UN ENCUENTRO CON EL HOMBRE QUE LIBERÓ A MANDELA por Pablo R. Bedrossian

Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero” (Nelson Mandela)

Un encuentro abierto a todas las expresiones

Nelson Mandela
Nelson Mandela

A principios de 1990 recibí un sobre con membrete de una universidad de Sudáfrica. Era una época donde el e-mail era una curiosidad y el mailing en Argentina no era una práctica extendida, por eso, lo abrí pensando que sería alguna publicidad. Para mi sorpresa, contenía una carta de invitación a un Seminario Internacional para Jóvenes. Pedí una entrevista con el cónsul en Buenos Aires, de apellido De Jöng, quien al revisar la carta me dijo “pensé que a ese evento sólo invitábamos nosotros, pero esta es una invitación directa para Ud.”.

Cuando supe que el programa incluía una reunión con el Presidente de la República, Mr.Frederik W. de Klerk, llamé al Director del periódico El Cronista Comercial, Raúl Horacio Burzaco, a quien conocía desde hacía varios años. “Por favor, haga la nota; nos interesa por el cambio que está sucediendo”.  El 11 de febrero de Klerk había ordenado la liberación de Nelson Mandela y había entablado conversaciones con él.

El Seminario reunió a ochenta jóvenes, en su mayoría periodistas, de distintas nacionalidades, razas y orígenes. En el magnífico campus de la Rand Afrikaans University[1] en Johannesburgo asistimos a conferencias dictadas por líderes de todos los partidos políticos. Las exposiciones  versaban sobre la situación del país y las negociaciones para la reforma constitucional que permitiría a las personas de raza negra votar y, con toda seguridad, daría acceso al poder a sus representantes.

Las divisiones intestinas

Es menester señalar las profundas divisiones imperantes entre diversas tribus de raza negra. Dos grupos se disputaban la hegemonía: el Congreso Nacional Africano liderado por Mandela pero integrado por un amplio arco ideológico que oscilaba entre la social democracia y el comunismo, y el Inkatha, de mayoría zulú, la etnia negra más grande del país, con ideas prooccidentales y capitalistas.

Vista de la entrevista publicada en El Cronista Comercial del 30/07/1990
Vista de la entrevista publicada en El Cronista Comercial del 30/07/1990

Durante el Seminario visitamos diferentes lugares, incluyendo Soweto, el South Western Township, el empobrecido y hacinado suburbio de tierra colorada, famoso por su férrea resistencia al apartheid. Soweto estaba manejado por el Congreso Nacional Africano y fue el escenario de los principales combates entre grupos negros a mi llegada. Visité la plaza donde se había producido la lucha más sangrienta y observé varias casas incendiadas. El 13 de septiembre, cincuenta mujeres de un grupo de oración cristiano pidió permiso para entrar a una hostería donde se hallaban atrincherados doscientos guerreros zulúes armados. Luego de negociar su entrada, las mujeres pudieron orar. Un líder del Inkatha, con lágrimas en los ojos, expresó: -“Ustedes nos tratan como seres humanos. En los suburbios, como Soweto, nos tratan como animales. Antes allí teníamos amigos con quienes solíamos jugar al fútbol. Ahora nos odian; no podemos siquiera acercarnos a ellos”.

Esa misma tarde el cielo se oscureció sobre Johannesburgo. En los trenes los trabajadores negros suelen celebrar cultos religiosos durante el regreso a sus hogares. Allí sólo se canta o se ora, sin distinción de tribus o ideologías. Justamente a uno de estos “vagones de Jesús”, como los denominó un periódico local, de un tren que había partido de Jappe Station hacia Soweto, ascendieron otros ocho negros fuertemente armados que, sin previo aviso, descargaron sus balas y cuchillos sobre los inocentes pasajeros. Murieron 26 personas y hubo más de 100 heridos. Los asesinos huyeron y no hubo explicación alguna.

El encuentro con Mr.Frederyk de Klerk, Presidente de Sudáfrica

Frederyk de Klerk, el Presidente de Sudáfrica que liberó a Nelson Mandela de su encarcelamiento
Frederyk de Klerk, el Presidente de Sudáfrica que liberó a Nelson Mandela de su encarcelamiento

Una mañana recorrimos en autobuses los 52 kilómetros que nos separaban de Pretoria, la ciudad sede de gobierno. Allí primero mantuvimos una reunión con el Ministro de Relaciones Exteriores, “Pik” Botha, y a continuación el esperado encuentro con Mr.Frederyk de Klerk, el hombre que había abierto el camino hacia una nueva Sudáfrica. Aunque informé que la entrevista -que se desarrolló en inglés- fue grupal, El Cronista Comercial la publicó con mi firma en la página 6 de la edición dominical del 30 de septiembre de ese año. Aquí la comparto:

–          Desde que llegamos hemos sido testigos de una terrible violencia. ¿En qué medida estos hechos inciden en las negociaciones por la nueva Constitución que termina con la política del apartheid?

–          Este es un momento de cambios y reformas. Probablemente, un momento de reconciliación. La actual violencia parece desconcertante pero debe diferenciarse de otro tipo de violencia vista hace diez años atrás. No es el Estado el que la aplica. La violencia presente es de negros contra negros. Adaptarse a la nueva situación implica, sin embargo, permitir el acceso, a cualquier nivel de gobierno, a personas idóneas, sin distinciones de razas o de otro tipo. Y este tipo de violencia no lo va a impedir.

–          ¿Cuál es el estado de las negociaciones?

–          En este momento están representados los principales grupos negros. Pero, desde nuestro punto de vista, deberían involucrarse todos los líderes en la negociación. Tenemos que encontrar el modo de ir todos juntos hacia adelante, en medio de la diversidad. Queremos aceptar y defender las minorías, y es evidente que tenemos que reconocer las diferentes necesidades de cada grupo si queremos salir adelante. Entonces, creemos que las minorías tienen que tener representación. Queremos un país único, una sola nación. Estamos trabajando por el éxito de una nueva Constitución enfatizando que el triunfo de las mayorías no debe ir en detrimento de las minorías. Estamos haciendo grandes progresos en esa dirección.

–          La opinión pública mundial está tomando conocimiento de los cambios que ocurren aquí, pero las sanciones siguen vigentes.

Frederyk de Klerk y Nelson Mandela
Frederyk de Klerk y Nelson Mandela

–          Si hoy se levantaran las sanciones económicas sería de tremenda inspiración para nosotros. Queremos un lugar en la comunidad internacional. Su continuidad crea un efecto muy negativo. El desarrollo se frena. La violencia que hoy se ve, tiene una de sus causas a la desocupación. Necesitamos desarrollarnos. El desarrollo en el mundo es un simple estado de necesidad; necesitamos competir para vivir. Y necesitamos remover obstáculos, como las sanciones, para alcanzar ese nivel de competencia.

–          Sin embargo, grupos como el Congreso Nacional Africano sostienen que las sanciones deben ser mantenidas hasta la abolición definitiva del apartheid. ¿Acaso no es cierto que los negros no pueden acceder a los mismos puestos de trabajo que los blancos?

–          Hace ocho o diez años atrás teníamos ciertos trabajos para cierto tipo de gente. Pero eso es algo del pasado. Ahora no hay prebendas. Los lugares están disponibles. Por otro lado, los del Congreso Nacional Africano pedían nacionalización, centralización, socialismo, etc. Afortunadamente los asesores de Nelson Mandela son gente preparada que se ha sentado a negociar racionalmente. Ellos aceptan que en una negociación no se puede ser estricto. Personalmente coincido con aquellos que sostienen que es imposible analizar los cambios en Sudáfrica sin considerar los cambios en el mundo, sobre todo lo sucedido en Europa oriental. Hay modelos económicos que ya están agotados.

–          Nadie duda de la buena relación que lo une con Nelson Mandela, pero, ¿en qué medida encuentran eco en sus partidos políticos?

–          Mi partido respalda lo que yo hago, me acompaña. El comité ejecutivo del Congreso Nacional Africano sigue las directivas del señor Mandela. Ambas cúpulas no están totalmente de acuerdo. Hubo una suerte de lavado cerebral por largo tiempo, de ambos lados. Y dado que el Congreso Nacional Africano no es un partido sino un movimiento, personalmente creo que les falta ordenarse aún para constituir un partido político.

–          ¿Qué expectativas tiene para el futuro inmediato?

Frederyk de Klerk y Nelson Mandela, símbolos de la reconciliación del pueblo sudafricano
Frederyk de Klerk y Nelson Mandela, símbolos de la reconciliación del pueblo sudafricano

–          Lo que ahora está pasando le está abriendo los ojos a mucha gente. Nunca defendí el apartheid. Eso es algo del pasado. El problema ahora es la violencia potencial que encierra la diversidad. El progreso depende del entendimiento entre los líderes negros. Hablo del Inkatha y del Congreso Nacional Africano, y sus conversaciones. Quedan pocos grupos radicalizados o revolucionarios. Nosotros necesitamos desarrollo para eliminarlos.

© Pablo R. Bedrossian, 2013. Todos los derechos reservados.


 

REFERENCIAS

[1] Hoy forma parte de la Universidad de Johannesburgo.


DOCUMENTOS FUENTE

Bedrossian, Pablo R., “El Cronista Comercial”, 30/09/90, p.6

Bedrossian, Pablo R., “Visión Joven”, Año 2, No 12, Noviembre 1990, suplemento cultural, p.1 y 2

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