Serie «HISTORIA DEL CRISTIANISMO»
El 31 de octubre de 2015 se celebraron los 500 años de la Reforma, recordando el día en que el teólogo alemán Martín Lutero clavó sus famosas 95 tesis en las puertas de la iglesia del Castillo de Wittemberg. Sin proponérselo, inició con ese acto simbólico el movimiento protestante que transformaría el mapa religioso de Europa.
LOS INTENTOS PREVIOS DE REFORMA
Como bien lo dice su nombre, la Reforma no pretendía dividir la Iglesia Católica sino renovarla. Desde luego, Lutero no fue el primero en este intento. Podemos, por ejemplo, mencionar entre sus precedentes a los movimientos encabezados por Pedro Valdo[1] (1140-1204) en Francia, John Wycliffe (1320 – 1384) en Inglaterra, Jan Hus[2] (1360 – 1415) en Bohemia y, más cercanamente, Girolamo Savonarola (1452 – 1498) en Italia.
La Reforma no pretendía dividir la Iglesia Católica sino renovarla.
EL CONTEXTO DE LA REFORMA
El historiador Paul Johnson relata una curiosa anécdota durante la visita de dos eruditos cristianos al santuario de Santo Tomás Beckett, un arzobispo inglés asesinado en el siglo XII. En el lugar, observaron con sorpresa e indignación enormes tesoros de oro y plata. Uno de ellos dijo que frente a semejante ostentación “Creso o Midas habrían parecido mendigos”. El otro enfadó al sacristán cuando dijo que el propio Santo Tomás hubiera preferido que toda esa riqueza fuese dada a los pobres. Además, se negó a besar reliquias, tales como el brazo de san Jorge, y silbó en señal de desprecio cuando le mostraron un viejo pedazo de tela rociado supuestamente con sangre de Santo Tomás[3]. La historia describe el choque de dos mundos entre los cuales Lutero desarrolló su pensamiento: aunque ambos cristianos, uno se aferraba a las viejas tradiciones escolásticas mientras que el otro se abría a la libertad de conciencia y a la preeminencia de la razón.
La Reforma se originó en un contexto de cambios en las estructuras de poder. En cuanto al poder político, el giro desde el feudalismo medieval a las monarquías nacionales desarmó el modelo imperial y creó los primeros estados soberanos. Simultáneamente, el deterioro de la imagen de la Iglesia Católica debido a las luchas intestinas y a la creciente corrupción condujo a una merma de su autoridad religiosa, a pesar del esfuerzo de muchos auténticos hombres de fe.
Sin embargo, quizás la mayor transformación fue la cultural. No es casual la llegada del Humanismo y del Renacimiento. La caída del Imperio Romano de Oriente en 1453 obligó a muchos de sus sabios a emigrar al centro de Europa. Estos estudiosos llevaron consigo escritos griegos que renovaron el interés en el mundo antiguo. La filosofía, la erudición y el pensamiento volvieron a ocupar un lugar preponderante en Occidente.
La Reforma se originó en un contexto de cambios en las estructuras de poder y bajo una de las mayores transformaciones culturales de la historia: el Humanismo y el Renacimiento.
Bajo esta influencia, Erasmo de Rotterdam (1466-1536), un católico considerado por algunos como Padre del Humanismo y por otros un reformador moderado, proponía un cambio ético, no dogmático, dentro del cristianismo. Su pensamiento puso en el centro del evangelio al hombre. El historiador Justo L. González comenta:
“La ‘filosofía de Cristo’, tal como Erasmo la entiende, parte de que la verdad es una, y, por lo tanto, Dios está donde quiera se encuentre la verdadera filosofía… El Verbo que se encarnó en Cristo es el mismo que habló en los filósofos, y por lo tanto Erasmo puede llegar hasta pedirle a ‘San Sócrates’ que ore por él”[4].
El Humanismo, a partir de su nueva concepción del hombre como ser racional e independiente, alumbró al Renacimiento, que fue un movimiento que renovó las artes y las ciencias. Se caracterizó por un retorno a las formas clásicas y a la naturaleza, sin abandonar las creencias religiosas dominantes.
LUTERO EL MONJE
Hijo de un campesino que trabajaba en las minas, Martín Lutero nació en 1483, en Eisleben, Alemania. Fue criado en un ambiente de extrema severidad. El psicoanalista Erik H. Erikson, bajo la premisa freudiana de Dios como proyección de la imagen paterna, postuló que su temprano temor a Dios fue resultado de los castigos de su padre. Ese precoz sufrimiento marcó la intensa personalidad de Lutero, quien padeció a lo largo de su vida de periodos de profunda depresión y repentinos cambios de ánimo.
El severo rigor paterno marcó la intensa personalidad de Lutero, quien padeció a lo largo de su vida de periodos de severa depresión y repentinos cambios de ánimo.
A los 22 años se convirtió en monje, preocupado en obtener la salvación eterna, tema crucial en su época. Por recomendación de sus superiores, dos años después se convirtió en sacerdote. Pese a la dedicación sincera y total a la vocación eclesial, la incertidumbre acerca de su destino después de la muerte lo carcomía. Por ejemplo, creía que mediante la confesión y la penitencia podía obtener el perdón divino, pero -como buen obsesivo- se planteaba que bastaba algún pecado sin confesar para su condenación. Tampoco era cuestión de méritos u obras, pues todo lo que hacía le parecía insuficiente.
Por recomendación de su consejero, Johann von Staupitz, probó con el misticismo, pero el esfuerzo le resultó inútil. Finalmente, frustrado por sus fracasos, terminó odiando a Dios. Sin embargo, al año siguiente fue trasladado a Wittenberg, para enseñar teología. En 1512 obtuvo su doctorado y se dedicó al estudio de la Biblia.
Frustrado por sus fracasos, Lutero terminó odiando a Dios. Sin embargo, la misma preocupación que lo abrumaba era el motor que lo impulsaba a continuar su búsqueda.
En 1513 empiezan los hallazgos que le proveen paz a su espíritu. Preparándose para dictar una clase sobre los Salmos, encontró que Cristo mismo había sufrido angustias y dolores. Como resume Justo L. González, “Cristo no es entonces sólo el juez justo, sino que está dispuesto a sentarse con los acusados”[5].
A través de los Salmos, Lutero comprendió que “Cristo no es sólo el juez justo, sino que está dispuesto a sentarse con los acusados”.
EL GRAN DESCUBRIMIENTO
En 1515, a cargo de unas conferencias sobre la Epístola a los Romanos, halló en el primer capítulo la respuesta a sus interrogantes. El propio Lutero escribió mucho después sobre ese momento:
“Me había sentido llevado por un extraño fervor de conocer a Pablo en su epístola a los Romanos. Mas hasta aquel tiempo se había opuesto a ello… una sola palabra que figura en el primer capítulo: ‘La justicia de Dios se revela en él (el Evangelio)’[6]. Yo odiaba la frase ‘justicia de Dios’, porque por el uso y la costumbre de todos los doctos se me había enseñado a entenderla filosóficamente… por la cual Dios es justo y castiga a los pecadores y a los injustos. (Yo) no amaba, sino más bien odiaba a ese Dios justo que castiga a los pecadores… Entonces Dios tuvo misericordia de mí… Noté que esto tenía el siguiente sentido: por el Evangelio se revela la justicia de Dios… mediante la cual Dios misericordioso nos justifica por la fe, como está escrito: ‘El justo vive por la fe’. Ahora me sentí totalmente renacido. Las puertas se habían abierto y yo había entrado en el paraíso… Si antes había odiado con gran encono la frase ‘justicia de Dios’, con tanto más amor la ensalcé ahora porque me resultaba dulcísima. De este modo aquel pasaje de Pablo fue para mí la puerta del paraíso”[7].
Lutero halló en la Epístola a los Romanos, la gran revelación: que no se llega a ser justo ante Dios por hacer buenas obras, sino que, al ser hecho justo por gracia divina, uno hace buenas obras.
Como bien observan algunos autores, esta conclusión contradice el sistema penitencial católico: Es la gracia, la acción divina en favor del hombre, la que lo salva (lo declara justo) y no sus obras. Dice el Dr. Pablo Deiros: “Lutero se dio cuenta que la fe es hija de la gracia y madre de las buenas obras”[8]. Sin embargo, en ese momento no fue consciente de las consecuencias de su descubrimiento y continuó viviendo como un fiel católico, ignorando además la enorme polémica que sus posiciones doctrinales desatarían.
© Pablo R. Bedrossian, 2017. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Para más información sobre Pedro Valdo, ver nuestro artículo QUIÉNES SON LOS VALDENSES: SU LEGADO Y SU HISTORIA, que puede leerse en https://pablobedrossian.wordpress.com/2015/07/12/quienes-son-los-valdenses-su-legado-y-su-historia-por-pablo-r-bedrossian/
[2] Para más información sobre Jan Hus, ver nuestros artículos EL GRAN REFORMADOR CHECO JAN HUS, Parte 1, que puede leerse en https://pablobedrossian.wordpress.com/2013/09/16/el-gran-reformador-checo-jan-hus-parte-1-por-pablo-r-bedrossian/ y EL GRAN REFORMADOR CHECO JAN HUS – Parte 2 LOS HUSITAS, https://pablobedrossian.wordpress.com/2013/09/17/el-gran-reformador-checo-jan-hus-parte-2-los-husitas-por-pablo-r-bedrossian/
[3] Johnson, Paul, “La Historia del Cristianismo”, Javier Vergara Editor, 1989, p.307
[4] González, Justo L, “Historia del Pensamiento Cristiano”, Tomo III, Ed.Caribe, 2002, p.20.
[5] González, Justo L, “Historia del Pensamiento Cristiano”, Tomo III, p.29
[6] san Pablo, Epístola a los Romanos 1:17
[7] Lutero, Martín, “Prefacio al primer tomo de los escritos latinos”, 1545, en “Obras de Martin Lutero – Tomo I”, Iglesia Evangélica Luterana Unida con el auspicio de la Federación Luterana Mundial, 2016, p.390
[8] Deiros, Pablo, “Historia del Cristianismo”, Tomo 3, Ediciones del Centro, Buenos Aires, Argentina, 2008, p.55
© Pablo R. Bedrossian, 2017. Todos los derechos reservados.
NOTA ACLARATORIA
Este artículo es el primero de una serie de tres notas sobre Martín Lutero y la Reforma. Aunque consultamos una vasta bibliografía, mencionamos debajo sólo la más importante. Nuestro relato sigue en buena medida las obras del Dr. Justo L. González, un brillante historiador cubano-norteamericano, a quien tuvimos oportunidad de conocer junto a mi hermano Alejandro en una serie de conferencias que dio en Buenos Aires hace muchos años. Como lectores, siempre vamos a tener con él una enorme deuda de gratitud.
CRÉDITOS MULTIMEDIA
La primera imagen se conoce como «Retrato de Martín Lutero»; es una creación de Lucas Cranach El Viejo de 1528; se encuentra expuesta en Los Uffizi, la famosa galería de arte de Florencia, Italia. Su uso es de dominio público.
La segunda pintura se conoce como «Retrato póstumo de Martín Lutero como monje agustino»; fue pintada también por Lucas Cranach El Viejo en 1546; se puede admirar en el Germanisches Nationalmuseum, en Nuremberg, Alemania. Su uso es de dominio público.
BIBLIOGRAFÍA
Deiros, Pablo, “Historia del Cristianismo”, Tomo 3 , Ediciones del Centro, Buenos Aires, Argentina, 2008
González, Justo L., “Historia del Cristianismo” Tomo 2, Unilit, Miami, Fl., Estados Unidos, Edición revisada, 1994
González, Justo L, “Historia del Pensamiento Cristiano”, Ed.Caribe, 2002 Tomo III
Erikson, Erik H., “Young Man Luther, a Study in Psychoanalysis and History”, W. W. Norton & Company, New York – London, 1993
Johnson, Paul, “La Historia del Cristianismo”, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, Argentina, 1989
Lutero, Martín, “Obras de Martin Lutero – Tomo I”, Iglesia Evangélica Luterana Unida con el auspicio de la Federación Luterana Mundial, 2016
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Muy buen trabajo. Pienso que hoy hacen falta muchos otros Luteros que tracen correcta y eficazmente la vía a seguir usando la fe. Bien se dice en Efesios: «no por obras, para que nadie se gloríe». No es fácil aceptar y asimilar esto, pero hoy necesitamos revitalizarlo y presentarlo al mundo como testimonio cristiano. Bien dijo Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida…», y si repasamos nuestro andar diario nos damos cuenta de lo importante de esa afirmación. Voy por el «camino», buscando «la verdad» a fin de encontrar «la vida», todo lo cual se encierra en un solo nombre: Jesucristo. Que tengas muchas bendiciones y gratos momentos al servicio de nuestro Dios.
¡Gracias, Luis! Este es el primero de tres artículos. Subo los otros los próximos días. Por cuestiones de espacio y tiempo -pues requiere una dedicación especial- los artículos no se centran en las ideas de Lutero (expuestas en sus más de cien obras) sino es su recorrido espiritual y los retos que tuvo que enfrentar. ¡Muy cordiales saludos y gracias!