La innovación social puede definirse como el diseño y la implementación de nuevas soluciones a viejos problemas sociales. Estas nuevas soluciones son posibles gracias a la tecnología, que se ha vuelto un recurso indispensable para el desarrollo de los pueblos. Por ejemplo, hoy muchas personas de bajos ingresos o personas que viven en zonas alejadas de los centros urbanos poseen un dispositivo móvil. Las nuevas formas de comunicación facilitan la creación de puentes entre quienes tienen necesidades y quienes proveen las soluciones.
Conocimos a Carlos Guaipatín durante XV REUNIÓN GRUPO BID – SOCIEDAD CIVIL, desarrollada el 4 y 5 de noviembre de 2015 en Tegucigalpa, Honduras. Este joven Especialista Senior en Ciencia y Tecnología en la División de Competitividad e Innovación del BID nacido en Ecuador inició su charla contando el caso de Casey, un niño nacido con hidrocefalia. Cuando el neurocirujano Eugene Spitz terminó de describir la situación, el padre del niño, el mecánico John Holter, sabía cómo solucionarla, pues abordó el problema desde una nueva perspectiva: no era una cuestión anatómica sino hidráulica.
Guaipatín explica: “Es fácil imaginar el furor con el que un padre se pone a trabajar para salvar la vida de un hijo con sus días de vida contados. El primer diseño de la válvula lo hizo la misma noche al regresar del hospital, y a las tres semanas el Dr. Spitz estaba instalando el primer prototipo en la cabeza de Casey. Lamentablemente el material usado no fue el adecuado y Casey murió. Tan sólo una semana después otro paciente sería el primer caso exitoso en recibir la válvula, esta vez hecha de silicona. Desde entonces, la utilización de la válvula Spitz-Holter es un procedimiento rutinario que ha salvado la vida de cientos de miles de personas”. Sobre esa base iniciamos el diálogo:
- Se habla cada vez más de “innovación social”; ¿qué significa hoy este concepto?
El cambio es resultado de la tecnología. Hoy podemos hacer lo que antes no podíamos. La primavera árabe sin la tecnología no hubiera sido posible. La gente es más consciente de las oportunidades y presiona. Los políticos se ven obligados a acercarse más. El ciudadano común está más empoderado y la sociedad tiene un mayor escrutinio del Estado. Cuando ven a un ministro viajando en Primera Clase le toman una foto, se viraliza en una red social y se arma un escándalo. La gente tiene mayor participación y el sistema se vuelve más representativo y legitimador. El viejo enfoque era de arriba y abajo y ahora es de abajo a arriba. Ya no viene todo de un sabio sino de que incluye a la gente. Es un modelo de socios.
- ¿Cómo puede contribuir la innovación social a la reducción de la pobreza?
La pobreza ha disminuido pero sigue siendo un problema; cada vez hay más desigualdad. La brecha se ha ensanchado a causa de las tecnologías, pues los más educados y ricos tienen mayor acceso a ellas. Pero la tecnología es neutral, depende de para qué se la usa. Ayuda cuando se la diseña para reducir la desigualdad. Por ejemplo, tenemos un proyecto con Fe y Alegría, una ONG de los jesuitas en Santo Domingo, Ecuador, que trabaja con chicos sordos. Estos niños, al tener limitado el acceso a las nuevas tecnologías a causa de su problema de audición, padecen una mayor desigualdad. Pero a la vez, el uso cooperativo de la tecnología puede reducir esa brecha: Dotamos a los chicos sordos del state-of-the-art de la tecnología y trabajamos con su comunidad. Ningún padre hablaba lengua de señas. Había una seria estigmatización que equiparaba la sordera al retraso mental. La mayor aspiración de uno de esos niños sordos era ser portero de una escuela. Hicimos uso de las tecnologías para que estos chicos puedan mejorar sus niveles educativos. Medimos la diferencia de este centro frente a niños sin esta discapacidad, y elevamos el rendimiento del 1000% sin contar con las externalidades positivas que eso genera, y ahora sus padres saben lengua de señas.
- ¿Cuáles son los roles de los gobiernos, de la empresa privada y de la sociedad en cuanto a la innovación social? ¿Qué contribución se espera de cada uno de ellos?
La innovación social se encuentra en la intersección de los tres sectores. Dentro de la ciudadanía hay grupos excluidos. De muchos no teníamos información, pero ahora las tecnologías nos permiten conocerlos. La palabra “social” indica que el beneficio público es mayor que el individual, por lo que hay un interés en servir a estos grupos. Se requiere del sector público para financiar la inversión pues muchas veces la innovación propuesta no incentiva al sector privado, debido al bajo margen que deja. Pero muchas de estas innovaciones tienen características de negocios. Nosotros, por ejemplo, financiamos el desarrollo de la silla de rueda que hoy es considerada la mejor silla de rueda de bajo costo del mundo. Si se lo trata como un negocio, hay una gran oportunidad en hacerlo en escala.
- ¿Cuáles han demostrado ser las maneras más efectivas de impulsar la innovación social? Por favor, ¿podrías contarnos alguna historia exitosa?
Es un campo relativamente nuevo. No hay ciencia, ni mejores prácticas, y existe muy poca literatura, cada una con su propia idea. Nosotros nunca trabajamos como si conociéramos el problema, sino que impulsamos a las personas a exponer sus necesidades, muchas veces haciendo uso de plataformas online. Nosotros hacemos de puente para que grupos excluidos expresen allí sus problemas y los que proveen soluciones puedan conocerles. Hay que darle un enfoque más holístico en cuanto a empatía y soluciones requeridas.
- Otro mal que daña la democracia en Latinoamérica es la corrupción. ¿Qué innovaciones sociales, han ayudado a una mayor transparencia?
Hubo un grupo que se opuso a las reglas electorales de 2014 en Hong Kong y lograron cambiarlas mediante la presión por redes sociales. El ciudadano exige mayor rendición de cuentas. Hoy cualquiera ve un problema en la calle, toma la foto y la difunde en una red social. Es un comienzo aunque en ese campo aún falta bastante.
- ¿Qué puedes decirnos para cerrar este encuentro?
Fanny Quispe es de Villa Rica, un pueblo en plena selva peruana. Quedó paralizada a fines de los ’80, durante un atentado del grupo terrorista Sendero Luminoso. Fanny expuso el siguiente problema: las sillas de ruedas tradicionales no sirven en las zonas rurales donde apenas hay veredas y donde las inclemencias del tiempo convierten los pocos caminos que existen en lodazales infranqueables. A través de la nuestra plataforma online, personas de todo el mundo propusieron soluciones, entre ellos Amos Smith, profesor de robótica submarina del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), quien no tenía ninguna discapacidad pero sí el conocimiento para diseñar una silla de ruedas adecuada al entorno de Fanny. Esta es una historia de una innovación de gran impacto que una acción deliberada que hizo que la persona con el conocimiento para resolver un problema, lo conozca. Pero perfectamente podía haber ocurrido mucho antes: el conocimiento para diseñarla existía, pero quienes tenían el problema eran invisibles.
© Pablo R. Bedrossian, 2016. Todos los derechos reservados.