Serie GRANDES ARTISTAS CONTEMPORÁNEOS
Uno de los artistas más originales cuyas obras admiramos no es precisamente cultor de un arte sublime. No tiene la irreverencia abstracta de Pollock, ni las oníricas trampantojos de Dalí, ni la dialéctica cubista de Picasso. Nada de eso. Es, en realidad, un arte construido a partir de objetos desechados, intensos colores y utopías futuristas; quizás un mundo soñado con ojos de niño.

Hablo del congoleño Bodys Isek Kingelez. Para entender su obra, hay que conocer su experiencia de vida. Nació en 1948 cuando su patria era una colonia belga; vivió la independencia, padeció las guerras civiles y las dictaduras, atravesó los años en que su país se llamó Zaire y la posterior conversión en República Democrática del Congo. Los conflictos armados y el sufrimiento no menguaron su espíritu emprendedor, sino que lo fortalecieron, como el acero que se forja con los golpes del martillo sobre el yunque. Imaginó un futuro mejor y materializó esa visión en extraordinarias maquetas urbanas. Declaró: “Sin un modelo, no estás en ningún lado. Una nación que no puede hacer modelos es una nación que no entiende las cosas, una nación que no vive”[1].

En 2018 se realizó la primera retrospectiva en Estados Unidos de sus obras; la expo se llevó a cabo en el MoMA de New York. La muestra abarcó desde sus inicios, cuando creaba edificios, hasta sus últimas obras, que representan grandes ciudades del futuro hechas con materiales menos convencionales.

Aunque el artista falleció en 2015 sin ver su sueño hecho realidad, sentó las bases. Nos recuerda a aquel diálogo durante la presentación de un nuevo parque temático entre un alto ejecutivo de Disney y la viuda del fundador de la compañía. El directivo dijo “¡Qué lástima que su esposo no pudo verlo!” a lo que la esposa del genio de los dibujos animados respondió: “se equivoca; él lo vio antes que todos nosotros”.
ALGUNAS DE SUS OBRAS MÁS NOTABLES
Ville Fantôme (1996)

En nuestra opinión es la obra más extraordinaria de las que le conocemos y la más grande.

El autor dijo de ella “en esta ciudad no hay policía para protegerla, ni ejército para defenderla, ni médicos para curar las enfermedades; es una ciudad apacible donde todos son libres. Es una ciudad donde se respira la alegría y la belleza de la vida. Es un crisol de razas. Es como vivir en el cielo”.

Sin embargo, esta grandiosa ciudad autogobernada no ignora las necesidades básicas, como la plantas generadora de energía, la oficina de correo y espacios para estacionamientos.
U.N. (1995)

Para su 50º aniversario, las Naciones Unidas organizaron una exposición que incluyó artistas de 50 países. Uno de ellos fue Bodys Isek Kingelez quien diseñó un espectacular edificio. Las estrellas de la izquierda representan a los estados miembros de aquella organización en un plano de igualdad. Dice el artista de esta obra “En este palacio, la paz es una herramienta indispensable para las democracia de las naciones”.
Ville del Sète 3009 (2000)

Esta miniatura urbana fue creada por Kingelez durante el mes que pasó en el sur de Francia. Si bien tiene elementos reales de la ciudad de Sète, otros son puras invenciones.

Hay bancos, jardines, estadios, edificios administrativos, comisaría y una marina que muestran un mundo maravilloso: lo que podría ser. Un detalle curioso es que se trata de la única obra del artista congoleño que cuenta con iluminación.
Kimbembele Ihunga (1994)

Representa una visión futurista de su pueblo natal, ubicado en una zona agrícola. Según el artista es la obra que más lo representa. No lo ve como una aldea más grande sino como una ciudad reluciente con amplios espacios donde, en palabras del autor, “cada uno pueda sentirse como en casa”.

Algunas de las construcciones llevan nombres de la familias originarias del lugar. Todos los edificios, sean estadios, torres o teatros, muestran colores exuberantes y amplios espacios compartidos. La obra es un puente que conduce del pasado al futuro sin conflictos, como si todo dependiera del talento, las acciones positivas y la buena voluntad.
OTRAS OBRAS
Completando este breve paseo virtual por el mundo de Bodys Isek Kingelez presentamos otras obras suyas, quizás de menos esplendor y tamaño pero que revelan la misma intención: declarar que un mundo mejor es posible, y que depende de nosotros materializarlo.
Stars Palme Bouyguez (1989)

Dorothe (2007)

MENSAJES QUE TRASCIENDEN SUS CREACIONES
El primer elemento que nos llama la atención es su mirada positiva de la vida. Otros artistas que hubieran pasado por las mismas penurias seguramente hubieran reflejado dolor y sufrimiento, pero Kingelez contempla con optimismo de la vida, resistiéndose a ser uno más de la manada.
Un segundo aspecto es la dimensión social. Crea ciudades, no individuos. Sus maquetas extremas, como él mismo las llamaba, no reflejan emociones particulares, sino que son propuestas comunitarias que procuran elevar la calidad de vida de las personas, en ambientes donde la arquitectura y la tecnología sirven a todos.
Un tercer factor para resaltar es el uso de materiales como papeles de colores, envases comerciales, latas de refrescos, tapas de botellas y objetos de plástico; simboliza -nos parece- el rescate de la dimensión humana: los postergados, los despreciados y los abandonados tienen para Kingelez un valor intrínseco y necesario para la construcción de una sociedad más armónica y justa.
Finalmente, a ese porvenir soñado no se llega ni a través de la violencia ni de una revolución. Propone un cambio pacífico para crear un mañana mejor.
© Pablo R. Bedrossian, 2021. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] «Bodys Isek Kingelez – City Dreams», MoMA, https://www.moma.org/calendar/exhibitions/3889. Todas las citas del autor provienen del mismo documento. Para mayor información sobre sus obras, recomendamos la lectura del ensayo «»Kingelez Visionnaire» de Sarah Suzuki, posteado en https://post.at.moma.org/content_items/1176-kingelez-visionnaire?_ga el 18 de septiembre de 2018
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