Tuve la oportunidad de estar cuatro veces en Londres: en 1997 por una semana y en 2004 por tres días. Las otras dos ocasiones fueron dos medio días, espacios de unas cinco horas para recorrerla entre cambios de avión, en 2001 y 2013, tiempo suficiente para emocionarse ante su extraordinaria arquitectura. Los invito a visitar los lugares más emblemáticos de esta ciudad según el trayecto del 2013.
En el aeropuerto internacional de Heatrow, se toma el Heathrow Express, un tren subterráneo, que tras unos 45’, llega a Picadilly Circus. Al ascender las escaleras del metro, uno se enfrenta a una explanada gris en cuyo centro hay una fuente. Sobre ella se levanta una escultura en bronce de Eros, de Alfred Gilbert, que originalmente quiso representar a un ángel, y es uno de los símbolos de la ciudad. Picadilly Circus es uno de los centros neurálgicos de la ciudad, adornado por autobuses de dos pisos, galerías comerciales, edificios señoriales y anuncios de neón.
Caminar por esa zona, descendiendo hacia el Thames (el río Támesis) es una experiencia maravillosa; se ven flores por doquier que contrastan con el color plomizo del cielo. Los transeúntes y negocios le dan vida a las calles donde, desde luego, no faltaron elegantes ejecutivos con trajes cosidos a mano y anchas corbatas de seda.
Desde allí es fácil llegar a Pall Mall, una elegante calle cuya fama multiplicó una vieja marca de cigarrillos en los ’70. Su nombre proviene del juego pallemaille, mezcla de croquet y golf, de principios del siglo XVII. Allí se encuentran los distinguidos clubes privados para hombres desde hace casi 200 años. Por favor, no se confundan: no se trata de bares o cabarets, sino de lugares con amplios sillones para conversar, compartir una copa, practicar algún deporte o gozar de los selectos libros de sus esmeradas bibliotecas.
Al final de Pall Mall se encuentra el St.James’s Palace, construido por orden de Enrique VIII cerca de 1530, donde había existido alguna vez un leprosario. Este rey, famoso por haber tenido seis esposas, solicitó al Papa Clemente VII la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón. Como el pedido fue rechazado, rompió con la Iglesia Católica Romana y pasó a definirse a sí mismo como “cabeza de la iglesia” de su país, estableciendo la Iglesia Anglicana (es decir Inglesa). El palacio sirvió en breves ocasiones como residencia real. Su ala norte es representativa del estilo Tudor, último desarrollo del medioevo, que recibe el nombre de la Casa gobernante cuando fue erigido.
De allí se emprende el camino de regreso por St.James’s Street. Hay mucho movimiento de personas y tránsito vehicular. Convergen coloridos taxis, los rojos autobuses dobles y finísimas damas con enormes carteras de cuero, mientras una arquitectura más ecléctica sorprende a cada paso del camino.
Al llegar nuevamente a Picadilly, que se ha vuelto a esa altura una ancha avenida, se dobla a la izquierda y se comienza a bordear el Green Park que nos llevará al Buckingham Palace (Palacio de Buckingham), mientras enfrente se levantan inmensos edificios de finales de la época victoriana interrumpidos por el Hard Rock Café original, establecido en 1971. Un continuo fluir vehicular, en el que aparece algún auto eléctrico, rompe la estática monumentalidad de la construcciones.
En medio del triángulo de jardines que conforman el Green Park, el St.James’s Park y su propia área verde, se levanta el espléndido Palacio de Buckingham, residencia de los monarcas británicos y sede de la administración real.
No siempre los reyes vivieron allí. La Buckingham House, fue primero un petit hotel; luego de ser adquirida por la Corona, fue convertida por el arquitecto John Nash en un palacio para el rey Jorge IV (que reinó entre 1820 y 1830). En 1913 el arquitecto Aston Webb dio al edificio la fachada principal, incluido el famoso balcón donde saludan los reyes.
Llegar para el cambio de guardias es un momento extraordinario; en verano puede verse todos los días. Una multitud (no hablamos de cientos sino de dos o tres mil personas) se reúnen para contemplar el espectáculo. Muchos se ubican en frente, junto al monumento a la reina Victoria, de base de mármol blanco y coronado en su cúspide por esculturas doradas. Según el sitio www.enlondres.com “La Guardia de la Reina consta de dos destacamentos, el de Buckingham Palace, y el del palacio de St.James. Los guardias proceden de cinco regimientos de Infantería del ejército británico: la Guardia Escocesa, la Guardia Irlandesa, la Guardia Galesa, la Guardia de Granaderos y la Guardia Coldstream. Los nuevos guardias salen del cuartel de Wellington y van en marcha, junto con la banda de música, hacia el patio de Buckingham Palace. El desfile suele durar unos cinco minutos. Una vez en Buckingham, comienza la ceremonia de cambio de guardia. En el momento del cambio de guardia, la vieja guardia forma en la zona norte y la nueva guardia en la zona sur. El acto dura
unos 40 minutos, y una vez se ha ejecutado el cambio, la vieja guardia, una vez ya sustituida, enfila camino hacia el cuartel de Wellington”[1].
Tras ver el cambio de guardia, es obligado recorrer The Mall, una ancha avenida de bidireccional que une el Palacio de Buckingham con el Admiralty Arch, el Arco del Almirantazgo, construido en 1910, que además de tres enormes aberturas por la que pasan automóviles alberga amplias oficinas. Este triple arco sirve de acceso desde The Mall al corazón de Londres, Trafalgar Square. Antes de llegar al Arco, hay una escalera muy amplia, a mano izquierda, que conviene ascender. Allí se llega a la refinada calle Carlton, que corre paralela entre The Mall y Pall Mall, cuyos edificios son espléndidos.
Tras dar una par de vueltas se llega a Trafalgar Square. Conviene ingresar por Pall Mall East para ver la National Gallery, uno de los museos de arte más completos del mundo, y más allá la iglesia St.Martin-in-the-Fields, obra maestra de James Gibbs, en estilo colonial norteamericano. Trafalgar Square es una plaza con un plano en declive, creada alrededor de 1830 por John Nash. Cuenta con escasos espacios verdes y una gran fuente. La preside una columna de 50 metros dedicada al almirante Nelson, que murió heroicamente en 1805 en la batalla de Trafalgar frente a la armada napoleónica. Cuatro enormes leones se agregaron a su base. Es el sitio de reunión obligado de turistas, bohemios, artistas y sitio de protestas. Un incesante flujo de autobuses la hace bulliciosa en extremo y tanta gente la visita que parece estar en constante movimiento.
Bajando Trafalgar Square y dejando a lado derecho el Admiralty Arch, el camino prosigue por la calle Whitehall hacia Westminster. La zona a la que nos dirigimos ha sido desde hace más de mil años la sede del poder político y religioso de Inglaterra. Hay dos detalles en el camino en los que hay que detenerse antes de llegar a nuestro último destino: Horse Guards, un sitio custodiado por la caballería que ha sido escenario de justas y torneos medievales, y Downing Street, calle de paso restringido, que alberga la residencia del Primer Ministro.
Londres sufrió un terrible incendio en 1666, pero el notable arquitecto Christopher Wren aprovechó la tragedia para rediseñar la ciudad, sustituyendo pequeñas callejuelas por amplias avenidas que nacen en parques. Sin embargo, los distritos de Whitehall y Westminster, que concentran la mayor cantidad de edificios públicos y religiosos de Londres, mantienen muchos elementos urbanísticos previos al Gran Incendio. En nuestro recorrido señalamos tres: la torre del Big Ben, The Houses of Parliament (el Parlamento, cuya fachada posterior da al río Támesis) y Wesminster Abbey (la Abadía de Westminster). A veces se ve por detrás The London Eye («El Ojo de Londres»), también llamado Millennium Wheel (“Rueda del milenio»), de 135 metros de altura, ubicada al otro lado del Támesis, abierta al público en el 2000.
Big Ben es el nombre de la enorme campana de 14 toneladas de la bellísima torre, famosa por su reloj. Se la llama así en recuerdo de Benjamin Hall, capataz a cargo cuando fue colgada en 1858. El reloj es el más grande de Inglaterra: Cada uno de sus cuatro círculos mide 7.5 metros de diámetro. Sus campanadas son reproducidas diariamente por la BBC.
Desde 1512 el edificio del Parlamento ha sido la sede de las dos cámaras: la de los Lores y la de los Comunes. Se pueden realizar visitas. En otro viaje presenciamos un ardiente debate en la Cámara de los Comunes, cuyos asientos están completamente tapizados de verde. Inicialmente fue un palacio que comenzó a construirse en el siglo XI. Su actual diseño neogótico (curiosamente imitado por el del Parlamento húngaro, frente al Danubio) estuvo a cargo del arquitecto victoriano Charles Barry. Su magnífica torre Victoria contiene todas las leyes sancionadas desde 1497.
La Abadía de Wesminster es el panteón de los monarcas y celebridades inglesas, y sede de las coronaciones. Es una iglesia museo que en su interior conserva retazos del medioevo. La primera iglesia que se construyó en ese predio en el siglo X congregó a un grupo de monjes benedictinos. El actual proyecto se inició en 1245, bajo influencia estilística del gótico francés, como se puede ver en la roseta que recuerda a Notre-Dame de París. En sus alrededores se encuentran otros edificios religiosos y educativos, destacándose el Dean’s Yard y la Wesminster School, que con el permiso respectivo, en otro viaje pudimos visitar.
Recorrer Londres en medio día, aunque sólo en parte, se parece más un sueño que a una realidad. Su cielo nublado con atisbos de sol crea la intersección perfecta entre materia y espíritu. Mármoles blancos, muros grises y ladrillos rojos conviven en paz, mientras parques y flores ornamentan una ciudad que provee una curiosa doble sensación constante movimiento y a la vez pacífica armonía. Un lugar para siempre volver.
NOTA 2017: DE REGRESO POR LONDRES
Tuve oportunidad de regresar a esta bellísima ciudad, que siempre ofrece algo nuevo. Sin embargo, una mañana repetí este paseo y creo que sigue siendo a mejor alternativa si uno dispone sólo de una mañana en Londres.
© Pablo R. Bedrossian, 2014, 2017. Todos los derechos reservados.
REFERENCIAS
[1] http://www.enlondres.com/cambio-de-guardia
CRÉDITOS MULTIMEDIA
Todas las fotografías fueron tomadas por el autor de esta nota y es el dueño de todos sus derechos.
Maravilloso recorrido!!! Estuve por alli, ,,volveria …. me encanto!!! Gracias!!!!
¡Es una ciudad para volver todas las veces que podamos!