Serie «LECTURA RECOMENDADA»
POR QUÉ BONHOEFFER
Siempre asocié el nombre de Dietrich Bonhoeffer a dos conceptos: reflexión teológica y compromiso con la realidad. En mi primera juventud había leído “El Precio de la Gracia”, su estudio del Sermón del Monte donde consideraba a la fe como sinónimo de obediencia. Además, sabía que se había complotado contra Hitler, hecho que le costó la vida. Alguien me había expuesto su razonamiento: “Hitler está asesinando a millones de personas; mi obligación como cristiano es detenerlo; la única forma de detenerlo es terminar con él”.
Mi hermano Alejandro agregó otro estímulo a ese temprano interés por el pensamiento de Bonhoeffer. Me compartió un notable dilema ético que el joven teólogo planteó, cuya respuesta es sencilla sólo en apariencia: ¿mentir está bien o está mal? Sobreentendiendo que se expresaba bajo la dictadura nazi, compartimos su punto de vista en nuestras palabras: “si escondo un judío en mi casa y las SS golpean a mi puerta preguntando si he visto un judío, tengo dos opciones: decir que sí, preservándome a mí mismo ante Dios pero entregando su creación a la muerte, o decir que no, mintiendo, pero preservando la creación divina”[1]. Esto vino a confirmar algo que creí tempranamente: aunque a muchos les moleste, la Biblia no es un libro de recetas sino de principios que no pueden ser aplicados mecánicamente sino en base a su sentido.
POR QUÉ EL LIBRO
Tras haber visitado Auschwitz, caminando por Cracovia, la antigua capital de Polonia, vi por primera vez el libro “Bonhoeffer, pastor, mártir, profeta y espía” de Eric Metaxas. Me detuve atraído por el título y lamenté no saber la lengua polaca. El lector no puede imaginar mi sorpresa y mi felicidad, cuando de regreso a Honduras, en una de las escasísimas librerías de la ciudad, hallé el libro en español.
“Bonhoeffer, pastor, mártir, profeta y espía” no es la primera biografía del joven teólogo alemán ejecutado en la horca a los 39 años. Hay una escrita por su amigo y pariente Eberhard Bethge, “Dietrich Bonhoeffer, Teólogo – Cristiano – Hombre actual”. Sin embargo, la magistral descripción de la crisis de posguerra, el ascenso del nazismo y las luchas intestinas en Alemania durante la Segunda Guerra, la hacen única. Además, reconstruye el pensamiento de Bonhoeffer basado en una extensa y confiable documentación, nutriéndose de una amplia red de testimonios.
Hay algunos detalles que el libro presenta de un modo cautivante, comenzando, por ejemplo, por un padre agnóstico y una madre cristiana, conformando un hogar junto a sus ocho hijos donde el debate intelectual se complementaba con el amor y la fe. Allí, y sin ser asistente regular a ninguna iglesia, Dietrich Bonhoeffer tempranamente supo que su vocación era la teología.
Al mismo tiempo, es imposible entender esta biografía sin conocer el mundo que le tocó vivir: primero una Alemania desconsolada por la derrota en la Primera Guerra y luego un nazismo que, reivindicando una supuesta supremacía aria, intentó someter todas las voluntades a sus fines despóticos y genocidas. En ese contexto, e incluso con organizaciones religiosas al servicio del régimen, como los “Cristianos Alemanes”, el libro cuenta cómo Bonhoeffer se opuso radicalmente, integrando lo que se conoce como la Iglesia Confesante, que reconocía como único führer a Jesucristo. Metaxas incluye en la obra la famosa Declaración de Barmen (redactada principalmente por Karl Barth) y la interesante historia de Martín Niemöller, famoso por su poema “Primero se llevaron”, erróneamente atribuido a Bertold Brecht. Este pastor alemán, amigo del teólogo, primero apoyó al Tercer Reich pero luego se le opuso, pagando su cambio -producto de una tardía toma de conciencia- con la cárcel.
Otras perlas del libro son, por ejemplo, la breve labor pastoral de Bonhoeffer en Barcelona, España, y su primer viaje a Estados Unidos donde, entre decepcionado y sorprendido, descubre en el norte liberal iglesias socialmente activas, pero doctrinalmente muertas. Entiende y comparte su rechazo al fundamentalismo conservador sureño, pero no la liviandad de los argumentos utilizados para desacreditarlo. En su paso por Nueva York sólo encuentra una fe viva en las comunidades afroamericanas.
Por supuesto, las secciones principales del libro se centran en la lucha de Bonhoeffer y los valientes líderes de la Iglesia Confesante contra el terrorismo de estado nazi. A la luz del texto, se advierte fácilmente que muchas de las cuestiones éticas que Bonhoeffer aborda en sus libros y sermones son respuestas al dramático contexto en el cual se desempeñaba. Se exponen no sólo su pensamiento, caracterizado por una reflexión profunda, filosófica y a la vez devocional, cuyo punto de partida ineludiblemente es la Biblia, sino el alto compromiso con sus valores y sus sentimientos, tan humanos como su intelectualidad.
A partir de ahora es mejor que el lector comience a leer “Bonhoeffer” de Eric Metaxas, publicada en español por el Grupo Nelson, para descubrir por sí mismo la historia de alguien amó a Dios e intentó vivir de acuerdo a su fe.
© Pablo R. Bedrossian, 2017. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] No he encontrado este planteo formalmente en las obras de Bonheffer que he leído y consultado, pero sí una muy parecida, tomada de su ensayo “¿Qué significa decir la verdad?”, escrito durante su encarcelamiento en Tegel, que cita Metaxas.