María Rostworowski de Diez Canseco (1915-1916) es considerada la máxima experta en culturas prehispánicas del ámbito inca. Nacida en Perú de padre polaco y madre puneña prefirió identificarse con sus raíces americanas, dedicando su vida a develar la historia de las etnias nativas y a entender su dinámica social.

Entre sus múltiples publicaciones se destaca “Historia del Tahuantinsuyu”; prefiere utilizar este último término para denominar a la reunión de las cuatro regiones andinas bajo el poder inca que hablar de imperio, un concepto europeo, que, como muchos otros -tal como ella misma indica-, actúa como un paradigma que impide la correcta interpretación de los hechos.

Hemos leído la tercera edición del libro. La primera es de 1988, la segunda de 1999 y la nuestra de 2014. La obra se divide en dos grandes secciones: la primera, titulada “El surgimiento y apogeo del estado inca”, es un repaso de la historia antes de la llegada de los españoles, y la segunda, denominada “Los aspectos organizativos”, incluye el análisis de las clases sociales, la economía y la administración.
Los temas de la obra presentan serios problemas investigativos: A diferencia de los mayas, cuya información quedó grabada en glifos, los incas y el resto de los pueblos andinos fueron ágrafos, que significa sin escritura. Además, una economía sin dinero, basada en intercambios de bienes y servicios registrados mediante un complejo sistemas de nudos en quipus, piezas de cordones de lana o algodón, complica el entendimiento del comercio. Sin embargo, María Rostworowski formula hipótesis creíbles que brindan solidez a sus afirmaciones.
Desde luego se apoya en escritos del siglo XVI; sin embargo, ve en el Inca Garcilaso de la Vega sesgos y distorsiones que juzga intencionales, no por prejuicios europeizantes sino por su pertenencia a un determinado bando indígena[1]. La autora considera que el triunfo contra los chancas provee una creciente hegemonía al Cusco y desarrolla la línea inca que nace en Viracocha (del cual poco se sabe), pasa por Pachacutec (apodo de Cuti Yupanqui), Tupac Yupanqui, Huayna Cápac, y termina con el famoso enfrentamiento entre Huáscar y Atahualpa.

La historia cuenta trata del sometimiento forzoso que otros pueblos indígenas padecieron por parte de los incas. Describe la estrategia inicial del vasallaje “por las buenas”, basado en el principio de la reciprocidad: fiestas y regalos a cambio de bienes y servicios; sin embargo, ante la menor resistencia, sigue el dominio “por las malas”, con exterminio, desplazamiento de los sobrevivientes y gobernantes incas impuestos a los pueblos extranjeros. En ese sentido destruye aquella reivindicación de los pueblos originarios cuando declaran que la tierra pertenece a sus primitivos habitantes. Por el contrario, la ambición de poder, la extensión territorial y el uso de la fuerza militar parecen ser el común denominador de los incas que, en ese sentido, imitaron el expansionismo europeo. Las deportaciones se conocen como mitmaq y los esclavos (aunque la autora se abstiene de asignarle ese nombre) como yanas. Como parte de su agenda de dominación cultural impusieron una misma lengua en todo el territorio.
Por todo ello, podemos decir que las investigaciones de María Rostworowski de Diez Canseco desmitologizan la visión popular del pueblo inca, algo que en nada justifica la sanguinaria crueldad de los conquistadores españoles que sí se sirvieron del resentimiento de los pueblos sojuzgados para destruir el imperio y sustituirlo por una autoridad absoluta que declamaba la cruz pero usaba la espada.

Hay algunos puntos muy interesantes entre los aspectos administrativos. Quizás el más importante sean los excedentes de producción en poder de los incas y la enorme cantidad de provisiones, vestimentas y ornamentos encontrados en sus almacenes. Aunque la historiadora no menciona la cifra de los habitantes de la región andina durante el siglo anterior de la llegada de los conquistadores[2] – aunque sí menciona la existencia de 30,000 pescadores en un solo pueblo-, suponemos la enorme dificultad que representaría establecer una cadena de suministros considerando la geografía hostil de la cordillera. Sin embargo, los incas fueron sumamente exitosos en la acumulación de bienes que entregaban a cambio de servicios (trabajo físico).
Entre los múltiples aportes de “Historia del Tahuantinsuyu” se encuentra también una descripción detallada de las estructuras sociales y sus liderazgos, cuyos intereses muchas veces eran contrapuestos. En el excelente resumen final, si la Historia es la historia del poder político, la de los incas -según la autora- revela una ambición excesiva pero ingenua. Pese a su rápido crecimiento no estaban preparados para manejar el cambio psicológico y tecnológico resultante de enfrentar a hombres blancos con armaduras y a caballo. La aparición de este nuevo enemigo no solo expuso sus debilidades sino también demostró que bastaba un puñado de aventureros y forajidos inescrupulosos para desmoronar el estado inca en un periodo muy corto de tiempo.
© Pablo R. Bedrossian, 2020. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] Rostworowski de Diez Canseco, María, “Historia del Tahuantinsuyu”, IEP (Instituto de Estudios Peruanos), 3ª Ed., 2014, p.59
[2] Se estima que a la llegada de los españoles el Tahuantisuyu (que otros escriben Tahuantinsuyo) contaba con unos 12 millones de habitantes.
CRÉDITOS MULTIMEDIA
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