SI BOTERO NO CREABA FIGURAS GORDAS, ¿QUÉ CREABA? (por Pablo R. Bedrossian)

“Tomé un camino aparte, casi opuesto a la mayoría de los otros artistas. No soy cubista, impresionista, surrealista, expresionista. Soy lo que soy”[1] Fernando Botero

Es inevitable asociar el nombre de Fernando Botero a figuras exageradamente voluminosas, a una suerte de pretensiosa gordura, ajena al exceso de peso: no se trata de pintar personas obesas sino de darles una presencia única, notable y especial. Los ojos y las bocas pequeñas contrastan con las cabezas y cuerpos enormes que ocupan todos los espacios.

«El viudo o los viudos» (1968), MALBA, Buenos Aires, Argentina

“Yo no pinto gordas. No he pintado una gorda en mi vida. Lo que he hecho es expresar el volumen como parte de la sensualidad”[2], afirmó el artista. Nosotros pensamos que su estilo va más allá.

«Figura reclinada 92», más conocida como «La gorda Gertrudis» (2000), Cartagena, Colombia

El arte es, de alguna manera, el sentimiento que nos produce una obra. Excede la intención del autor: el artista puede controlar todos los aspectos de su creación, pero no determinar sus efectos. Nos proponemos mencionar muy resumidamente tres posibilidades dentro de lo que, según la ventana de Johari, se denomina zona ciega: lo que los demás ven en una obra, que no ve su creador.

«Torso masculino» (1994), Parque Thays, Buenos Aires, Argentina

Una primera hipótesis postula que el volumen muestra la importancia de cada ser humano o del animal que el artista representa, pero, a la vez, su fragilidad: la muerte literalmente lo pulveriza.

«Donna sdraiata con pallina» (2013), Galleria D’arte Contini, Venecia, Italia

Una segunda conjetura propone que detrás de nuestra superficie, escondemos muchos secretos: una suerte de grasa psicológica -como podrían ser nuestros miedos- o espiritual -nuestras faltas y pecados- o simplemente la carga que representa preservar nuestra intimidad: los demás saben que existe porque contemplan su enorme tamaño, pero ignoran su contenido.

El autor de esta nota junto a «Torso masculino» (1992), Bayfront Park, Miami, Florida, Estados Unidos

Finalmente, las gruesas figuras pueden representar el deseo de protagonismo: querer ser vistos y existir para los demás. Nótese que en las pinturas y esculturas de Botero los cuerpos ocupan siempre el primer el lugar.

Obviamente, nuestra forma de postular estas ideas nace de interpretarlas como metáforas. Alguien podría decir que este abordaje hermenéutico puede tener más que ver con nosotros que con las obras de Botero, sin embargo, sin las peculiaridades de sus pinturas y esculturas, serían aspectos que difícilmente se nos ocurriría pensar. Seguramente habrá quienes propongan otras lecturas de las creaciones del artista colombiano y pensamos que las que hemos compartido pueden servir como sus disparadores.

© Pablo R. Bedrossian, 2023. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] La entrevista fue realizada por Marcelo Justo en el programa de la BBC “Estudio 834”, en 2005

[2] Sin firma, “Botero: ’No he pintado una gorda en mi vida’”, La Razón, España, 8/10/2012, https://www.larazon.es/historico/8115-botero-yo-no-pinto-gordas-sino-que-expreso-el-volumen-como-parte-de-la-sensualidad-MLLA_RAZON_493060/


CRÉDITOS MULTIMEDIA

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