminó el evento, alguien avisó que el champagne estaba listo, de modo que todos descendieron raudamente sin darse cuenta que el niño aún continuaba fascinado frente al telescopio.

Tras el brindis, el padre, que había tomado un par de copas de más, se despidió muy agradecido y emprendió el regreso. Arribó a su casa cerca de las dos de la mañana; la somnolienta esposa al verlo solo le preguntó por el niño. El hombre se desfiguró. Lo había olvidado por completo. Presa de la desesperación le pidió a la esposa que se vistiera y lo acompañara a buscarlo. Mientras ella se cambiaba y pese al elevado nivel de alcoholemia, repasó mentalmente el camino de regreso, preguntándose dónde lo habría perdido. Llegó a la conclusión que debió ser en el Palacio Dassen.

Al llegar tocaron el timbre con insistencia hasta que un ama de llaves en ropa de cama los atendió. Le explicaron lo sucedido, pero la mujer les dijo que ya se habían ido todos los invitados y que los anfitriones estaban durmiendo. Sin embargo, la madre insistió:

– Quizás se haya quedado en el observatorio. Él también es muy distraído, como mi marido. ¡Por favor, vayamos allí!

La mujer accedió y al subir encontraron al niño mirando las estrellas a través del telescopio.

– ¡Hijo! -le dijo el padre mientras lo abrazaba- ¿por qué no bajaste con nosotros?

– Apenas pude ver el cielo cuando estaban Uds. Así que aproveché cuando se fueron… ¿Por qué? ¿Pasó algo?

El niño no se había dado cuenta del paso del tiempo, ni que todos habían partido. Sintió que todo el universo estaba disponible para él. Quizás no haga falta aclarar que con los años se convirtió en uno de los astrónomos más importantes del país, pero sí mencionar que una tarde olvidó en el zoológico a uno de sus hijos que años después se destacó como veterinario.

© Pablo R. Bedrossian, 2021. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] Zakim, Néstor J., “Cúpulas, remates y miradores de Buenos Aires”, Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2015, p.59

[2] Aslan, Liliana; Joselevich, Irene; Novoa, Graciela; Saiegh, Diana; Santaló, Alicia, “Buenos Aires Monserrat 1580-1970”, IPU (Inventario de Patrimonio Urbano), Buenos Aires, 1992, p.30,31,36

[3] Kirbus, Federico y Marlú, “Cúpulas de Buenos Aires – Las más bellas alturas porteñas”, Distal, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, p.45

[4] Ley 25.176, Monumentos y Lugares Históricos, Infoleg, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Presidencia de la Nación Argentina, http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/60000-64999/60767/norma.htm


CRÉDITOS MULTIMEDIA

Todas las fotos fueron tomadas por el autor y a él le pertenecen todos sus derechos.

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