Sin embargo, en cierta medida, el arte también puede ser aprendido. Es como recibir un diamante en bruto. La tarea del artista es tallarlo para proveerle ese fulgurante brillo misterioso y cautivador. Entonces, centrémonos en el momento en que debemos trabajar la inspiración que hemos recibido, y convertirnos en actores y protagonistas.
La música, como todo arte, es una forma de expresión. Uno saca afuera lo que tiene adentro. Como expresión se integra al proceso de comunicación. Por eso, al escribir una letra y/o una música nos formulamos inicialmente dos preguntas: A quién me dirijo y qué quiero decirle.

Identificar el destinatario es reconocer su persona y su situación, sus convicciones y sus aspiraciones. Definir el tema de la canción es elegir el mensaje. El mensaje puede surgir de mis propios intereses (“lo que me interesa que el otro oiga”) o ser motivado en la necesidad del otro (“lo que al otro le interesa escuchar”). Por supuesto, hay muchas variantes pero es primordial comprender que nuestra labor se inicia respondiendo estas dos cuestiones, que son simultáneas y concurrentes.
Obtenidas ambas respuestas nos formulamos la tercera pregunta: Cómo vamos a comunicar. ¿Cuál es el medio y cuál es la forma más adecuados para lograr el impacto que queremos?
El apóstol Pablo escribió “Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí”[1]. Para que podamos ser comprendidos primero hay que comprender al otro. Debemos ponernos en sus zapatos; si no lo hacemos nuestro mensaje puede ser percibido simplemente como ruido o voces sin significado.
© Pablo R. Bedrossian, 2012. Todos los derechos reservados.
Mi estimado Pablo, nunca pensé que un médico y un músico como tú, tuviera tan claras las bases fundamentales de la teoría de comunicación que debemos tener siempre presentes los periodistas. Gracias por alimentar en mí la ilusión de que un día de estos, no resulte tan descabellado hacer un alto en la redacción de noticias y libros, para atreverme a construir estrofas que lleven música. Un abrazo. Dios te bendiga.
Gracias, Betsy, por tu generosidad. El artista y el periodista comunican. Aún el artista que crea para sí mismo está comunicandose, al menos, consigo mismo. Besos y gracias!
recién te descubro!! Estaré visitándote seguido. Gracias!!