Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO
Título: “El infierno” de «La divina comedia»
Autor: Dante Alighieri
Año: 1310
“La Divina Comedia” es la obra fundamental de la lengua italiana. Fue escrita por Dante Alighieri (1265-1321), un florentino que, tras ocupar importantes cargos públicos en su ciudad, tuvo que exiliarse. Consiste en un poema dividido en tres secciones o cánticas: Infierno, Purgatorio y Paraíso. La cántica más conocida e interesante es el Infierno, compuesta entre 1306 y 1310[1] y conformada por 34 cantos.
Dicen que la gente cuando veía en la calle a Dante comentaba “ahí va el hombre que estuvo en el infierno”. Ocurre que tiene dos grandes protagonistas: Virgilio, el poeta romano autor de la Eneida, ya muerto pero autorizado por Dios como guía, y Dante, el escritor devenido en personaje, quien aún está vivo y lo sigue en el camino.
Según la concepción de su tiempo, el infierno constaba de nueve círculos por los cuales ambos viajeros van descendiendo. A mayor profundidad, más graves los pecados y, por lo tanto, más crueles los castigos. Los círculos tienen custodios temibles (por ejemplo, los primeros cuatro al rey Minos, el Can Cerbero[2], Flegias y el Minotauro; el último, a un gigantesco Lucifer). Aunque Virgilio y Dante gozan de inmunidad ante las fuerzas demoniacas y dialogan permanentemente con los muertos, el viaje no está exento de peligros. A medida que se internan en las profundidades, la oscuridad y el frío también los asechan.
La intención del autor es didáctica y moralizante: quiere prevenir a los lectores de los riesgos que las malas conductas entrañan. Sirve también para presentarnos algunos hechos de su propia historia, pues aparecen figuras contemporáneas, incluyendo políticos, nobles, obispos y papas; más que el juicio divino parece el de Dante, que fue víctima de una persecución y nunca pudo regresar a su patria; algunos versos tienen aroma a revancha. El pecado que recibe el mayor castigo es la traición.
CÓMO LEER “EL INFIERNO”
Son famosos los problemas que ocasionan las traducciones de poemas, sobre todo por la rima, el sentido de las palabras y, la forma de presentar las ideas; como dice el dicho “traduttore, traditore” (“traductor, traidor”). Existen múltiples traducciones a la lengua castellana. Pocos saben que Bartolomé Mitre, quien fuera presidente argentino en el siglo XIX, realizó una de ellas.
Nuestro hermano Alejandro, quien es arquitecto y profesor de Letras, nos recomendó buscar una versión con notas aclaratorias, pues en “El Infierno” se citan varios mitos poco difundidos y se nombran numerosas personalidades famosas en aquel tiempo, pero que hoy resultan desconocidas. En un viaje a Buenos Aires adquirimos una interesante edición con traducción y notas de Alejandro Crotto e ilustraciones de Julián de la Mota que nos facilitó la lectura. En una breve introducción el traductor informa qué procedimientos ha seguido para ser lo más fiel posible -reconociendo los límites- al texto original.
ACERCA DEL SATANÁS, Y EL INFIERNO
No conocemos el origen de la creencia en un sitio de castigo eterno. En la antigüedad se concebía el universo en tres niveles: el subterráneo, el terrestre y el celeste. La palabra infierno etimológicamente proviene del latín y está vinculado con la idea de inframundo, presente en muy diversas culturas, como, por ejemplo, la egipcia, la griega (el Hades) y la maya.
Buena parte de la cristiandad considera a Lucifer, el diablo o Satanás un ángel caído: “tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector”[3].
Hasta donde conocemos, ningún texto bíblico presenta a Satanás reinando en el infierno; incluso en un versículo del Apocalipsis se lo condena a un lugar de padecimiento y destrucción: “Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre…”[4]). En el Nuevo Testamento subyace la idea que Dios es Señor de todo, incluido el infierno, tal como dice Jesús: “y no temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”[5].
Entonces, ¿por qué Dante realiza esa semblanza del infierno? Él escribía en la Europa medieval católica. La imagen que allí se tenía del infierno no provenía de un texto bíblico sino de una obra seudoepigráfica posterior, titulada “Apocalipsis de Pedro” (no confundir con la obra copta homónima hallada en Nag Hammadi). Ese texto describe detalladamente horrorosos tormentos para los pecadores después de la muerte, tales como “Y, cerca, más hombres y mujeres que eran quemados, y asados y dados vuelta (sobre el fuego). Eran los que habían abandonado el camino de Dios”[6].
La conciencia del bien y del mal, el libre albedrío y la idea de un juicio futuro han estado presentes en forma latente o manifiesta en todas las personas, en todos los pueblos y en todas las épocas. “El infierno” no es un conjunto de versos que cuentan aventuras, sino una advertencia por parte de Dante. Probablemente, si existe, el infierno en nada se parezca al que relata el libro; sin embargo, podemos afirmar con absoluta certeza que hay muchos que en vida viven infiernos. Siguiendo el propósito del poeta, hay una buena noticia: mientras nuestros corazones latan es posible salir de ellos.
© Pablo R. Bedrossian, 2022. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Se discute la fecha, otros creen que “El inferno” fue compuesto entre 1304 y 1308.
[2] Muchos recordarán este monstruoso perro de tres cabezas de la Eneida, la gran obra de Virgilio.
[3] Ezequiel 28:14-16 (para los interesados, recomiendo leer el texto en su contexto: Ezequiel 28:11-19; es un mensaje dirigido al rey de Tiro)
[4] Apocalipsis 20:10
[5] Evangelio de Mateo 10:28
[6] Ramos Seisas, Daniel, “El ‘Apocalipsis de Pedro’”, Apéndice (34). Puede descargarse de https://nanopdf.com/download/apocalipsis-de-pedro_pdf
CRÉDITOS MULTIMEDIA
La fotografía de la máscara mortuoria de Dante Alighieri fue tomada por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos.
Los indios Selknam también, conocidos como onas, en nuestra Patagonia también manejaban el concepto de el universo en tres niveles. En el Museo Antropológico de Gaiman (Chubut) hay iconografías al respecto.
En otro orden, totalmente distinto, el Palacio Barolo, edificio ubicado en la ciudad de Buenos Aires (Av. de Mayo 1370), su construcción tiene elementos relacionados con el Infierno del Dante https://palaciobarolo.com.ar/palacio-barolo/divina-comedia/
Atte. Lif. Faustino Velasco.-
¡Gracias, Faustino, por el dato de los Selkman! He publicado algo sobre el Barolo y Dante Alighieri, lo podés leer en https://pablobedrossian.com/2014/10/16/el-palacio-barolo-una-mausoleo-para-dante-alighieri-por-pablo-r-bedrossian/ ¡Cordiales saludos!