BREVE HISTORIA DEL TANGO (Parte 2): ENCUENTROS CON PIAZZOLLA (por Pablo R. Bedrossian)

Nunca me animé a hablar con Piazzolla, pero pude observarlo y escucharlo desde muy cerca. Tuve la oportunidad de verlo «en vivo» en varias ocasiones. La primera en 1980, en el Estadio Obras, de Buenos Aires, donde tocó junto a una orquesta sinfónica dirigida por Simon Blech.  Aunque era amante del rock, la música de Piazzolla me impactó profundamente, abriéndome paso hacia un territorio inexplorado.

Héctor Console (tomado del CD «Mi Buenos Aires querido»)

Tiempo después tuve el privilegio de forjar una amistad con Héctor Console, contrabajista del mítico Quinteto que Piazzolla tenía en los ’80. Gracias a Héctor, pude ver a Ástor en diversos escenarios porteños. Una noche en Buenos Aires, al pasar por Sham’s, un bar del barrio de Belgrano donde tocaban grandes de la música, vi el anuncio de la presentación de Piazzolla y su Quinteto. Le di una breve nota a la persona encargada de controlar las entradas con el propósito de saludar a Héctor, quien seguramente estaría allí. Pocos minutos después apareció José Ángel Trelles, el cantante que acompañaba al Quinteto esa noche, diciéndome que Console quería que pasara, y que, por favor, asistiera al recital. Con una amabilidad extrema me llevó hasta un lugar muy cercano a los músicos para presenciar desde allí el evento. Fue una noche inolvidable donde el bandoneón de Piazzolla sonó como nunca.

Tapa de «Tres minutos con la realidad», el CD que se grabó en el ensayo general al que asistí

En otra ocasión, mi admirado amigo contrabajista me llamó para un encuentro especial: -“Nos vamos de gira a Europa, pero antes vamos a hacer un ensayo general en el Club Italiano, y quiero que vengas”. Asistí un mediodía de abril de 1989 a esa magnífica ocasión junto a casi un centenar de invitados. Me sorprendió ver allí a Piazzolla tocar el piano indicándoles a sus músicos algunos de los arreglos que quería mejorar. Poco después el ensayo se convirtió en un concierto que quedó registrado en el CD “Tres minutos con la realidad”,  editado en 1997, por el sello Milán Sur, como parte de la magnífica colección que tiene en sus tapas ilustraciones de Tamara de Lempicka. Gracias a Héctor Console pude admirar a Piazzolla desde una privilegiada cercanía. Haberlo visto y oído es una experiencia que llevaré toda la vida como un tesoro en el corazón.

Roberto Difilippo, tal cual lo recuerdo (foto tomada de http://www.eltangauta.com)

Quiero terminar esta sección testimonial, mencionando a otro grande muy cercano a Piazzolla, con quien, créase o no, tuve el honor de tocar y hacer una grabación casera de la cual hoy ya no quedan rastros. Se trata del bandoneonista (y luego oboísta) Roberto Di Filippo, quien era el padre de mis queridos amigos Roberto y Luis María. Siempre que iba a su casa me mostraba tangos. “Mira, pibe, éste es un tango alemán; éste es un tango italiano…” y así recorría, ya jubilado, la geografía europea del tango cuyas grabaciones preparaba para ser difundidas por Radio Nacional. Me contó que fue Piazzolla mismo quien le aconsejó dedicarse al oboe, instrumento que tocó por muchos años en la Orquesta Estable del Teatro Colón. De él dijo Piazzolla: “Nunca escuché a nadie tocar el bandoneón como Roberto Di Filippo… Cada vez que nos vemos le beso las manos. Él sabe lo que quiero decirle, cómo lo admiro. Se jubiló en el Colón tocando el oboe, después estuvo muy enfermo y como terapia volvió a tocar el bandoneón. ¡Mamita querida! Está tocando mejor que antes” (tomado de “Ástor Piazzolla – A manera de memorias” por Natalio Gorín, citado en la Bibliografía de la Parte 1).

© Pablo R. Bedrossian, 2011. Todos los derechos reservados.

8 Comments

  1. Gracias Pablo, gran amigo, por esta mención sobre mi viejo…
    Lo único que puedo agregar es que el fue – además de un gran músico – un ser altruista que a la hora de sopesar la oportunidad de la fama, priorizó en cambio la de formar una familia. Dedicándose a Ofelia – mi vieja -, su gran amor que ahora lo acompaña… y a nosotros sus hijos Un trabajador sacrificado y un padre ejemplar.

  2. Gracias querido amigo, por el tributo de opinión y afecto hacia el viejo. Qué bueno que la música siga siendo una pasión en vos !!! Espero que siempre quede el recuerdo inspirador de papá en tu obra, la cual parte del corazón y el amor a Dios. Bendiciones para vos y los tuyos. Roberto.

  3. Gracias por el comentario! Yo tenía cuatro años cuando falleció «el abuelito» como lo llamábamos con mi hermana y primos. La verdad me hubiera gustado tenerlo más tiempo…pero agradezco haber podido conocerlo, y poder recordarlo. También conocer su música, y es un orgullo ser su nieta!! Un abrazo!

  4. Conozco a Hector Console personalmente. Y sigue igual que siempre. Con su humildad, gentileza y bajo perfil. Es un grande de la musica.

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