El arte sucede: nos sorprende al escuchar una sinfonía, al contemplar una escena en el teatro o al admirar una pintura. Es algo que no se piensa: se siente. Por eso, un verdadero artista nos conduce desde donde estábamos a un lugar que no conocíamos. Un cabal ejemplo es el pintor hondureño Antonio Vinciguerra; es difícil observar una obra suya sin conmoverse. Sus pinturas son como un viaje donde se revelan riquísimos elementos, de los que deseo destacar tres.

Comienzo por la identidad nacional. En sus obras aparecen representados los aspectos más sobresalientes de la cultura hondureña, pero también detalles poco conocidos. Tal es el caso de una representación de K’inich Yax K’uk’ Mo’, fundador de la dinastía real de Copán. Pocos saben que en el museo de arqueología maya que se encuentra frente al parque central de Copán Ruinas hay una bella pieza de alfarería donde este personaje es representado con aros alrededor de los ojos, como si fueran nuestros modernos anteojos. Esa peculiaridad no pasó inadvertida a los ojos del artista quien fielmente reprodujo la imagen en el mural del nuevo edificio de UNITEC. Ese minucioso interés que lo caracteriza demuestra la importancia que le otorga a la historia de su pueblo.

Un segundo aspecto es su preocupación social. No solo ha trabajado para poner las artes plásticas al alcance de todos, sino que también ha plasmado ese mismo propósito en sus pinturas. Los murales con los cuales embellece la Universidad de San Pedro Sula (USAP) o el Supermercado La Colonia de El Pedregal son en sí mismos un mensaje para todas las personas. Sus imponentes dimensiones potencian su contenido, comprensible para un analfabeto como para el hombre más ilustrado. Creo que la elección del muralismo -que desde los mexicanos Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros es entendido como una suerte de tribuna gráfica de alcance popular- no es casual. El arte de Antonio Vinciguerra no es para las élites: es para cada persona sin distinción económica, educativa o religiosa.

Aún sabiendo que dejo fuera importantísimos aspectos de su obra, deseo mencionar uno más: el mensaje positivo. Son imágenes que nos transportan en el tiempo y nos hacen creer que una Honduras mejor es posible. No se centra en la crítica o en la denuncia, lo cual sería caer en el oportunismo o el facilismo, sino en los valores que pueden devolver la grandeza a su amada nación.

No es por casualidad que las obras de Antonio Vinciguerra han traspasado las fronteras y han sido expuestas en países del Primer Mundo, como Italia o los Estados Unidos. Sus creaciones no tienen la impronta light de la posmodernidad, ni sus pinturas pueden verse en un instante: hay que recorrerlas para ir descubriendo lo que hay en ellas. Esto se debe a que el suyo es un arte que abre caminos y a la vez invita a recorrerlos.
© Pablo R. Bedrossian, 2019. Todos los derechos reservados.
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Muchas gracias por publicar articulos sobre personalidades que engrandecen a Honduras. Fuè mi deleite conocer un poco más de la vida de este destacado artista plástico.