EL PASAJE CARABELAS, UNA CALLECITA OCULTA A PASOS DEL OBELISCO

Serie “PASAJES Y CALLES CURIOSAS DE BUENOS AIRES” 

Buenos Aires posee un diseño en damero[1]: sus calles se cruzan en ángulo recto formando una cuadrícula casi perfecta. Aunque este trazado es más notorio en lo que conocemos como el Centro, incluso allí presenta algunas excepciones: las más conocidas las constituyen la Diagonal Norte y la Diagonal Sur abiertas en 1931[2].

Además, en esa misma zona no todas las manzanas son cuadradas; hay algunas calles que las subdividen, funcionando como vasos comunicantes entre dos o más arterias, tal es el caso de la calle Rodolfo Rivarola[3] o, si pensamos en un área más amplia, la calle Luis Dellepiane[4], la calle Del Carmen, la calle Arturo Capdevila (con forma de codo) y algunas otras. Hoy presentamos una de ellas: el pasaje Carabelas.

Carabelas es, en realidad, una breve calle de dos cuadras que fue vehicular, con circulación de norte a sur, y que, desde 2008, es peatonal[5]. Tiene una primera cuadra corta, que va de la Diagonal Norte Roque Sáenz Peña a la calle Sarmiento, y una de extensión normal, que va de Sarmiento hasta a la calle Tte. Gral. Juan Domingo Perón, que corre por detrás del Edificio del Plata, cuyo acceso principal se encuentra por la calle Carlos Pellegrini, colectora de la Avenida 9 de Julio.

LA HISTORIA DEL PASAJE

En un interesantísimo artículo en el Diario La Nación[6], el historiador Daniel Balmaceda cuenta que a fines del siglo XVIII un grupo de vecinos adquirió la media manzana comprendida por las que hoy son las calles Carlos Pellegrini, Sarmiento, Carabelas y Perón con el propósito de convertirla en una suerte de terminal de carretas de carga comercial. El lugar se transformó en un mercado informal y, como era de esperar, en una zona brava.

Aunque luego el mercado se trasladó al norte de la ciudad, ese baldío continuó siendo un espacio temido y peligroso. Cuenta Balmaceda que el actual pasaje Carabelas era conocido como la «Calle de las puñaladas». La situación se perpetuó hasta 1855, cuando un grupo de vecinos encabezado por Esteban Adrogué pidió permiso a las autoridades para levantar un mercado modelo en aquel tétrico lugar y liberar la zona de delincuentes[7]. En 1856 se inauguró el Mercado del Plata. Escribe el historiador: “Gracias a este emprendimiento, aquel rectángulo de delincuentes, vagos y criminales se convirtió en un espacio de trabajo. La fachada del edificio quedó sobre la calle Artes (Carlos Pellegrini), mientras que la callejuela o cortada de Artes (Carabelas) fue su contrafrente, su ‘patio trasero’. No tenía buen aspecto. Solía acumular desperdicios y olía mal, contrastando con el elegante frente del edificio”.

Hasta donde pudimos averiguar, la actual calle Carabelas se nombraba en aquel entonces como Artes Segunda, Artes Cortada[8] o, más comúnmente, Cortada de Artes[9]. Balmaceda explica que el nombre de cortada lo recibía porque “solo entraban a Carabelas aquellos transportes relacionados con la carga y descarga de productos del mercado”, agregando que “de día, la cortada era territorio soberano de la gente del mercado. De noche, concentraba un gran número de bohemios, hombres de letras, artistas y también algunos periodistas y políticos”.

EL MERCADO DEL PLATA

Aquel mercado modelo, conocido como Mercado del Plata, dejó de funcionar en 1947, cuando la extinta Municipalidad de Buenos Aires decidió construir en su lugar un edificio de oficinas cuya planta baja funcionara como mercado.

La mencionada decisión comunal fue el certificado de defunción de la calle Carabelas, pues llevó al cese tanto de la actividad comercial diurna como de la social nocturna. El antiguo edificio fue demolido en 1950. Sin embargo, la nueva obra quedó paralizada en 1954; su inauguración recién pudo celebrarse en 1961. Contó con un diseño muy avanzado para la época, en estilo moderno o internacional, creación de los arquitectos Oscar Crivelli y Jorge Heinzmann. Finalmente, la planta baja no se asignó para un mercado, sino para el Banco Ciudad de Buenos Aires.

El pasaje Carabelas pasó ser una calle más del centro porteño, con edificios de viviendas,  oficinas y locales a la calle. Tal como comentamos, en 2008 se convirtió en peatonal. En 2011 se le agregó el nombre de Paseo Enrique Cadícamo[10] en virtud de la Ley 3769, sancionada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Se trató de un merecido homenaje al autor de tangos como “Muñeca brava”, “Anclao en París”, “Los mareados”, “Nostalgias”, “La casita de mis viejos”, “Niebla del riachuelo”, entre muchos otros.

Tras la venta al Banco Hipotecario en 2016, todas las reparticiones públicas que funcionaban en el Edificio del Plata, tal como la Dirección General de Infracciones, fueron trasladadas. Para los comerciantes y vecinos del pasaje Carabelas, significó la pérdida de su mayor caudal de clientes a lo que se sumó la llegada de personas dedicadas al robo o que toman las aceras como su propiedad. Una nota de Candela Toledo, publicada en el diario Clarín en 2023 se hace eco de estas denuncias[11].

EL NOMBRE ACTUAL

El nombre de Carabelas lo recibió por una ordenanza municipal el 27 de noviembre de 1893[12] en recuerdo a las tres naves dirigidas por Cristóbal Colón, las primeras en llegar a América[13]. La numeración va del 200 al 350.

UNA ANÉCDOTA

Siempre intentamos recabar anécdotas que ilustren con un poco de humor o algo de drama las calles y pasajes porteños. Alguien nos refirió una historia acaecida hacia 1880, que encontró -según dijo- en un cuaderno donde su familia anotaba los eventos más significativos. Suponemos que la imaginación de nuestro interlocutor es la verdadera fuente, pues prometió mostrarnos el escrito, algo que nunca cumplió. Lo contamos con nuestras palabras:

Entre dos matarifes del viejo Mercado del Plata existía una acérrima rivalidad. Lo que al principio fue desconfianza y recelo con el tiempo se convirtió en odio y resentimiento. Se llamaban Luis y Aníbal. Ambos eran personas jóvenes, de alrededor de unos 20 años, diestros en el uso del cuchillo. Tenían cierto parecido en el carácter: se daban al alcohol, eran irascibles y pendencieros.

Por motivos que ignoramos, se retaron a duelo; se citaron para esa misma noche en la Cortada de Artes (el actual pasaje Carabelas) y, por supuesto, con armas blancas. A la hora señalada los dos enemigos estaban listos, frente a frente, mirándose con furia. Alrededor de ellos una veintena de curiosos se colocaron en círculo arengándolos a iniciar la pelea. Cuando estaban por empezar una joven llegó corriendo a los gritos, abrazó a Luis y le dijo:

– ¡Por favor! ¡no lo hagas!

– ¡Dejame, Alicia, que no soy ningún cobarde!

Pero la chica no lo soltaba. Aníbal quedó perplejo. Era su propia hermana. Al mismo tiempo llegó Margarita, su novia, también a los gritos, totalmente desconsolada, pero no fue en su dirección, sino a rogarle a Luis:

– ¿Estás loco? ¿Qué va a pasar con papá y mamá si te matan?

Resultó ser que, sin saberlo, ambos estaban de novios con sus respectivas hermanas: Luis con la de Aníbal y Aníbal con la de Luis. Cuando Aníbal entendió lo que pasaba bajó su arma. Luis hizo lo mismo. Margarita se asombró que del otro lado estuviera su novio. Dejó a Luis y corrió a abrazarlo. Cada pareja se fue por su lado y al día siguiente todo transcurrió normalmente en el trabajo; Luis y Aníbal, como siempre, no se saludaron, pero la sangre no llegó al río.

Un año después Aníbal y Margarita cortaron su relación, pero Luis terminó casándose con Alicia. Se mudaron a Rosario donde tuvieron hijos. La persona que me narró la historia dijo ser su bisnieto. Quizás lea esta nota y recuerde que seguimos aguardando que nos muestre su cuaderno.

© Pablo R. Bedrossian, 2024. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] La palabra damero proviene del tablero del juego de las damas; a este tipo de trazado urbano con calles en ángulo recto se lo conoce también como hipodámico, debido al griego Hipodamo de Mileto (498-408 a.C.) quien preconizó su diseño

[2] Sus nombres oficiales son Avenida Presidente Roque Sáenz Peña (Diagonal Norte) y Avenida Presidente Julio Argentino Roca (Diagonal Sur)

[3] Para más información sobre esta calle, ver nuestro artículo “El pasaje Rivarola, la única calle en espejo de Buenos Aires”, 11/06/2018,  https://pablobedrossian.com/2018/11/06/el-pasaje-rodolfo-rivarola-la-unica-calle-en-espejo-de-buenos-aires-por-pablo-r-bedrossian/

[4] Para más información sobre esta calle, ver nuestro artículo “La calle Luis Dellepiane, un curioso caso en el Centro porteño”, 31/01/2022, https://pablobedrossian.com/2022/01/31/la-calle-luis-dellepiane-un-extrano-caso-en-el-centro-porteno/

[5] Sabini, Rafael., “Pasaje Carabelas pasa a ser peatonal”, El Abasto, 24/4/2008, https://original.revistaelabasto.com.ar/carabelas.htm

[6] Balmaceda, Daniel, “Cortada Carabelas, el mítico patio trasero del Mercado del Plata”, La Nación,  31/8/2020, https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/cortada-carabelas-mitico-patio-trasero-del-mercado-nid2435924/

[7] La solicitud incluía, además, la restauración de la iglesia de San Nicolás de Bari, emplazada donde hoy se encuentra el Obelisco

[8] Piñeiro, Alberto Gabriel, “Las calles de Buenos Aires, sus nombres desde su fundación hasta nuestros días”, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2ª Edición, 2005, p.38

[9] En el mismo artículo Balmaceda comparte un anuncio de La Nación de 1870 donde se la llama “la callejuela del Mercado del Plata”

[10] Sin firma, “Enrique Cadícamo Pasaje porteño con nombre tanguero”, Clarín, 22/11/2011, actualizado al 08/12/2016, https://www.clarin.com/ciudades/pasaje-porteno-nombre-tanguero_0_BkZGdL9nvQx.html

[11] Toledo, Candela, “El pasaje símbolo del centro porteño que sufre el abandono y es refugio de la inseguridad”, Clarín, 26/3/2023, https://www.clarin.com/ciudades/pasaje-simbolo-centro-porteno-sufre-abandono-refugio-inseguridad_0_PPPENGzpeC.html

[12] Piñeiro, Alberto Gabriel, Op. Cit., p.332

[13] Iusem, Miguel, “Diccionario de las calles de Buenos Aires”, Instituto Rioplatense de Ciencias, Letras y Artes (IRCLA S.A.), Buenos Aires, Argentina, 1971, p.38


CRÉDITOS MULTIMEDIA

Todas las fotografías fueron tomadas por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos. 


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