DOS TEXTOS CONMOVEDORES SOBRE JESÚS (por Pablo R. Bedrossian)

Serie CUENTOS QUE NO SON PURO CUENTO

Hay relatos que enseñan o que cuentan, pero hay otros que conmueven.

Conocemos la historia de Jesús a través de los evangelios, un innovador género literario del siglo I, cercano a las biografías. La diferencia entre ambos la resumió el experto Martin Khäler al afirmar que los evangelios eran narraciones sobre la pasión de Cristo con extensas introducciones. De hecho, a lo largo de todo el Nuevo Testamento la muerte y la resurrección de Jesús son descritos como actos de amor de Dios en favor de los hombres.

Hoy presentamos dos textos construidos a partir de los evangelios, uno anónimo y otro cuya autoría está en discusión. Traducidos del inglés, ambos les han sumado a los relatos bíblicos la percepción de la Historia y la experiencia personal de sus autores.

EL CRISTO INCOMPARABLE

Se cree que “El Cristo incomparable” fue escrito en el siglo XIX, pues el primer texto conocido comenzaba diciendo “hace diecinueve siglos”. Se desconoce su autor y hay numerosas versiones con variantes, añadidos y omisiones, pero todas ellas conservan la misma esencia. Esta es una versión adaptada por el autor de esta nota:

Hace más de dos mil años existió un hombre que nació contrario a las leyes naturales de la vida. Este hombre vivió en la pobreza y fue criado en oscuridad.

No viajó extensamente. Solamente una vez cruzó las fronteras del país en que vivía; eso fue cuando, siendo niño, estuvo un tiempo exiliado.

No poseía ni influencia ni dinero. Sus familiares no eran prominentes y carecían de todo entrenamiento o de educación formal.

Durante su infancia atemorizó a un rey; durante su niñez impresionó a los doctores de la ley y, ya siendo hombre, dominó la naturaleza: caminó sobre las olas como si fuese el pavimento y silenció los vientos y la mar.

Sanó a las multitudes sin medicina y no cobró por sus servicios.

No escribió ningún libro, sin embargo no existe biblioteca tan grande como para contener todos los volúmenes que se han escrito sobre él.

No compuso ninguna canción, pero aun hoy sigue sirviendo de tema para más canciones que todas aquellas compuestas sobre cualquier otro tema por todos los compositores de la historia en su conjunto.

Nunca fundó una universidad, pero todas las escuelas reunidas no tienen más discípulos que este hombre único.

Jamás practicó la siquiatría, pero ha sanado más corazones atribulados que todos los doctores de todas las épocas.

Él nunca formó un ejército, seleccionó a un soldado o disparó un arma. Sin embargo, ningún líder tuvo más rebeldes que se rindieran a él sin un solo disparo.

Una vez cada semana las ruedas de la industria se detienen por todo el mundo y multitudes acuden a sus centros de culto para adorarlo.

Los nombres de los grandes estadistas florecieron pero han quedado relegados al olvido. Y, aunque el tiempo ha colocado más de dos mil años entre este hombre y nuestros días, él siempre vive: Herodes no lo pudo destruir y el sepulcro no lo pudo retener.

Él está sobre el mayor pináculo de la gloria celestial, exaltado por Dios, reconocido por los ángeles, adorado por santos y temido por los demonios, como el viviente y personal Cristo, nuestro Señor y Salvador”.

UNA VIDA SOLITARIA

El ensayo “Una vida solitaria”, escrito bajo la forma de un poema es atribuido a James Allan Francis (1864-1928). Originalmente formó parte de un sermón pronunciado el 11 de julio de 1926 a la Unión de Jóvenes Bautistas reunida en una convención en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Ese mismo año aquel mensaje incluido en el libro “El verdadero Jesús y Otros Sermones”, del mismo predicador y la sección referida a “Una vida solitaria”, con cambios menores, se hizo popular y comenzó a circular en forma independiente. Adaptada y convertida ya en un texto independiente, fue publicada en 1930 por la American Baptist Publication Society bajo el título en inglés “Jesús – A Brief Life”.

Sin embargo, actualmente la autoría está en discusión pues algunos han atribuido el poema a Phillips Brooks (1835-1893), pastor y autor del famoso villancico navideño “O Little Town of Bethlehem”, conocido en español como “Oh, aldehuela de Belén” o “Pequeña aldea de Belén”.

Aquí presentamos «Una vida solitaria»:

Nació en una aldea desconocida, hijo de una campesina. Creció en otra aldea desconocida, donde trabajó en una carpintería hasta los treinta años. Luego, durante tres años fue un predicador itinerante.

Nunca escribió un libro. Él nunca tuvo una oficina. Nunca formó una familia ni fue dueño de una casa. Nunca vivió en una gran ciudad. Nunca viajó 200 millas desde el lugar en el que nació. No hizo ninguna de las cosas que suelen acompañar a la grandeza.

Mientras todavía era un hombre joven, la opinión pública se volvió contra él. Sus amigos lo abandonaron. Fue entregado a sus enemigos, y pasó a través de la parodia de un juicio. Él fue clavado a una cruz entre dos ladrones. Mientras él moría, sus verdugos sortearon la única propiedad que tenía en la tierra…sus vestiduras, Cuando él murió, fue sepultado en una tumba prestada.

Los siglos han pasado, y hoy en día la suya es la figura central de gran parte de la raza humana. Todos los ejércitos que han marchado, todas las armadas que han navegado, todos los parlamentos que alguna vez han legislado, todos los reyes que han reinado, puestos juntos, no han afectado tanto la vida del hombre sobre la tierra como esta vida solitaria.

© Pablo R. Bedrossian, 2018. Todos los derechos reservados.

BONUS:

Basado en ambos ensayos en 1985 escribí una canción que hoy se conoce como “Historia Inconclusa”, que han grabado, entre otros, Andrea Francisco, Estrella De Angelis e Ivana Sanhueza. Invito a escucharla en la voz de Ivana Sanhueza.

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