LA BIENAL DE VENECIA 2019: EL ARTE COMO ESPEJO DE LA REALIDAD (por Pablo R. Bedrossian)

La Bienal de Venecia es la exposición internacional de arte más grande del mundo. Cada dos años se expone una selección de obras creadas por artistas de diversos continentes. Recorrerla toma mínimamente seis horas. Se distribuye en dos grandes áreas: el Arsenale, que fueron los enormes astilleros de la antigua república veneciana, y los Giardini, bellísimos jardines en el extremo oriental de la ciudad, ambos en el sestieri (barrio) de Castello. Allí, en pabellones por país, los visitantes pueden observar las piezas expuestas.

En 2019 la Bienal se desarrolló bajo el lema en inglés “May you live in interesting times”, que traducido significa “Que vivas en tiempos interesantes”, una forma de replantear o, como se dice ahora, resignificar la época que nos toca vivir.

Desde el punto de vista estético, la expo mostró una asombrosa pobreza. Leonardo y Miguel Ángel se revolcarían en sus tumbas si supieran que estas obras supuestamente constituyen la vanguardia creativa del siglo XXI. Pero no nos vayamos tan lejos, creo que Picasso o Dalí vomitarían si -reitero- usáramos como referencia la belleza.

Sin embargo, hace tiempo que el arte se desprendió de ese canon. En realidad, la Bienal de Venecia 2019 es un espejo del mundo en que vivimos, esos interesting times. En nuestra opinión, la exposición refleja el sufrimiento, la vanidad y la decepción que muchas personas sienten ante la existencia; un mundo donde necesidades básicas como el amor y la paz interior quieren resolverse mediante la tecnología y en el que las celebridades se proponen como los modelos a seguir. En ese sentido, la sofisticación termina siendo pura banalidad, tanto en las obras expuestas como en los seres humanos, quizás como resultado de una búsqueda infructuosa de diferenciarse y encontrar una identidad propia.

De todos modos, y aunque crisis es una palabra gastada, en las obras hay muy poca reflexión acerca de problemas que hoy están en la vidriera como el cambio climático o la igualdad de género. Las creaciones -mayormente esculturas- son más bien introspectivas y no de dimensión social.

Presentamos aquí algunas de las obras que más atrajeron nuestra atención, obviando compartir algunas que es preferible no recordar.

1. «Pathos and the twilight of the idle» de Michael Armitage (nacido en Kenya en 1984)

2. “Eskalation” de Alexandra Bircken (nacida en Alemania en 1967), una visión distópica de cómo podría ser el fin de la humanidad.

3. “Life after Bob: First Track” de Ian Cheng (nacido en Estados Unidos en 1984), un preámbulo de Bob (Bag of Beliefs), una curiosa obra de naturaleza tecnológica del mismo creador.

“One eye, too many”, de Rosemarie Trockel (nacida en Alemania en 1952)

5. “Corners of TaJama 1#” de Yu Ji, (nacida en la República Popular China en 1985)

6. “Container” de Ulrike Müller (nacida en Austria en 1971)

LA MEJOR OBRA ESTÁ EMPLAZADA EN EL ARSENALE Y, SIN EMBARGO, NO ES PARTE DE LA MUESTRA

Nuestra crítica a la Bienal 2019 como espejo ligth de la realidad no es extensiva a todo el arte actual. Hemos publicado notas sobre Ron Mueck, Stephan Balkenhol, Mauro Corda, Emily Young, Katharina Fristch, Antonio Azzato, entre otros, a quienes admiramos. Uno de estos talentosos artistas contemporáneos, Lorenzo Quinn, cuyas obras fueron rechazadas en la Bienal 2017, ha producido un verdadero impacto con “Construyendo Puentes”. Son seis enormes pares de manos que se cruzan, se unen y se encuentran sobre una piscina rectangular en el mismo sitio donde se desarrolló la Bienal.  “Construyendo Puentes” tiene un mensaje ético centrado, según el autor, en seis valores humanos universales: Amistad, Ayuda, Fe, Sabiduría, Esperanza y reuniendo a todos, Amor. Cuánta falta hace recuperarlos en una humanidad donde la confrontación parece haberse convertido en el estilo de vida.

Puede leer más sobre “Construyendo Puentes” en https://pablobedrossian.com/2019/10/31/construyendo-puentes-las-manos-de-lorenzo-quinn-por-pablo-r-bedrossian/

“EL HOMBRE QUE MIDE LAS NUBES»

Simultáneamente a las obras instaladas en el Arsenale y en los Giardini, hay muestras paralelas que embellecen diversos sitios de la ciudad. Una de ellas corresponde a una obra muy curiosa que durante los meses de la Bienal 2019 pudo observarse desde el Puente de la Academia, uno de los tres que cruzan el Gran Canal. Nos referimos a “El hombre que mide las nubes”, creada por el belga Jan Fabre. Es una pieza en bronce, sílice y pan de oro de 9 metros de altura, si incluimos su base.

Según su creador, la obra puede interpretarse como “metáfora para el artista que intenta capturar lo imposible en su trabajo”. En lo personal, creemos que esa intención vale para todos los seres humanos: trabajar por hacer realidad aquellos sueños que nos emocionan o desafían, pero parecen utópicos o irrealizables.

Puede leer más sobre “El hombre que mide las nubes” en https://pablobedrossian.com/2019/11/25/el-hombre-que-mide-las-nubes-de-jan-fabre-por-pablo-r-bedrossian/

© Pablo R. Bedrossian, 2020. Todos los derechos reservados.


BONUS: FRAGMENTOS DE DOS DE LAS OBRAS EXPUESTAS EN VIDEO


CRÉDITOS MULTIMEDIA

Todas las fotografías y videos fueron tomados por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos.

1 Comment

  1. NO HE TENIDO LA SUERTE DE PODER HABER VISTO LA BIENAL 2019. NO OBSTANTE ENTIENDO POR HABER VISTO UNA SOLA IN SITU, QUE L CALIDAD DE LO EXPUESTO ES CADA VEZ MÁS DEPRIMENTE PENSANDO EN EL ARTE COMO SUMUM DE LA BELLEZA N CUALQUIER ÉPOCA.

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