Serie MUNDIAL DE FÚTBOL 2014
Argentina cambió su esquema de juego en el partido contra Nigeria. Los primeros 63 minutos, con Messi en la cancha, pareció despertar de su letargo y tener lo que un amigo mío llama hormonas y un señor mucho más elegante denomina actitud. Pero creo que no sólo hubo la decisión de ir a buscar el partido, sino cambios tácticos que valen la pena comentar.
Se podría decir Sabella presentó un 4-2-2-2. Acertó al colocar a Di María unos metros más atrás, siempre a la izquierda. Aunque no es un enganche, acercó el juego a los puntas. Desde allí intentó una y otra vez remates, asistencias y desbordes. No fue efectivo, pero le dio una dinámica mucho más mayor a la ofensiva. Messi jugó una posición similar del lado derecho y estuvo mucho más incisivo que en los partidos anteriores. Se mostró más, pidió la pelota y rompió con ese molde anodino de lateralizar la pelota al que se había acomodado la selección argentina en los partidos anteriores.
Lio, aunque no siempre ganó, marcó una enorme diferencia. No sólo fueron sus goles: fue factor desequilibrante y generó varias situaciones de peligro. Estuvo mucho más en contacto con la pelota. Como la prensa española dijo, “Lio es cada vez más Messi”. Tras el lógico reemplazo, el equipo se volvió más previsible y menos punzante, pero creo que sería injusto medir su capacidad por esos pocos minutos, donde el resultado estaba a su favor. Rescato de esos últimos minutos la voluntad de Lavezzi. El Pocho posee esa cualidad que alguna vez el Chivo Pavoni señaló como la más importante de Ricardo Bochini: ir siempre para adelante. El Kun, que desgraciadamente se lesionó y el Pipita Higuaín, aunque se movieron más, estuvieron lejos de ese nivel de juego.
¿Dónde estuvieron los problemas? Obviamente en la defensa. Curiosamente, la selección nigeriana prefirió atacar más por el centro que por los laterales. Creo que encontró un hueco entre Gago y Mascherano -que estuvieron mucho más activos y precisos que en los pases- por donde flitrar balones; también se vio a Federico Fernández y Ezequiel Garay sin la reacción necesaria para detener los arranques de Mussa y el tanque Emenike. Muchos cargaron las tintas sobre Chiquito Romero, pero creo que la mayor debilidad defensiva pasó por ellos. Desde luego, la solución no debe imaginarse con un quinto defensor, sino más bien en mayor concentración, más anticipo y un repliegue más rápido y cerrado de los mediocampistas centrales. Zavaleta no la pasó bien en el primer gol y Rojo no lució a pesar de su gol.
Hubo quienes dijeron que Argentina jugó mejor porque Nigeria dejó jugar. Creo que son injustos pues el mérito fue del equipo albiceleste, sin embargo, hay algo de verdad: Nigeria necesitaba clasificar a octavos de final y una derrota lo obligaba a depender del resultado de Irán – Bosnia Herzegovina, por lo que su planteo fue menos especulativo. La celeste y blanca tuvo un poco más espacio, pero ¿cómo imaginan que saldrá a jugar Suiza el próximo miércoles? Intuyo que se cerrarán atrás, apostando a un cabezazo o a un contrataque. Por ello es clave pensar desde ahora en la planificación el partido y cómo quebrar el cerco defensivo del equipo relojero.
© Pablo R. Bedrossian, 2014. Todos los derechos reservados.