Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO
Una de las curiosidades de esta obra lanzada en 2017 radica en su publicación en dos partes, denominadas Libros 1 y Libro 2; el primero está subtitulado en japonés “La idea hecha visible” y el segundo, “La metáfora cambiante”.

En nuestro comentario al Libro 1 presentamos un apretado resumen de la historia: “Un retratista de poca monta cuyo matrimonio acaba de terminar se traslada a una remota zona montañosa del Japón; vive allí en una casa prestada por un amigo cuyo padre, habitante original de la vivienda, era un pintor de renombre. Para subsistir el nuevo inquilino se dedica a dar clases de arte en un pueblo vecino, pero no siente deseos de volver a pintar. Repentinamente tres hechos casi simultáneos lo sacuden de ese sopor en el que vive: el pedido de un retrato personal hecho por un misterioso vecino millonario, el hallazgo de un cuadro desconocido del dueño de casa y el curioso sonido de una campana. Uno diría que son elementos de escaso de interés para componer una novela, sin embargo, el autor nos cautiva con su pluma desde el principio hasta el final“[1].
En aquella ocasión habíamos dicho “podría decirse también que ‘La Muerte del Comendador- Libro 1’ es un relato realista con alguna pincelada fantástica que lejos de alterar la historia le otorga un fuerte simbolismo”[2]. Es precisamente ese aspecto fantástico, presentado en el Libro 1 en forma embrionaria, el que prima en el Libro 2. El vecino millonario pide la ayuda del pintor para retratar a Marie, una joven de doce años que reside en las cercanías, que intuye que es hija suya a causa del romance mantenido con la madre, ya fallecida. El artista entiende que va a ser utilizado como puente y, aunque se resiste a ser manipulado, accede al pedido. A partir de allí cobran vida algunos personajes de aquel cuadro creado por el famoso artista dueño de la casa que el pintor había descubierto. Lo de cobrar vida lo decimos de un modo eufemístico, porque lo que realmente aparece -y es lo que esos personajes representan- son una idea y una metáfora.

De inmediato, surge un sorpresivo viaje que el artista realiza por regiones muy oscuras que lo reconcilian consigo mismo y con su pasado. Para él se trata de una experiencia concreta, pero para los lectores es una descripción simbólica del proceso interior que debe atravesar el personaje -y quizás cada ser humano- para encontrar algo de sentido a su intrascendencia. Luego descubrirá que no es el único que se ha confrontado con los personajes de la pintura.
La obra fue censurada en Hong Kong como indecente[3] y solo accesible a personas mayores de 18 años a causa de lo que hemos descrito en nuestro comentario al Libro 1 como “la narración explícita pero en tono neutro de los encuentros sexuales entre el pintor y una amante, como si para el protagonista el sexo se limitara a una cuestión mecánica de fluidos y engranajes”.
Haruki Murakami está considerado como el escritor japonés más destacado de la actualidad. Amante del jazz (incluso regenteó un antro jazzero), en la “La Muerte del Comendador” nos cuenta una historia que puede parecer banal o irrelevante, sin embargo, su narrativa, incluso en las traducciones, eleva al lector muy por encima de las fronteras trazadas por su relato.
© Pablo R. Bedrossian, 2020. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Bedrossian, Pablo, “’La Muerte del Comendador – Libro 1’ de Haruki Murakami”, 2019, https://pablobedrossian.com/2019/10/01/la-muerte-del-comendador-de-haruki-murakami-libro-1-por-pablo-r-bedrossian/). Todas las citas entre comillas pertenecen a la misma nota.
[3] Flood, Alison, “Haruki Murakami’s new novel declared ‘indecent’ by Hong Kong censors”, The Guardian, 25/7/2018