LA BIBLIA Y LOS GRANDES ESCRITORES ARGENTINOS (por Pablo R. Bedrossian)

Este artículo está incluido en la introducción de una edición especial de la Biblia, lanzada por la Sociedad Bíblica Argentina en ocasión del Bicentenario de la Independencia. 

La Biblia no sólo es revelación: es literatura, pues es el libro que contiene las palabras acerca de la Palabra.

Quizás como una reacción libertaria al dogmatismo impuesto por la iglesia oficial a partir del golpe de 1930, los grandes escritores argentinos del siglo XX, como Borges, Cortázar y Sábato fueron ateos, agnósticos o personas con profundas dudas de fe. A pesar de ello, La Biblia está omnipresente en sus textos, en forma tácita o explícita.

BORGES

Borges por Luis Chavez 01
Borges por Luis Chávez

En una entrevista con María Esther Vázquez, al responder la pregunta sobre cuál fue su primer contacto con las letras dice:

“… también debo recordar a mi abuela, que era inglesa y sabía de memoria la Biblia, de modo que puedo haber entrado en la literatura por el camino del Espíritu Santo…”[1].

Se refería a su abuela paterna, Frances Haslam Arnett. En el encuentro que mantuve con él, me dijo sobre ella “¿Ud. sabe? Tenía una abuela protestante. Un bisabuelo mío era pastor metodista”[2].

Esta rica influencia llegó a sus escritos. El Catálogo de la Biblioteca Nacional de España, publicado en ocasión de la exposición en su homenaje, a fines de 1985, incluyó una lista de autores citados por Borges a esa fecha, poco antes de su muerte. La Biblia comparte el segundo lugar junto con William Shakespeare con 110 citas, sólo superado por el autor de La Guerra Gaucha, Leopoldo Lugones, con 117. El número real de citas bíblicas es aún mayor pues tiene omisiones[3].

Entre los títulos de sus obras hay algunos explícitamente bíblicos, como sus cuentos “Tres versiones sobre Judas” o “El evangelio según san Marcos”, o sus poemas “Juan 1:14”, “Lucas XXIII”, “Eclesiastés 1:9” y “Cristo en la cruz”.

Su conocida admiración por el pueblo judío está íntimamente unida a “La Biblia o, más concretamente, la Torá o el Pentateuco. Se considera que esos libros fueron dictados por el Espíritu Santo. Esto es un hecho curioso: la atribución de libros de diversos autores y edades a un solo espíritu; pero en la Biblia misma se dice que el Espíritu sopla donde quiere”[4].

Su buen conocimiento de estos textos puede comprobarse cuando escribe “de Moisés que, desde la tierra de Moab, divisó y no pudo pisar la tierra prometida”[5] o “La lección original es famosa. La registra el capítulo tercero del segundo libro de Moisés, llamado Éxodo. Leemos ahí que el pastor de ovejas Moisés, autor y protagonista del libro, preguntó a Dios Su Nombre y Aquél le dijo: Soy El Que Soy”[6].

Borges también conoce bien los evangelios. Basta un ejemplo como prueba: “De Cristo sabemos que escribió una sola vez algunas palabras que la arena se encargó de borrar” en cita directa al Evangelio de Juan 8:6-8[7].

santa-biblia-argentina-02No profesa ninguna fe a través de sus textos; para Borges la Biblia es un instrumento para alcanzar sus fines literarios. Frente a Jesús asume una posición ambigua, basada en su interpretación de las afirmaciones evangélicas:

“Siempre he tenido una admiración muy especial por Cristo… Sin embargo, siento que hay algo que le sobra a Cristo. O que le falta… En Cristo hay algo como de político que no acaba de convencer. Inclusive, por momentos me parece hasta demagógico. Por ejemplo, aquello de que los últimos serán los primeros[8]. ¿Por qué? Es injusta esa aseveración. ¿Por qué? No lo entiendo. Y menos entiendo esa idea miserable de que los ricos no entrarán al Reino de los Cielos porque aquí, en la Tierra, ya recibieron su recompensa[9]. Si el Reino de los Cielos es eterno, ¿cómo puede comparársele a unos cuantos años de supuesta felicidad aquí en la Tierra? [10]”. “Al mismo tiempo, si una persona cree que es Hijo de Dios[11], si confiesa opiniones tan extraordinarias como ésa, no sé hasta dónde podemos juzgarlo. Indudablemente es una de las personas más raras y más admirables que ha contado el mundo”[12].

Un detalle poco conocido es que, en uno de los personajes de sus cuentos es un vendedor de biblias:

“El hombre tardó un rato en hablar. Exhalaba melancolía, como yo ahora.

– Vendo biblias – me dijo.

No sin pedantería le contesté:

– En esta casa hay algunas biblias inglesas, incluso la primera, la de John Wiclif. Tengo asimismo la de Cipriano de Valera, la de Lutero, que literariamente es la peor, y un ejemplar latino de la Vulgata. Como usted ve, no son precisamente biblias lo que me falta”[13].

Cabe aquí agregar una parte del diálogo que mantuve con él:

– Y Ud., Borges, ¿en qué cree?

– Bueno, yo soy ateo.

– Déjeme preguntarle de otro modo. ¿Cree en una vida eterna?

– No

– ¿Cree en la resurrección de Jesucristo?

– Tampoco

– ¿Y en Jesucristo como ser histórico?

– Desde luego. Si no, tendría que pensar que los cuatro más grandes escritores de la antigüedad fueron cuatro novelistas.[14]

CORTÁZAR

Julio Cortazar 01
Julio Cortázar retratado por Sara Facio

Julio Cortázar conocía bien la Biblia. “Su amor por los idiomas también se despertó tempranamente, y al inglés… sumó el alemán… al que perfeccionó en Bolívar gracias a la lectura de la Biblia de Lutero”, dice uno de sus biógrafos[15].

Por ejemplo, una de sus expresiones favoritas es hablar de su “Camino de Damasco”, utilizando la experiencia paulina a modo de metáfora, para representar repentinas tomas de conciencia que lo llevaron a cambios radicales: “Ese libro fue un poco mi Camino de Damasco, porque recién en ese momento me caí del caballo. Y sentí que toda una etapa de mi vida literaria entraba irrevocablemente en el pasado y que delante se abría un mundo del que yo no entendía muy claramente las cosas”[16]. “París fue un poco mi Camino de Damasco. La gran sacudida existencial”[17].

A pesar que su universo está centrado en el ser humano rodeado de trivialidades y situaciones comunes, también contiene frecuentes elementos bíblicos, pero menos manifiestos. Los usa en sentido dramático, para representar la actitud humana frente al dolor y el sufrimiento. Por ejemplo, uno de sus cuentos más famosos, “El Perseguidor” está poblado de alusiones bíblicas. Su epígrafe es la frase del Apocalipsis “sé fiel hasta la muerte”[18]. En “Las fases de Severo”[19], se relata la grotesca pasión y muerte de un amigo del personaje, despojado de todo sentido religioso, pero teniendo como sustrato las últimas horas de Jesús. El tema no era nuevo para él. A los 24 años y bajo el seudónimo de Julio Denis, había publicado su soneto “Crucifixión”:

“Tanta sed, que el agua hubiera sido

sucedáneo de Dios en ese instante.

Tanto el dolor como el clamor quemante

a cada descender del pecho herido.

Y el corazón latiendo, con latido

tenaz y mantenido y delirante,

reloj trizando de un tiempo agonizante,

matando en más vivir lo Prometido.

Jesús alzó los ojos hasta el cielo

Y halló tan sólo un resplandor de hielo

tras del cual se escondía indiferencia;

y comprendió el porqué de ese latido

prolongado en el ansia del gemido

y comprendió el porqué de su Presencia.[20]

Para Cortázar la Biblia sirve tanto de instrumento como de referencia. Hasta donde sabemos, nunca profesó una fe bíblica, sino que, en sus primeros años, concebía a Dios en términos de experiencia; por ejemplo, “Usted irá alguna vez a la Quebrada de Humahuaca; usted comprenderá entonces esa imposibilidad de hablar. Allí, en cada pico y en cada valle, se queda uno a solas con Dios”[21].

santa-biblia-argentina-01Su adhesión a la revolución castrista y posteriormente al sandinismo fueron parte de su evolución personal de sus últimos años. Hay un relato del extraordinario escritor nicaragüense Sergio Ramírez, donde Cortázar participa de una misa oficiada por Ernesto Cardenal, en Mancarrón, una isla de Solentiname, un archipiélago en el Lago de Nicaragua, que era foco de la resistencia contra el dictador Somoza. Compartimos algunos párrafos, pues revela de algún modo la interpretación que Cortázar hacía sobre las Escrituras. El pasaje es Mateo 26:

Lee Ernesto: «¿no sabes que podría pedirle a mi Padre, y él me enviaría ahora mismo más de doce legiones de ángeles? Pero en ese caso, ¿cómo se cumplirían las escrituras, que dicen que tiene que suceder así?». Y Cortázar: «Es un pasaje muy, muy oscuro, que habría que analizar en relación con el resto del evangelio. Pero es evidente que toda la vida de Jesús va cumpliendo una tras otra las profecías que se han hecho de él; digamos que él es fiel a las profecías, a un plan preconcebido; entonces no puede dejar de cumplir la última, que es su muerte. Sería un contrasentido de su parte pedir que vengan doce divisiones de ángeles, no lo puede hacer, no quiere hacerlo.»

 

pablo-con-sergio-ramirez
Con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, mencionado en esta nota

Yo digo que Jesús está advirtiendo que no se puede confiar todo a los ángeles, que los ángeles no tienen nada que ver con las luchas terrenas, como la del pueblo de Nicaragua contra Somoza. Entonces Cortázar: «una interpretación sumamente tendenciosa, me parece». Yo: «ni él mismo creía que pudieran venir doce divisiones de ángeles a ayudarlo.» Cortázar; «quién sabe, en aquella época los ángeles eran muy eficaces, porque intervienen frecuentemente en la Biblia». Yo: «en el antiguo testamento, no en el nuevo» Y Cortázar: «Del nuevo no estoy tan seguro, pero en el antiguo su eficacia está comprobada»[22].

 

SÁBATO

santa-biblia-argentina-03Ernesto Sábato estudiaba Física en la Universidad de La Plata cuando ingresó en la Federación Juvenil Comunista. En poco tiempo se convirtió en secretario de la Juventud Comunista Argentina, organización que lo envió al Congreso Antifascista de Bruselas.  “Allí, en el curso de las charlas –recuerda- advertí que los males que yo temía (del sistema soviético) eran peores de lo que yo podía imaginar, y me fugué a Paris”[23].

En Francia sufrió una profunda crisis espiritual e ideológica que lo hizo romper con el comunismo, tras la cual retornó a la Argentina para reanudar sus estudios. En 1937 obtuvo el doctorado en Física. Posteriormente fue becado fuera del país y a su regreso fue nombrado catedrático de Física Teórica de la Universidad de La Plata. En 1943 se trasladó a Córdoba donde comenzó su labor literaria. Si bien un año después regresó a los claustros universitarios, su enfrentamiento con el régimen peronista lo obligó a renunciar.

Ernesto Sábato dio al tema ético un lugar central, por lo que no debe sorprendernos sus frecuentes menciones a Dios como fuente de razón y justicia. Sin embargo, en sus ensayos y en sus dos primeras novelas, “El Túnel” y “Sobre héroes y tumbas” hay muy escasas citas bíblicas. La más importante se encuentra en boca de un personaje, en la segunda de las novelas:

“Pero el loco Barragán proseguía con su predicación, sin oírlo, ya que su pregunta era retórica:

—Por eso yo les digo, muchachos, que la felicidad hay que buscarla dentro del corazón.

Pero para eso se necesita que venga el Cristo de nuevo[24]. Lo hemos olvidado, hemos olvidado sus enseñanzas, hemos olvidado que sufrió el martirio por nuestra culpa y por nuestra salvación[25]. Somos una manga de desagradecidos y unos canallas. Y si viene de nuevo, capaz que no lo conocemos y hasta le tomamos el pelo”[26].

Su conocimiento de las Sagradas Escrituras, también se observa en sus ensayos. Hay una mención importante a la muerte de Jesús al escribir sobre la trágica muerte de uno de sus hijos:

“Cuando murió Jorge Federico, la concepción que entonces tenía del tiempo resultó inválida… todo quedó suspendido en un vacío desgarrador. En mi imposibilidad de revivir a Jorge, busqué en las religiones, en la parapsicología, en las habladurías esotéricas, pero no buscaba a Dios como una afirmación o una negación, sino como a una persona que me salvara, que me llevara de la mano como a un niño que sufre. Lo que antes había leído con juicio crítico, ahora lo absorbía como un sediento[27]… Y entonces, cuando abandono esos razonamientos que acaban siempre por confundirme, me reconforta la imagen de aquel Cristo que también padeció la ausencia del Padre”[28].  

Ernesto Sábato 01
Con Ernesto Sábato en su casa de Santos Lugares

Sin embargo, es “Abaddon el Exterminador”, su última novela, donde se encuentra sus mayores menciones a los textos bíblicos, comenzando desde el propio título. El epígrafe, que pertenece al Apocalipsis, prefigura el contenido de la obra: “Y tenían por rey al Ángel del Abismo, cuyo nombre en hebreo es Abaddón, que significa El Exterminador”[29].

El tema de la destrucción sobrevuela todo el texto. “El monstruo ahora echaba fuego por las fauces de sus siete cabezas”[30] es una idea tomada de Apocalipsis 13:1. Más adelante un personaje dice “El 6 de agosto de 1944, los norteamericanos prefiguraron el horror final en Hiroshima. El 6 de agosto. El día de la Luz, de la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor![31][32].

A través de todo el relato, errático por momentos, se manifiesta la lucha entre las tinieblas y la luz, virtualmente tomada del primer capítulo del Evangelio de Juan, aunque alguno pueda adjudicarla al pensamiento esenio o al griego.

Dentro de la misma obra hay un curioso diálogo, donde un controvertido personaje antisemita menciona a las Escrituras, Satanás, Jehová, el Antiguo Testamento, el asesinato de Abel, Noé y el Diluvio, Abraham, Sodoma y Gomorra, la pascua, Cristo, Jesús, Judas. De inmediato afirma “Recuerden aquel pasaje en que Saulo reproduce las palabras de Cristo, convertido desde entonces en el Apóstol Pablo, para que predicase el evangelio entre judíos y gentiles: ‘Para que abras sus ojos, para que conviertas de las tinieblas a la luz, de la potestad de Satán a la de Dios[33]’. Y también aquellas palabras del Cristo en el Evangelio de San Juan, cuando les dice a los judíos: ‘De vuestro padre el Diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir’[34]. Más claro, imposible. Y ya lo dijo Satanás a Cristo: ‘Todo esto te daré si postrado me adorares’[35]”.

Sábato a diferencia de Borges y Cortázar no convierte la Biblia en un instrumento para su literatura, sino más bien le sirve sólo como referencia. El tema escatológico y la esperanza de un nuevo tiempo subyacen en este texto que desde el principio remite recurrentemente al Apocalipsis. “Si no tuviera esperanza, querido Bedrossian -me escribió en una de sus cartas-, no podría soportar este mundo”[36].

EPÍLOGO:

Creo que Marco Denevi, el autor de “Rosaura a la Diez” resume cabalmente el pensamiento de los escritores argentinos más influentes:

“Acudo permanentemente a la Biblia no por sus revelaciones religiosas sino por sus revelaciones humanas, por sus espléndidas metáforas poéticas, por sus relatos originales. Infinitamente más vasta que Homero, que Dante, que Shakespeare, que Cervantes, incomparablemente más rica que cualquier otra obra literaria…”[37].

© Pablo R. Bedrossian, 2016. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] Vázquez, María Esther, “Borges, sus días, su tiempo”, 1984, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, p.39

[2] Bedrossian, Pablo, en “El Expositor Bautista”, agosto de 1986, CEBA, p.6

[3] Velez, Gonzalo Salvador, “Borges y la Biblia”, 2008, Barcelona, tesis doctoral, Universitat Pompeu Fabra, p.12

[4] Borges, Jorge Luis, “Borges oral”, 1979, Emecé Editores / Universidad de Belgrano, Buenos Aires, p.17

[5] Borges, Jorge Luis, “Tema del Traidor y del Héroe”, en “Ficciones”, 1944, en “Jorge Luis Borges, Obras Completas 1923-1972”, 1974, Emecé Editores, Buenos Aires, p.496

[6] Borges, Jorge Luis, «Historia de los ecos de un nombre», en “Otras Inquisiciones”, 1952, p.750

[7] Borges, Jorge Luis, “Borges oral” p.15

[8] Evangelio de Marcos 10:31

[9] Evangelio de Marcos 10:23-25

[10] Solares, Ignacio, entrevista realizada a Borges en 1976, incluida en “Borges de la A/Z”, 1988, compilación de opiniones de Jorge Luis Borges por Antonio Fernández Ferrer, Biblioteca de Babel, p.21

[11] Evangelio de Juan 10:25, 15:15

[12] Vázquez, María Esther, Op. Cit. p.100

[13] Borges, Jorge Luis, “El Libro de Arena”, en “El Libro de Arena”, 1975, en “Jorge Luis Borges, Cuentos Completos”, 2012, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina

[14] Bedrossian, Pablo, Op.cit. p.6

[15] Goloboff, Mario, “Julio Cortázar – La Biografía”,1998, Cuadernos de Sudestada, Ediciones Continente, Buenos Aires, Argentina, p.21

[16] Carta a Graciela de Sola, citada en Goloboff, Mario, Op.cit. p.26

[17] González Bermejo, Ernesto, “Conversaciones con Cortázar”, 1978, Edhasa, Barcelona, p.10

[18] Apocalipsis 2:10

[19] Cortázar, Julio, “Las fases de Severo”, en “Octaedro”, 1974, en “Cortázar, Cuentos Completos/2”, 1996, Alfaguara,Buenos Aires, Argentina

[20] Denis, Julio (seudónimo de Julio Cortázar, “Presencia”, 1938, El Bibliófilo, Buenos Aires, p.35-36

[21] Cortázar, Julio, carta a Mercedes Arias en “Cartas”, 2000, Alfaguara, Buenos Aires, Argentina, p.106

[22] Ramírez, Sergio, “El Evangelio según Cortázar”, en Revista de la Universidad de México, 2004, número 1, México, p.26

[23] Suplemento “Iberoamérica Una Comunidad”, Diario Clarín, 17/07/1991, Buenos Aires p.2. La referencia entre paréntesis proviene del párrafo anterior y se le agrega para entender su expresión “los males” según el contexto.

[24] Hechos 1:11, 1ª Ep. a los Tesalonicenses 1:10, 4:16

[25] Epístola a los Romanos 5:8,19; 6:23

[26] Sábato, Ernesto “Sobre Héroes y Tumbas”, 1961, en “El Túnel – Sobre Héroes y Tumbas”, 1985, Seix Barral, Barcelona, España, p.290

[27] Sábato, Ernesto, “La Resistencia”, 1998, Seix Barral, Buenos Aires, Argentina, p.180

[28] Sábato, Ernesto, Op. cit. p.197

[29] Apocalipsis 9:11; en muchas versiones aparece escrito Abadón, con una sola d.

[30] Sábato, Ernesto, “Abaddón El Externinador”, 1974, en “Abbadón El Externinador / Ejercicios Estilísticos”, 1986, Seix Barral, Barcelona, España, p.13

[31] Evangelio de Mateo 17:1

[32] Sábato, Ernesto, “Abaddón El Externinador”, 1974, en “Abbadón El Externinador / Ejercicios Estilísticos”, 1986, Seix Barral, Barcelona, España, p.318

[33] Hechos 26:18

[34] Evangelio de Juan 8:44

[35] Evangelio de Mateo 4:9

[36] Bedrossian, Pablo, “Ernesto Sábato: Un Encuentro y Tres Cartas Suyas”,  https://pablobedrossian.wordpress.com/2013/12/20/ernesto-sabato-un-encuentro-y-tres-cartas-suyas-por-pablo-r-bedrossian/

[37] Bedrossian, Pablo, “El Escritor y La Biblia: Marco Denevi responde” https://pablobedrossian.wordpress.com/2014/03/21/el-escritor-y-la-biblia-responde-marco-denevi-por-pablo-r-bedrossian/

4 Comments

    1. ¡Gracias, Julio! En mi blog puede encontrar tres notas que quizás le interesen: un encuentro que tuve con Jorge Luis Borges, un encuentro con Ernesto Sábato y tres cartas que me envió y finalmente respuestas de Marco Denevi a preguntas que le realicé. En los tres casos, el tema gira alrededor de la fe.

  1. Hola Pablo, excelente artículo. Tengo una inquietud, cuando Borges dice “Desde luego. Si no, tendría que pensar que los cuatro más grandes escritores de la antigüedad fueron cuatro novelistas.[14]” ¿a quienes se refiere?

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