LOS PASAJES JULIO S. DANTAS Y GUILLERMO ENRIQUE GRANVILLE (por Pablo R. Bedrossian)

Serie “PASAJES Y CALLES CURIOSAS DE BUENOS AIRES”

A fines de 2014 publiqué la nota “Tres curiosas calles de mi Buenos Aires querido”[1]. Hablaba allí de los pasajes Julio S. Dantas y Guillermo Enrique Granville y de la calle Martín Pescador. A pesar de haber emigrado, deseaba escribir sobre esas perlas ocultas de mi amada Buenos Aires. Durante una visita en 2016, pude regresar al pasaje Julio S. Dantas -en realidad, una calle muy angosta- y al pasaje Guillermo Enrique Granville, una pequeña vía peatonal. Entre ambos conforman una suerte de chata y ancha letra T. Si no lo han hecho aún, los invito a recorrerlos.

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Los pasajes Julio S. Dantas y Guillermo Enrique Granville se ubican en Villa Santa Rita. Aunque muchos lo confunden con Monte Castro, Floresta o Villa del Parque, este barrio tiene identidad propia. Está delimitado al este por la calle Condarco, al norte por la Avenida Álvarez Jonte y la calle Miranda, al oeste por la calle Joaquín V. González, y al sur por la Avenida Gaona. Fue levantado sobre una zona de quintas, lotificada a fines del siglo XIX[2].

EL PASAJE JULIO S. DANTAS

Si uno viene desde las avenidas Gaona o Juan B. Justo, sugerimos iniciar el recorrido por la calle Cuenca, poco antes de llegar a la Avenida Álvarez Jonte. A mano izquierda se abre la estrecha calle empedrada Julio S. Dantas.

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Su acera izquierda es una rampa de acceso, seguramente pensada para niños con capacidades motrices diferentes, porque a mitad de cuadra hay una escuela pública. La rampa tiene a su izquierda una baranda metálica pegada a la pared donde resalta una pintura publicitaria de la empresa Petri y el anuncio del estacionamiento para sus clientes.

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La pintura publicitaria va seguida de un mural infantil.

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A la derecha de la rampa hay un cantero poblado de vegetación.

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El pasaje Dantas nace en Cuenca 2102 y técnicamente se extiende en dirección oeste hasta Llavallol 2055, entre Elpidio González y Álvarez Jonte. Sin embargo, el pasaje realmente termina en la calle Campana, la calle siguiente, porque al llegar a ella y doblar a la izquierda, a pocos metros se abre otro pasaje, más ancho y pavimentado, que, aunque recibe el mismo nombre, no continúa ni el eje ni el diseño de la curiosa callecita empedrada.

El pasaje Dantas asciende hacia su centro bordeado por casas, en su mayoría de una planta.

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Una excepción la constituye un edificio de ladrillos rojos, amplios ventanales y secciones lisas color amarillo en su fachada.

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Un poco más allá se encuentra a mano izquierda la Escuela Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (su altura exacta es 3260); del lado derecho nace el estrecho pasaje peatonal Guillermo Enrique Granville, cuya entrada tiene una pequeña rampa en el centro con sus respectivos apoyamanos, a la izquierda un camino para los transeúntes y a la derecha un alto cantero con plantas y un farol pintado de gris.

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Continuando por Dantas, la calle desciende en suave pendiente hacia la calle Campana.

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Termina también con una rampa a la izquierda y con escalones a la derecha.

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Por el pasaje Julio S. Dantas puede pasar sólo un auto por vez y no hay espacio para que lo recorra un camión. Sus aceras están elevadas, remedando las veredas de La Boca.

¿DE DÓNDE PROVIENE SU NOMBRE?

La altura del pasaje Julio S. Dantas va del 3201 al 3300. De lado sur tiene una cuadra, del norte dos, pues la divide el pasaje Granville. Una placa permite leer allí Julio S. Dantas 3270-3300 marcando el inicio de su segunda cuadra.

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No hay acuerdo en cuanto al origen de su nombre. Según Eduardo Luis Balbachán antiguamente se llamaba Saragoza, pero Rolando H. Schere dice que su nombre original era El Delta, que es la continuación que tiene el pasaje del otro lado de la calle Cuenca. Sin embargo, desde 1944 toma su nombre actual honrando la memoria de un héroe de la Guerra con el Paraguay.

Recibió su nombre por el Decreto 2279 del 30 de junio de 1944, durante la intendencia del coronel César R. Caccia. Hablando de militares, el nombre lo recibe de un hombre de armas, héroe de la Guerra con el Paraguay. Julio S. Dantas había nacido en 1847 en Buenos Aires. A sus 19 años, en la batalla de Sauce o de Boquerón de Piris, recibió una bala que le destrozó la mandíbula durante el osado intento de colocar la bandera argentina en las trincheras enemigas. A pesar de ello, aferró de tal modo el pabellón celeste y blanco que al subteniente Bosch le costó trabajo arrancárselo. Bosch pensó que estaba muerto, pero su asistente, el soldado Enrique Flores, lo tomó por debajo de sus brazos, lo cargó en su espalda y lo llevó a territorio amigo. Dantas sobrevivió. Tras un año de hospitalización fue dado de alta y ascendido a teniente. Se retiró un año después con el título de capitán. Más tarde ejerció funciones administrativas en el Ministerio de Guerra y en la Policía, donde llegó a ser el Jefe de la Provincia de Buenos Aires. Fue diputado electo en 1882 y reelecto en 1908. Murió en 1922.

PASAJE GUILLERMO ENRIQUE GRANVILLE

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Comienzo diciendo que en mi última visita encontré varias mejoras en el pasaje Guillermo Enrique Granville, que lo han embellecido. Es una de las escasas calles peatonales que perduran en Buenos Aires. Debajo comparto vistas de su entrada, primero iniciando el recorrido desde el pasaje Julio S. Dantas, y luego, girando 180º, como si desembocáramos en él.

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Para ser exactos, el pasaje Guillermo Enrique Granville se extiende entre Julio S. Dantas 3271 y Álvarez Jonte 3270. Adquirió su nombre en el mismo decreto 2279 del 30 de junio de 1944 que le dio su nombre al pasaje Dantas. Aunque es un pasaje corto, su numeración va del 2101 al 2200.

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Comienza con una pasarela angosta y la rampa que mencionamos, que a un lado tiene un cantero con plantas, arbustos y algunos árboles, y al otro las edificaciones.

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Luego el sendero empedrado se ensancha, encontrando canteros con plantas y arbustos en su centro, faroles pintados de gris y glorietas.

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Rodeado de viviendas familiares, en su mayoría de una planta, transmite una atmósfera apacible.

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Es un espacio único, una suerte de península urbana, ajena al movimiento de la Avenida Álvarez Jonte.

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Precisamente, al llegar a la avenida mencionada hay una nueva rampa que facilita el paso de personas con capacidades motrices diferentes, con sendos apoyamanos a sus lados; a un lado hay una acera con escalones y al otro más canteros.

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Un colorido mural, firmado “M.A.V. 2015” decora una de sus paredes laterales seguido de otro más pequeño donde se lee “Escuela Nº 18 Pcia. de Tierra del Fuego”.

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Cuenta el arquitecto Rolando H. Schere que antiguamente se lo llamó Normandía y La Puñalada. Hay un website titulado “Vecinos del Pasaje La Puñalada autoconvocados en defensa de Granville y su entorno de pasajes” que contiene información muy rica acerca del pasaje, además de protestar por la construcción de torres vecinas, reclamo que apoyamos en su totalidad.

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Dice allí: “Y hablamos de su belleza, no solamente porque muchos son la cuarta generación de habitantes de estas 14 casas, la mayoría levantadas por inmigrantes italianos… sino por razones objetivas: Granville es un pasaje peatonal de una sola cuadra, atravesado por largos canteros con palmeritas, limoneros, damas de noche o higueras, donde todavía podrá encontrar por las tardes niños corriendo una pelota, o recorriendo sus baldosas en bicicleta, que son nuestros hijos adueñándose de la vereda paradójicamente en uno de los pocos barrios que no cuenta con ningún espacio verde, ni parques ni plazas. Es un rinconcito de Buenos Aires donde todos los 8 de diciembre, cada vecino trae sus adornos navideños y entre todos decoramos un único arbolito en un cantero de nuestra calle. Y a toda esta belleza se suma que en uno de sus extremos Granville linda con otro pasaje angosto y empedrado: Julio Dantas, donde se encuentra la escuela primaria Nro 18 DE 17, cuyos alumnos atraviesan Granville para volver a sus casas” [3]. Magnífico testimonio de los vecinos de esta oculta perla porteña.

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¿POR QUÉ SE LLAMA ASÍ?

Hay dos versiones que explican por qué antiguamente el pasaje era conocido como “La puñalada”: una, por su trazado visto desde arriba, abriendo un corte en la manzana; otra, por una pelea entre compadritos a principios del siglo XX. En 1944, gracias al decreto mencionado arriba recibe la denominación actual.

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Su nombre proviene de un marino inglés, nacido en 1793, que había estado al servicio del almirante Thomas Cochrane, un estratega naval británico que peleó por la independencia americana en el Pacífico chileno. Granville llegó de Chile a Buenos Aires cuando se iniciaba la guerra con el Brasil imperial por el dominio de la Banda Oriental. En 1826 fue nombrado capitán y estuvo a cargo de la goleta Guanaco. A fines de ese año se sumó con su nave a la flota dirigida por el almirante Guillermo Brown que ascendió por el río Uruguay, y que tuvo su día glorioso en la batalla de Juncal. Durante el 8 y 9 de febrero la escuadra de las Provincias Unidas del Sur combatió a sangre y fuego con la brasileña. tomando finalmente ventaja a través de su inteligencia militar. Sin perder navío alguno, logró apresar doce buques e incendiar otros tres. Por su participación en esta extraordinaria victoria Granville fue ascendido a sargento mayor. Dos meses después tuvo una heroica participación el combate de Monte Santiago, que fue la mayor derrota naval argentina en aquella contienda. A cargo del bergantín República, sufrió una grave herida en el brazo izquierdo que le fue amputado a la altura del codo. En ese estado tuvo que trasladarse a la goleta Sarandí, desde donde hizo volar al República, ya abandonado, para que no cayera en manos enemigas. Murió en 1836.

© Pablo R. Bedrossian, 2017. Todos los derechos reservados.


NOTA

En letra itálica aparece el texto transcrito del primer artículo (ver link arriba en REFERENCIAS) y el aporte de la página vecinal.


REFERENCIAS

[1] https://pablobedrossian.wordpress.com/2014/11/08/tres-curiosas-calles-de-mi-buenos-aires-querido-por-pablo-r-bedrossian/

[2] http://www.buenosaires.gob.ar/laciudad/barrios/villa-santarita

[3] http://vecinosdegranville.blogspot.com/2010/04/la-punalada-milonga-de-juan-darienzo.html


CRÉDITOS MULTIMEDIA

Todas las fotografías fueron tomadas por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos.


BIBLIOGRAFÍA

Balbachan, Luis Eduardo, “Los ignorados pasajes de Buenos Aires”, Editorial Rodolfo Alonso, Buenos Aires, Argentina, 1982

Iusem, Miguel, “Diccionario de las calles de Buenos Aires”, Instituto Rioplatense de Ciencias, Letras y Artes (IRCLA S.A.), Buenos Aires, Argentina, 1971

Piñeiro, Alberto Gabriel, “Las calles de Buenos Aires, sus nombres desde su fundación hasta nuestros días”, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2003

Schere, Rolando H., “Pasajes”, Ediciones Colihue, Colección del Arco Iris, Buenos Aires, Argentina, 1998

1 Comment

  1. Hola me sentí emocionada y escapó un lagrimon al ver el Pasaje Julio S Dantes Allí vivían mis abuelos frente a la escuela. Pasamos con ellos tíos y primos mis niñez Imposible de olvidar… Gracias por recordar este lugar Hasta pronto

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