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Serie “CONFIESO QUE HE LEÍDO”
John Katzenbach es un reportero especializado en temas judiciales que ha escrito en los medios más importantes de los Estados Unidos. Si bien su carrera como novelista se inició en 1982, alcanzó su mayor esplendor veinte años después con la presentación de “El Psicoanalista”, un thriller donde se mezclan la psiquiatría, la intriga y la acción.
El Dr. Ricky Starks, un psicoanalista exitoso, es despojado no solo de todos sus bienes sino de su dignidad por un poderoso enemigo invisible, quien, además, le exige suicidarse a cambio de no asesinar a alguien de su familia. Aunque la razón es desconocida, su amenaza es absolutamente creíble. El protagonista está convencido que la venganza proviene de alguno de sus antiguos pacientes. Se trata de un juego patológico que exige decisiones radicales en medio de la marea de desconcierto provocada de los golpes recibidos.
La temática de “El Psicoanalista” no es original: digamos que sería una versión light y posmoderna de “El Conde de Montecristo”, la extraordinaria novela de Alejandro Dumas. Sin embargo, el autor mantiene al lector en vilo desde el principio hasta el final, mediante agudos diálogos y una acción que nunca se detiene. Como suele suceder con las obras del género de intriga, el lenguaje es tan visual que parece una película.
Los lugares comunes en los que el texto cae al principio, tan necesarios como predecibles, se compensan con el vértigo del relato, construido siempre desde los ojos del protagonista. Probablemente también sobren unos códigos que Ricky Starks debe descifrar (sin ellos, la novela no hubiera perdido nada), pero la historia atrapa sin decaer en ningún momento.
Más allá de entretener (algo que logra sobradamente) ¿Posee “El Psicoanalista” algún otro mérito importante? Dice el autor al final de la edición 10º aniversario: “La lección del personaje que yo mismo inventé fue sencilla, aunque profunda: no basta con limitarse a encontrar la solución a un problema. En apariencia, eso puede ser importante. Pero la forma de avanzar realmente es comprender que intentar salir de un dilema, por más complejo que sea un problema, genera una oportunidad igual de trascendental”[1]. En nuestra opinión, ese pensamiento se resume en una simple idea: que alguien haya perdido todo no significa que su vida haya terminado. Quizás sea un nuevo comienzo. De todos modos, para nosotros la novela no tiene moraleja. Creemos que es una historia muy bien narrada y con muchos bemoles, que mantiene al lector cautivo del principio hasta el final.
© Pablo R. Bedrossian, 2021. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Katzenbach, John, «El Psicoanalista», , Edición Décimo Aniversario, Ediciones B, 2014, p.527
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