Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO
“Atlas” es un libro extraño, que no parece haber nacido de la imaginación del escritor argentino sino más bien de sus editores y amigos. De algún modo, Borges lo reconoce en el prólogo, cuando señala “dos (causas) inequívocas” para la publicación: “La primera se llama Alberto Girri. En el grato decurso de nuestra residencia en la tierra, María Kodama y yo hemos recorrido y saboreado muchas regiones, que sugirieron muchas fotografías y muchos textos. Enrique Pezzoni, la segunda causa, las vio; Girri observó que podrían entretejerse en un libro, sabiamente caótico. He aquí ese libro”[1]. “Atlas” se publicó en 1984. Borges era ya muy anciano -había nacido en 1899- y fue su anteúltimo libro, pues al año siguiente presentó “Los Conjurados”.
Borges mismo introduce el contenido: “no consta de una serie de textos ilustrados por fotografías o de una serie de fotografías explicadas por un epígrafe. Cada título abarca una unidad, hecha de imágenes y de palabras. María Kodama y yo hemos compartido con alegría y con asombro el hallazgo de sonidos, de idiomas, de crepúsculos, de ciudades, de jardines y de personas, siempre distintas y únicas. Estas páginas querrían ser monumentos de esa larga aventura que prosigue”[2].
Paradójicamente el libro contiene fotografías que el autor nunca observó. Su aporte a esa “unidad hecha de imágenes y de palabras” es literaria. Tal como la propia palabra lo dice, el resto es imaginación. La obra incluye varios textos breves de corte minimalista, con frases donde está limado todo barroquismo[3], y unos pocos poemas alusivos a las fotografías o, más bien, a los lugares u objetos que presentan. Nuestros relatos preferidos son oníricos: “Un sueño en Alemania” y el brevísimo “1983”; en poesía, “Los dones” y “Piedras y Chile”. En cuanto al valor literario de la obra, creemos que es útil preguntarse qué hubiera cambiado si Borges no hubiera escrito este libro. Cada lector tendrá su propia respuesta.
UNA ANÉCDOTA PERSONAL SOBRE “ATLAS”
En 1984 conseguí una 2ª edición de “Borges Veinticinco Agosto 1983 y otros cuentos” de Ediciones Siruela. Era un libro magnífico que incluía los cuentos “Veinticinco agosto, 1983”, “La rosa de Paracelso”, “Los tigres azules” y “Utopía de un hombre que está cansado”, la entrevista “Borges igual a sí mismo” realizada por María Ester Vázquez, una cronología biográfica del escritor[4] y también una bibliografía. Salvo el último cuento, que estaba en la colección de relatos “El libro de arena”, los otros textos eran nuevos para mí. Tanto la calidad de la edición como la literaria me entusiasmaron. En “La rosa de Paracelso” y sobre todo en “Los tigres azules” me reencontré con el Borges de “Ficciones” y “El Aleph”, el mismo Borges del cuento “El Libro de Arena”. Por eso cuando supe del lanzamiento de “Atlas” me ilusioné. Siempre creí que la edad no era óbice para la creación de una gran obra.
Cuando llegué a la librería, en la primera mesa estaba “Atlas” con Borges y María Kodama subidos a un globo aerostático en la sobrecubierta. De curioso diseño cuadrado, muy bien encuadernada y con fotos en color, la primera edición por Editorial Sudamericana resultó tener un precio que superaba mis posibilidades. Tampoco me entusiasmó lo poco que leí, que me hizo acordar lejanamente a “El Hacedor”, un libro que no forma parte de mis volúmenes borgeanos preferidos. Entonces, decidí esperar.
Fue una espera demasiado larga porque recién en 1999 volví a pensar en el libro. Curioseando en una librería de Buenos Aires hallé una edición pequeña, de tapa dura, con una caricatura de Borges con su bastón recostado sobre una esfera armilar en la portada. Realizada por Lumen para su colección Pocas Palabras, contiene, desde luego, las fotos de la publicación original, pero diminutas y en blanco y negro. Lo compré. Fue para mí una especie de premio consuelo.
En 2008 hurgando en una vieja librería de la avenida Corrientes encontré otra edición de “Atlas”, mucho más vistosa y de mayor tamaño que la anterior, con una portada negra donde en un pequeño recuadro reaparecían Borges y María Kodama en el globo aerostático. Lanzada por Emecé ese mismo año, con tapa blanda y fotos en algunos casos de mayor tamaño y mejor definición que las de la publicación original, fue la ocasión perfecta para llevarla, releer la obra y disfrutar sus textos. La foto a doble página de Borges con María Kodama en el Café Florian de Venecia, en esta ocasión intercalada entre otros textos, es una de las más hermosas que he visto del gran escritor argentino.
Once años después, de nueva visita por mi Buenos Aires querido, obtuve el premio mayor. Caminando por la Avenida de Mayo, muy cerca del histórico Café Tortoni, visité la librería “El túnel de Buenos Aires”, situada en la planta baja del Palacio Vera. En ese paraíso con forma de biblioteca[5] encontré nada menos que una primera edición de “Atlas” firmada por Borges. Pregunté el precio y, sin dudar, lo compré.
© Pablo R. Bedrossian, 2022. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Borges, Jorge Luis en colaboración con Kodama, María, “Atlas”, Editorial Sudamericana, 1984, 1ª Edición, p.7
[2] Borges, Jorge Luis, “Atlas”, p.7
[3] Borges escribió en el prólogo a “El otro, el mismo”, uno de sus libros de poemas “Es curiosa la suerte del escritor. Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad”, Borges, Jorge Luis, “Obra Poética 1923-1977”, Emecé Editores, p.167
[4] La entrevista está incluida en “Borges, sus y días y su tiempo”, Vázquez, María Esther, Javier Vergara Editor, 1984, dentro de la sección Conversaciones, en el Capítulo I, titulado “La Vida”, p.39-73. La edición de Siruela incluye una respuesta más de Borges a una pregunta adicional “¿Qué es para Ud. el mundo?”
[5] Borges escribe en su “Poema de los Dones”, incluido en su libro “El Hacedor” los versos “yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”, Borges, Jorge Luis, “Obra Poética”, p.114