Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO
Según Borges, cuando Edgar Allan Poe creó el género policial engendró al mismo tiempo un tipo de lector, que trata de encontrar en el texto señales que develan un misterio[1]. Este proceso deductivo es parte de una tácita complicidad entre el autor, que va dejando hilos sueltos, y ese lector, que debe unirlos.
Como ya hemos escrito, en este tipo de intrigas prima la economía del relato, donde “nada sobra y nada falta”. Por lo tanto, ningún detalle queda librado a la casualidad. Lo que parece una descripción banal termina siendo una mención calculada del escritor, cuyo verdadero significado se revela en otro momento de la historia.[2].
Dentro del género policial, los crímenes seriales han propiciado una vuelta de tuerca: se trata de descubrir el patrón que sigue el asesino. El desafío para el lector es identificar cómo se forma la cadena para atrapar al homicida justo antes que agregue su próximo eslabón. Esto excede la literatura y se ha vuelto común en el cine, como en el caso de Murder 101 (que a la vez parodia cómo se escribe una buena novela policial) o Seven (que en países de habla hispana se tituló Pecados capitales). Estos relatos se enfocan en la presunta psicología del criminal que lo lleva a actuar inexorablemente de un determinado modo.
Precisamente, “Crímenes imperceptibles”, la novela del escritor argentino Guillermo Martínez plantea hechos que el protagonista con la ayuda de un experto intenta concatenar. Se trata de una sucesión de muertes que parecen naturales, pero son puestas bajo sospecha por un entorno plagado de rencor y vanidad.
Traducida a 35 idiomas y llevada al cine bajo el nombre de Los crímenes de Oxford, contiene elementos autobiográficos, pues el escritor, tal como el personaje principal, es un matemático argentino que ha viajado como becario a Inglaterra, donde transcurren los hechos. Ese sesgo matemático tan proclive a encontrar patrones, como el John Nash retratado en A beautiful mind (la película Una mente brillante), es el paradigma bajo el cual se construye el relato.
Como leí en la introducción de la edición de Planeta, en un relato policial hay dos historias: la del crimen y la de la investigación; dicho de otro modo, la del asesino y la de su perseguidor. Sin embargo, aunque los indicios nos sugieren cómo sucedieron los hechos, tal como Kühn atribuye de los científicos[3], a veces vemos sólo lo que queremos ver. No quiero contarle más; paso a dejar el misterio en sus manos. Lea “Crímenes imperceptibles” y después me cuenta.
© Pablo R. Bedrossian, 2017. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Borges, Jorge Luis, “Borges Oral”, Emecé Editores / Editorial de Belgrano, Buenos Aires, Argentina, 1979, p.66
[2] Bedrossian, Pablo, “Vemos lo que leemos – Breve ensayo acerca de la novela de intriga”, https://pablobedrossian.wordpress.com/2014/03/21/vemos-lo-que-leemos-breve-ensayo-acerca-de-la-novela-de-intriga-por-pablo-r-bedrossian/ 2014
[3] Kühn, Thomas S., “La estructura de las revoluciones científicas”, Primera edición en inglés, 1962, Primera edición en español (Fondo de Cultura Económica, México), 1971, Octava reimpresión (FCE, Argentina), 2004, p.26
PARA LOS AMANTES DEL GÉNERO POLICIAL Y LAS NOVELAS DE INTRIGA
Si desea leer más sobre el tema, lo invitamos a leer