“EL CONDE DE MONTECRISTO”, UNA OBRA EXTRAORDINARIA PARA SENTIR, PENSAR Y RECORDAR (por Pablo R. Bedrossian)

Serie LECTURA RECOMENDADA

Título: “El conde de Montecristo” (título original en francés “Le comte de Monte-Cristo”)

Autor: Alejandro Dumas

Año: 1846

Como en “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” o “La Metamorfosis” de Kafka, el argumento de esta novela está ampliamente difundido. Sea por el cine o la TV, muchos conocen la historia; sin embargo, quien no la haya leído pierde una oportunidad extraordinaria porque la pluma de Alejandro Dumas, su autor, convierte la lectura en una experiencia inolvidable.

El ejemplar al que accedí tenía 843 páginas con letras de tamaño minúsculo. No es un libro pequeño. Sin embargo, sus páginas no se leen: se devoran. Provisto de un lenguaje barroco, lleno de magníficas imágenes y cautivantes diálogos, la historia se construye a través de etapas en las cuales Dumas intercala sabias y breves reflexiones sobre la naturaleza humana, el sentido de justicia, la conciencia moral y la consecuencia de nuestras acciones, que perduran más allá de los momentos, las circunstancias y las intenciones.

La obra empieza con Edmundo Dantés, un hombre feliz, pero a la vez ingenuo, que cree que la vida le sonríe mientras otros conspiran contra él. ¿Nunca le ha pasado a Ud. a menor escala algo parecido? Los celos, la envidia y la codicia se personifican en Fernando Montego y en Danglars, quienes le arrebatan a Dantés todo lo que posee, que no es más que su trabajo de marino, la mujer que ama, el cariño de su padre y, ambición del procurador Villafort mediante, su preciada libertad. La prisión lo condena a una muerte en vida hasta que un encuentro en esa oscura mazmorra transforma su vida.

La lectura plantea profundos dilemas: ¿Puede ser la venganza un instrumento de justicia divina? ¿Resuelve el dolor de la víctima el castigo a quienes le han hecho daño o con ello se iguala a sus victimarios? ¿Puede la conciencia moral poner límites al resentimiento? Estos planteos están implícitos en la trama y cada lector deberá responder con total imparcialidad.

CÓMO LEERLA

Hay, al menos, dos formas de leer “El conde de Montecristo”: una es centrarse en la apasionante historia de inocencia, padecimiento y retorno; un drama épico donde aparece un ángel vengador que juega secretamente su partida. Pero también puede leerse mirando más allá y plantearse si después de haber sido víctima de la maldad ajena, el hombre es capaz de perdonar o necesita la revancha para sentirse libre o satisfecho.

Alguna vez escribimos sobre el mito de Acteón. Según la mitología griega, Acteón era un famoso cazador que accidentalmente observó a Diana bañándose desnuda. Al detectar la presencia masculina, la diosa de la caza se enfureció. Lanzó unas gotas sobre el cazador que lo fueron convirtiendo paulatinamente en un venado, al cual su propia jauría devoró. El mito no se centra en la venganza de Diana, sino en un hecho menos evidente: el cazador no es consciente de la transformación que va padeciendo; sólo advierte su nuevo estado cuando la muerte es inevitable. Tal como Acteón, con frecuencia no percibimos cómo operan en nosotros las circunstancias adversas; descubrimos sus efectos demasiado tarde. ¿En qué se transforma Edmundo Dantés? ¿En un heroico sobreviviente, en una víctima que busca justicia, en la misma clase de monstruo que aquellos que lo despojaron de sus mejores años o en un ejecutor de la justicia divina? De su propia interpretación de este maravilloso texto cada lector obtendrá su respuesta.

© Pablo R. Bedrossian, 2021. Todos los derechos reservados.

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