¿DÓNDE, CUÁNDO Y CÓMO NACIÓ LA BIBLIA? BREVÍSIMO RESUMEN, COMENTARIO Y DISCUSIÓN DEL LIBRO “LOS ORÍGENES DE LA BIBLIA”

Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO

Título: “Los orígenes de la Biblia”

Autor: Varios

Año: 2007

“Los orígenes de la Biblia” es una colección de ensayos breves realizado por catedráticos y expertos católicos, en su mayoría de origen francés. Lleva un ambicioso subtítulo: “¿Dónde, cuándo y cómo se escribió la Biblia?”.

El libro se divide en cuatro partes, dedicadas principalmente al Antiguo Testamento, antecedidas por un prólogo, más extenso que los artículos, que nos resultó la única sección aburrida del libro. Cuenta con solo unas 160 páginas, pero su texto es profundo, erudito y entretenido.

Frente a la complejidad de su contenido, dividimos este comentario en tres partes. La primera resume en forma apretadísima las ponencias de cada sección. La segunda consiste en nuestro comentario a cuatro de sus temas; si bien no es exhaustivo, intenta ser reflexivo. La tercera es, a manera de bonus, una breve exposición de las “lupas” a través de las cuales ha sido examinada la Biblia por los académicos.

PARTE I: “LOS DEBATES SOBRE LOS ORÍGENES DE LA REDACCIÓN DE LA BIBLIA”

Comienza con una entrevista a Jacques Briend, profesor honorario del Instituto Católico de París, para quien “cada uno de los libros de la Biblia es fruto de reescrituras sucesivas que, sin embargo, preservan algunos elementos arcaicos”[1]. Se pregunta “¿Cómo y cuándo se quedó fijada la Torá (ley) judía, que ya se consideraba como un todo en los tiempos de Jesús?”[2] Sostiene que recién en los tiempos del exilio (entre los años 450 y 400 a.C.), nutrida de textos anteriores que tuvieron adiciones y reescrituras a lo largo de los siglos, insistiendo en la coexistencia de elementos muy antiguos (como la fiesta del Pésaj o Pascua) junto con otros mucho más recientes.

El segundo ensayo plantea la fecha de origen del alfabeto hebreo. Obviamente, no puede haber documentos en un idioma que sean anteriores a la creación de su escritura. Aparentemente, el paleo hebreo, derivado del alfabeto fenicio, según el autor nace alrededor el siglo VIII a.C., considerándolo el momento donde las tradiciones orales se fijan por escrito. “Por eso se explica el que la mayor parte de los libros de la Biblia ya estuviesen redactados antes del exilio”[3]. Sin embargo aclara “tenemos tendencia a leer la Biblia desde nuestro punto de vista, a concebirla como si hubiese surgido de un mundo habitado por los textos, los libros y los autores. Sin embargo, la Biblia se escribió antes de que aparecieran los libros”[4]. Para el autor la composición de los textos del Antiguo Testamento tuvo lugar entre los siglos VIII y VI a.C.

El tercer artículo se pregunta dónde se encuentran los primeros indicios históricos. Separando los once primeros capítulos del Génesis, que desde más de un siglo se ven como una unidad independiente, encuentra dos momentos fundacionales: la época de los Patriarcas (Génesis 12-50) y los hechos del Sinaí (Éxodo 19 y siguientes) que le proveen a Israel conciencia de sí mismo: la idea de que son un pueblo. Se pregunta si, a la luz de la historiografía, son hechos históricos o creaciones literarias que proveen una suerte de certificado de origen a Israel. Cuenta que algunos estudiosos fijaron como el tiempo probable de constitución de Israel la época de los Jueces, pero que todos coinciden en que los reinos de David y Salomón debieron contar con cuerpos de escribas y registros documentales que los distinguían como nación.

El cuarto ensayo pone en tela de juicio la existencia de una tradición oral que pase de generación en generación hasta fundirse en el molde estable de la escritura. Nos llama la atención la frase “en ningún momento se habla (en las Escrituras) de lo oral como medio de conservación de lo que fue, eso sí, dicho en un principio”[5]. Para el autor apelar a supuestas fuentes orales anteriores a la escritura es como aquel que “necesitando un salvavidas, echa mano de un neumático pinchado”[6].

En el último trabajo de la primera parte, el autor sostiene que fue durante la dominación persa (siglo V a.C.) “cuando la provincia de Yehud, avatar recompuesto del reino de Yehudá, hubo alcanzado un grado suficiente de estructuración nacional. A la manera de otras naciones, este pueblo autobautizado con el nombre de ‘Israel’ pudo entonces construir en la escritura su pasado y sus leyes, con su héroe fundador y su legislador nacional”[7]. Para él, por más que los conjuntos de textos agrupados bajo la expresión la Ley y los Profetas ya estuviesen constituidos, “sería anacrónico pretender que hubo escritura de la Biblia en el sentido literario del término antes del siglo V a.C.”[8].

PARTE II: “EL EXILIO EN BABILONIA, MOMENTO CRUCIAL”

El primer texto afirma que el exilio forzoso de los líderes del reino de Judá (iniciado en el 597 a.C. y consolidado en 587 a.C. tras la destrucción de Jerusalén) “no provocó el fin del pueblo judío, sino que, paradójicamente, facilitó el nacimiento del judaísmo”[9]. Si bien reconoce la existencia de un primitivo libro del Deuteronomio en tiempos del rey Josías (c. 630 a.C.), sostiene que durante la cautividad en Babilonia se escribieron desde una serie de libros que van del Deuteronomio que conocemos hasta los dos libros de Reyes. Los considera “la primera tentativa de construir una imagen global del pasado de Israel con el fin de darle sentido al presente… no parten de cero, sino que utilizan textos de la época de la monarquía”[10]. Ese sentido es ver el exilio como un castigo divino por la desobediencia del pueblo a su Dios. “La novedad (de estos libros) consiste en revisar estos textos antiguos, y elaborar con ellos una composición coherente que relata la historia de Israel”[11]. El paso siguiente es la publicación de obras de los profetas del siglo VIII (Amós, Oseas y Jeremías) que habían anunciado el juicio. Sin embargo, alrededor del año 540 a.C. aparece también cierto profetismo optimista (los capítulos 40-50) agregados en esa época al libro de Isaías, que anuncia el retorno de Israel a su tierra. Según el autor “la mayor parte de la literatura de la Biblia hebrea se debe a los exiliados o sus descendientes”[12].

El segundo ensayo se ocupa de las coincidencias y diferencias entre el relato bíblico y los dos mitos mesopotámicos que se conocen sobre el diluvio. Uno, en lengua babilónica, el de Atra-Hasis (que significa “más que sabio”), fue puesto por escrito mucho antes, pues la copia más remota de la que se tiene noticia es del siglo XVII a.C.; el otro, el famoso poema de Gilgamesh[13]. El autor sostiene que “la fuente de inspiración directa del texto bíblico tuvo que ser una tradición mesopotámica (escrita)”[14]. Además, provee evidencias que sugieren que en la historia de Noé confluyen dos relatos diferentes.

El tercer artículo aborda la situación de los judíos en el exilio sin su institución más importante, el Templo, entendiendo que este pueblo las nociones de nación y fe son una unidad indisoluble. Mantienen su religiosidad mediante la práctica del Shabbath (el día de reposo) y la celebración de la Pascua, que, junto a la circuncisión, les permiten conservar su identidad en un entorno pagano. Sin embargo, el hecho más relevante es que la Ley pasa a ocupar el lugar del Templo.

La cuarta ponencia versa sobre la población judía en Babilonia, no sobre la Biblia, así que pasamos directamente a la quinta que se titula “La redacción de la Biblia en la época persa”. Explica que con la caída del imperio babilónico en manos de Ciro II de Persia se permitió a los israelitas deportados regresar a Palestina y reconstruir el templo en Jerusalén. Según los dos expertos que la coescriben, de mediados del siglo IV hasta mediados del siglo III se redactó la mayor parte del Antiguo Testamento a partir de documentos relativos a los reinos de Israel y Judá[15], con el propósito de redefinir la identidad de Israel como una comunidad étnica y religiosa y legitimar sus instituciones.

PARTE III: “ALEJANDRÍA, CUNA DE LA BIBLIA GRIEGA”

El primer trabajo presenta el origen de los judíos de Alejandría, en el Alto Egipto, que habrían llegado -citando a Flavio Josefo- como soldados de Alejandro Magno, quien funda la ciudad en el 331. A.C. Ya en el siglo I sabemos que había allí un barrio judío. La traducción del Antiguo Testamento al griego fue impulsada por el rey Ptolomeo II Filadelfo (siglo III a.C.) y realizada supuestamente por 72 sabios; por esa razón se la conoce como La Biblia de los Setenta o, más comúnmente, como la Septuaginta. “La Biblia de los Setenta llegó así a ser oficialmente la ‘ley cívica’ de los judíos de Egipto. A los ojos de los Sabios del Talmud, la traducción de la Torá fue una empresa no solo lícita, sino inspirada, a pesar de los errores imputados a los traductores… La opinión contraria… ‘el día que la Torá se tradujo al griego fue tan nefasto como aquel en que Israel esculpió el Becerro de Oro’ debe entenderse en su contexto histórico… (pues) la Biblia de los Setenta se convirtió tras el aniquilamiento del judaísmo alejandrino a comienzos del siglo II, en la Biblia de los cristianos”[16]. Los judíos en Egipto constituyeron la diáspora más importante de Israel en el mundo antiguo, alcanzando su apogeo con Filón (siglo I).

El segundo artículo se centra en la mencionada traducción griega del Antiguo Testamento. Si bien se la llama Biblia de los Setenta en base a la famosa Carta de Aristeas a Filócrates, las autoras sostienen que “La Torá se tradujo en Alejandría bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.) y que la empresa continuó durante dos siglos, acaso tres”[17], postulando una cronología de cómo ocurrió. Cuentan un detalle curioso: al carecer en ese momento la lengua hebrea de vocales, surgieron muchas versiones diferentes. También mencionan otras tres traducciones posteriores del Antiguo Testamento al griego: la de Teodoción, la de Aquila de Sinope y la de Símaco. Sin embargo “La Biblia de los Setenta comprende un conjunto de textos más amplios que el de la Biblia hebrea… [18]y está en el origen de los comentarios judíos y cristianos en griego… resultó ser una nueva Biblia… el paso de una lengua semítica a la lengua helena modificó la forma y el sentido del texto”[19]. La Biblia de los Setenta fue la fuente predilecta de la literatura cristiana primitiva, incluyendo la amplia mayoría de las citas que encontramos en los evangelios y en las epístolas.

El último ensayo de esta sección se ocupa de los libros helenísticos, textos sapienciales e históricos entre los que se encuentran obras que no son sagradas para los judíos (los apócrifos o deuterocanónicos), escritos entre los siglos IV al I a.C.. Dice que son fruto de autores políticamente comprometidos y que solo dos libros de esta época, Daniel y Ester encontraron lugar en el canon hebreo[20].

PARTE IV: LOS ORÍGENES DEL NUEVO TESTAMENTO

La última parte es breve y se ocupa más del uso cristiano de la Biblia de los Setenta que de la literatura cristiana. Prueba de ello es el primer trabajo, titulado “Los cristianos y la Biblia de los Setenta”. Para el autor, la Septuaginta, con su lenguaje, permitió que los lectores gentiles encontraran un sentido a las Escrituras que no necesariamente tenían en hebreo. Por ejemplo, la palabra jristós (ungido), un término griego, se convirtió en un nombre propio para Jesús o la expresión hebrea Adonai, utilizada por los judíos para sustituir el nombre Jehová o Yahvé, fue traducida como kyrios, que significaba maestro o señor, título que se aplicó a Jesús[21]. Además, sostiene que la mayoría de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento están tomadas de la Septuaginta. De todos modos, tanto para los judíos como para los cristianos “las versiones o formas textuales nunca fundan la fe o la práctica, sino que las secundan”[22]

El segundo aporte es un análisis básico de las epístolas neotestamentarias como forma literaria que funcionaba como un sustituto de la presencia efectiva del autor. Prueba que las cartas no fueron una exposición de sabiduría intemporal, sino que era una palabra “que interpelaba a los individuos en lo más concreto y personal… Pero hay más: el contenido de la carta da fe de que el evangelio se presentaba, ya en su origen, como una verdad por debatirse, digna para la discusión y apta para la argumentación. Esto es todo lo contrario a un dogma transmitido por imposición”[23].

El último ensayo, si bien es muy breve, es el único que plantea algo referente a los orígenes del Nuevo Testamento. Trata sobre el evangelio de Juan y su redacción: “La investigación moderna induce a pensar que el evangelio de Juan ni es la obra de un solo individuo ni tampoco el mero testimonio ocular de los acontecimientos relatados, sino más bien la obra de una escuela teológica que transmite e interpreta la tradición… según Juan 21:20,24a el cuarto evangelio fue redactado por un círculo de personas que reconocía en el discípulo preferido al inspirador esencial de la obra”[24]. Atribuye no solo el evangelio sino las tres epístolas de Juan a esta misma escuela. Dice que en el evangelio se reúnen numerosas tradiciones: milagros, dichos de Jesús y el relato de la Pasión. “A estas tradiciones centradas en la vida y el mensaje de Jesús se unen otras que celebran a Cristo en forma de himnos, confesiones de fe, exhortaciones morales, argumentaciones doctrinales”[25].

NUESTRA REFLEXIÓN

Para el pueblo cristiano muchas de las afirmaciones de este libro pueden resultar escandalosas. Proponer como fecha más temprana de la redacción del Pentateuco el siglo VII a.C. puede ser considerado por algunos un anatema, pues sería -para ellos- negar la autoría de Moisés. Para evitar esa reacción es necesario entender que el estudio académico de las Sagradas Escrituras no implica negar los hechos que contienen. Es un análisis de los textos, no una revisión de los acontecimientos que inspiraron su redacción.

No hay nada más honesto que la búsqueda de la verdad. Muchos de estos autores han dedicado su vida al estudio de las Sagradas Escrituras y nos permiten conocer de su historia procediendo con la mayor honradez intelectual. Sin embargo, y al mismo tiempo que reconocemos este esfuerzo, es importante señalar que el racionalismo y el materialismo surgidos en la modernidad inciden en el pensamiento de muchos investigadores a manera de paradigmas[26]. Incluso hay quienes que, negando a priori todo aquello que esté por fuera de la razón[27] o la materia, parten de las conclusiones para encontrar las evidencias que las justifiquen[28]. Un ejemplo lo constituye el ex sacerdote católico John Dominic Crossan, quien sostiene que Jesús era analfabeto y que el pasaje de Lucas 4:16-21 donde Jesús lee en la sinagoga es un invento del autor del evangelio[29]. Volviendo a “Los orígenes de la Biblia”, comentamos algunos de los temas centrales de esta obra:

La fecha de composición del Antiguo Testamento en general y de la Torá en particular.

Es cierto que la edición final de estos libros se realizó en tiempos exílicos, pero eso no significa que no hubiera textos bíblicos anteriores al siglo VIII a.C.. El destacado lingüista francés Louis-Jean Calvet sitúa la creación del alfabeto hebreo, tal como el arameo, un poco antes, alrededor del siglo IX a.C.[30] y, como es coincidencia general entre los expertos, lo considera una derivación del fenicio (que es de alrededor del siglo XI a.C.).

Desde luego, el alfabeto y la escritura siempre son posteriores a la lengua (la forma hablada). Entonces, ¿cómo funcionaban las administraciones en tiempos del rey David (1020-966 a.C.) y su hijo Salomón (968-925 a.C.) si necesariamente requerían documentos escritos? Incluso, para tales labores existía la profesión de escriba. Entonces, careciendo de letras o caracteres propios todavía, la lengua hebrea pudo haberse servido de otros alfabetos anteriores al suyo para ser puesta por escrito; incluso, Calvet ha demostrado la similitud en cuanto al nombre y al orden de las letras en los alfabetos semíticos occidentales, entre los cuales se encuentran el hebreo y lenguas que lo precedieron.

Por otro lado, la arqueología confirma esa posibilidad lingüística. Por ejemplo, veamos el óstracon de Khirbet Qeiyafa, un trozo de cerámica proveniente de una comunidad judía urbana cuya existencia a fines del siglo XI a.C. está debidamente documentada. Contiene cinco líneas de texto con palabras y verbos característicos del hebreo en un alfabeto probablemente proto fenicio. En un interesantísimo artículo en la Biblical Archaeology Review, el lingüista Christopher Rollston al analizar esta pieza y otras que compiten por poseer las inscripciones hebreas más antiguas, dice “Los textos escritos en la lengua hebrea antigua antes del siglo IX habrían sido escritos en la escritura fenicia, la ‘escritura madre’ del hebreo antiguo… tenemos ejemplos de textos hebreos antiguos de un período anterior a que podamos identificar una escritura hebrea distintiva.”[31].

Las fuentes del Pentateuco y los once primeros capítulos del Génesis

Es una opinión casi unánime que los once primeros capítulos del Génesis constituyen una unidad independiente. Al aparecer en la literatura sumeria y en la anciana lengua babilónica, el relato del diluvio revela no solo su antigüedad sino también sugiere un pasado común, una suerte de memoria colectiva con mitos, tradiciones e historias compartidos, que luego cada pueblo reelaboró. Un detalle no mencionado en “Los orígenes de la Biblia” es que los relatos de la creación del hombre de Génesis 1 y 2 difieren en el orden: en Génesis 1 el orden es: animales, hombre (varón y hembra)[32]. En Génesis 2, hombre, animales, mujer[33]. Hace muchos años lo consultamos con un traductor de la Biblia, el Sr. Devita. Él nos explicó que el capítulo 2 era mucho más antiguo y que el capítulo 1 fue agregado durante el exilio a modo de introducción.

En cuanto a las fuentes de las que se ha nutrido el Pentateuco, se han propuesto diversas teorías. Gerhard von Rad, el teólogo protestante alemán que renovó el estudio del Antiguo Testamento en el siglo XX, postuló la existencia de fuentes diversas que un redactor finalmente reunió, ordenó y elaboró: “Las dos fuentes más antiguas se llaman (a causa del uso característico que cada una de ellas hace del nombre de Dios) Jehovista o Yahwista (J) y Elohista (E)… El Deuteronomio (D) debe ser considerado aparte desde el punto de vista literario… la fuente más moderna es el escrito ‘Sacerdotal’ (P)’”[34]. No solo las diferencia por el nombre que utilizan para referirse a Dios, sino también por el estilo literario y la riqueza de su contenido, siempre dentro de lo que él llama la historia de la salvación, pues las considera, por sobre todo, reflexiones teológicas[35] . Sostiene que la fuente más antigua es la J (950 a. C.) y que la E (que comienza relatando la historia de Abraham) es de unos dos siglos después. En “Los orígenes de la Biblia” Römer escribe “Ya cerca del final del exilio o durante las primeras décadas de la dominación persa, sacerdotes publican el núcleo narrativo del Pentateuco distinguiendo tres épocas de la revelación divina (Éxodo 6:2-4): los orígenes de la humanidad (donde a Dios se lo llama Elohim), la época de los Patriarcas (durante la cual Dios se manifiesta como El-Shaddai) y la época de Moisés (cuando Dios se revela bajo el nombre de Jehová o Yavhé)”[36].

Entonces, es importante entender que estos textos cumplen una función fundacional pues proveen a Israel una historia desde sus orígenes, una épica y una identidad y, sobre todo, lo reconocen como pueblo escogido por Dios. Nótese que en el libro de los Jueces, que describe un periodo caótico de unos 300 años, no hay menciones a la Ley; solo hay un texto que alude al tema: “Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés”[37]. Nada de esto va en contra de los mandamientos recibidos en el Sinaí, si no, más bien, sirven para ver el entendimiento que Israel va teniendo del rol de Dios en su propia historia.

El peso de la tradición oral

El cuarto ensayo de “Los orígenes de la Biblia” niega la posibilidad de una transmisión oral previa a la puesta por escrito de los documentos bíblicos. Afirma “el recurso de la oralidad es ajeno a lo que la Escritura afirma de sí misma”[38]. Para defender su tesis, el autor cita estudios del siglo XX sobre los bardos yugoslavos[39] y del traspaso de tradiciones orales en África. Concluye: “La Biblia… (es) una verdadera creación literaria que ha sabido crearnos, entre otras cosas, la ilusión sugestiva y expresiva de la oralidad… recurrir a la tradición oral para ‘salvar’ o ‘socorrer’ a una escritura bíblica que juzgamos insuficiente, infiel o víctima de las tareas ‘críticas’ de malintencionados exégetas, es ponerse en la situación de quien, necesitando un salvavidas, echa mano de un neumático pinchado”[40].

Aunque, desde luego, la oralidad no ofrece la fiabilidad de la escritura (que también puede alterarse[41]) se ha utilizado para la conservación de hechos históricos. No son comparables las dificultades de la transmisión oral en los tiempos actuales que en la antigüedad, donde la preservación de la memoria se hacía casi exclusivamente a través de relatos y poemas.

En la antigua Grecia los rapsodas declamaban de memoria largas composiciones poéticas; para ello utilizaban métricas, mnemotécnicas y expresiones fijas repetitivas. En el Antiguo Testamento tenemos algunos cánticos conservados en forma oral desde tiempos anteriores a disponer de un alfabeto; tal es el caso del Canto de María, la hermana de Moisés, en Éxodo 15 o el Canto de Débora, en el Libro de Jueces 5. Tomemos como ejemplo el primero. En una publicación Brian Russell afirma: “El texto masorético[42] de Éxodo 15 es notable por la plétora de formas arcaicas que han sobrevivido al proceso de transmisión”[43]. En ese mismo artículo presenta seis evidencias gramaticales y sintácticas provistas por el lingüista David A. Robertson para datar el poema y dice que Robertson “ubica su fecha de composición en el siglo XII a.C. y afirma que este hallazgo es ‘la única conclusión inequívoca y firmemente fundamentada de este estudio’”. La distancia entre los hechos y su escritura solo pudo salvarse mediante la transmisión oral.

Hemos señalado que nos sorprendió la frase “en ningún momento se habla (en las Escrituras) de lo oral como medio de conservación de lo que fue, eso sí, dicho en un principio”[44] porque Jesús mismo usa cuatro veces la fórmula “oísteis que fue dicho” en el Sermón del Monte[45] y no la fórmula “como está escrito» que utilizó en otras ocasiones[46]. Pero si alguien adujera que el pueblo era iletrado y por eso oyó y no leyó, igualmente caben las palabras del apóstol Pablo “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”[47].

La escritura en capas

En el último ensayo del libro, dedicado al Evangelio de Juan, Jean Zumstein enuncia los que varios de sus colegas sostienen para el Antiguo Testamento: la escritura progresiva donde autores agregan contenidos a lo escrito por otros sobre un mismo texto.

Hay algunos casos donde esto es plausible. Por ejemplo, el cuarto evangelio tiene un epílogo al final del capítulo 20: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”[48].  El capítulo 21 luce como un agregado posterior que confirma el testimonio del discípulo amado, fuente del evangelio que siempre se ha asociado al apóstol Juan: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén”[49].

Sin embargo, algunos llevan esta práctica a situaciones extremas, como el erudito español Senén Vidal, quien habla de “las etapas de formación de los escritos joánicos”[50]. Reconoce su carácter imaginativo e hipotético, porque no brinda evidencias que justifiquen su procedimiento. Postula diferentes etapas para el cuarto evangelio: el evangelio primitivo, el evangelio transformado, el evangelio glosado y una posterior evolución del evangelio, lo que nos parece exagerado. Nótese que hasta hace no mucho se sostenía que el evangelio de Juan había sido escrito o completado luego del año 130 d.C. El descubrimiento del Papiro 52 (o P52) conteniendo por delante el texto de Juan 18:31-33 y por detrás Juan 18:37-38 demostró que el evangelio de Juan era anterior, pues la copia era de alrededor del año 100 d.C., perteneciendo las frases de ese papiro a discursos de Jesús considerados como añadidos tardíos.

No nos preocupa que haya materiales diversos unidos por el autor (el evangelista Lucas reconoce que se sirve de otras fuentes[51]; Mateo y Lucas comparten buena parte del material del evangelio de Marcos). Lo que nos parece cuestionable es afirmar que es una comunidad la que escribe un libro: “si él, el evangelista, concibió lo esencial de la obra, fueron los miembros de la escuela quienes, a su vez, revisaron y completaron su trabajo y más tarde editaron el evangelio; el trabajo de la escuela joánica no se detuvo…”[52]. Hasta donde sabemos, en la antigüedad las comunidades no escribían libros, sí sus líderes o referentes pero rara vez bajo una sola firma. Aunque pueda proponerse, no hay evidencias que fuera un grupo el que firmara en nombre de Platón o que su obra fuera el resultado de muchos de sus seguidores. El único caso del que hemos escuchado es el de Esquilo, quien tenía colaboradores para componer sus tragedias mientras estaba en vida, aunque eran reconocidas como de su autoría. Un documento con tanta unidad como el evangelio de Juan no parece ser obra de muchas manos. Desde luego, pudo haber algunas añadiduras (como el segundo final del capítulo 21), pero si bien es posible que sea resultado de la reflexión de una comunidad, es solo una hipótesis que carece de suficiente evidencia, por más que se repita como cierta.

BONUS: LAS “LUPAS” BAJO LAS CUALES SE HA SOMETIDO A LA BIBLIA

A partir del siglo XVIII la Biblia comenzó a ser examinada bajo distintas lupas, sistemas de pensamiento que la abordan desde diversas perspectivas. La primera fue la crítica textual. Se trata del cotejo de los manuscritos más antiguos, para ofrecer el texto más fiel posible al original. Las variantes en los textos del Nuevo Testamento son numerosas, pero no esenciales. Actualmente se utiliza como base el Nuevo Testamento en griego de Nestlé Aland que incluye una recopilación de las variantes encontradas en los manuscritos más antiguos y se actualiza a medida que surgen nuevos hallazgos.  

En el siglo XIX se inició la crítica de las fuentes que consiste en la identificación y análisis de las fuentes de los libros que componen la Biblia. Como ya hemos dicho, el propio escritor Lucas, en el prólogo a su evangelio reconoce que se nutrió de otros para escribir su evangelio. El investigador procura determinar si las fuentes son fidedignas.

También nacida en el siglo XIX, la crítica histórica busca situar los relatos bíblicos en su contexto, identificar fechas y detectar posibles anacronismos. El abordaje desde esta perspectiva es mucho más duro; incluye, por ejemplo, temas como la autenticidad de la autoría de los libros (por ejemplo, se pregunta ¿puede un libro como la 2ª Epístola de Pedro, de alrededor del año 130 d.C. haber sido escrita por el apóstol Pedro?) o si realmente la resurrección de Jesús realmente ocurrió.

En la primera mitad del siglo XX se sumó la crítica de las formas, que intenta determinar a través del análisis de los géneros literarios y los usos de las estructuras del idioma griego “el ADN” de un texto: cuáles fueron las palabras originales. Por ejemplo, al examinar diversos sermones de Jesús se preguntan si realmente fueron sus dichos o se trata de un recurso del que se sirvió el escritor.  Muy cercana a ella, también ganó espacio la crítica redaccional, que analiza la manera en que los autores compilaron, organizaron y seleccionaron sus fuentes y qué aportes realizaron por cuenta propia. El propio autor del Evangelio de Juan da a entender que eligió sus materiales[53].  Hay quienes proponen que algunos libros sufrieron manipulaciones, fueron escritos en etapas o que son resultado de la reflexión de una comunidad, pero son inferencias sin evidencias categóricas.

Lamentablemente a veces estos aparatos críticos funcionan como paradigmas[54] que reflejan el pensamiento de una época. De ninguna manera decimos que el trabajo de estos investigadores no sea valioso o tenga una intención oculta. Todo lo contrario: creemos que es un enorme esfuerzo por encontrar la verdad. Sin embargo, presentar conocimientos precarios, con frecuencia basados en supuestos, como si fueran certezas absolutas no honra la labor realizada y lleva a conclusiones erróneas.

© Pablo R. Bedrossian, 2024. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] Briend, Jacques en “Los orígenes de la Biblia”, San Pablo, 2007, p.17

[2] Op. cit., p.19

[3] Schniedewind, William en “Los orígenes de la Biblia”, p.25

[4] Schniedewind, William, Op. cit., p.26

[5] Gibert, Pierre, en “Los orígenes de la Biblia”, p.44

[6] Gibert, Pierre, Op. cit., p.48

[7] Paul, André, en “Los orígenes de la Biblia”, p.50

[8] Paul, André, Op. cit., p.51

[9] Römer, Thomas, en “Los orígenes de la Biblia”, p.55

[10] Römer, Thomas, Op. cit., p.56, 57

[11] Römer, Thomas, Op cit. cit., p.57

[12] Römer, Thomas, Op cit. cit., p.59

[13] Briend, Jacques en “Los orígenes de la Biblia”, p.61

[14] Briend, Jacques, Op cit. cit., p.68

[15] Bordreuil, Pierre y Briquel-Chatonnet, Françoise, en “Los orígenes de la Biblia”, p.91

[16] Mélèze-Modrzejewski, Joseph en “Los orígenes de la Biblia”, p.104

[17] Harl, Marguerite y Dogniez, Cécile en “Los orígenes de la Biblia”, p.114

[18] Incluye aquellos que las iglesias evangélicas llaman apócrifos y la Iglesia Católica, deuterocanónicos.

[19] Harl, Marguerite y Dogniez, Cécile, Op. cit., p,119

[20] Baslez, Marie-Françoise en “Los orígenes de la Biblia”, p.128

[21] Cousins, Hughes en “Los orígenes de la Biblia”, p.135, 136

[22] Cousins, Hughes, Op. Cit., p.141

[23] Marguerat, Daniel en “Los orígenes de la Biblia”, p.152

[24] Zumstein, Jean en “Los orígenes de la Biblia”, p.155

[25] Zumstein, Jean, Op. Cit., p.158

[26] Para entender el problema y las consecuencias de los paradigmas, ver Kühn, Thomas S., “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, Breviarios, Fondo de Cultura Económica, México, 1962, 1º Edición en español 1971, 8º Reimpresión (FCA Argentina), 2004,

[27] Debería escribir Razón, con mayúsculas, pues se la entronizó en el siglo XVIII como si a través de ella el progreso, la libertad y la felicidad humana pudieran alcanzarse y fuera la medida de todas las cosas. La posmodernidad ha puesto en evidencia esa falacia.

[28] Tanto la razón como la ciencia materialista deberían en todo caso basarse en el método inductivo: a partir de una serie de observaciones formular una hipótesis, ponerla a prueba y emitir sus conclusiones en base a los resultados obtenidos en las pruebas. Esta es la base del conocimiento científico, que debe ser sensible (perceptible por los sentidos), medible, reproducible, discutible y, por lo tanto, precario. Para los interesados en el tema, recomendamos leer, además del citado libro de Kuhn, “Conjeturas y refutaciones” de Karl Popper (1972)

[29]Crossan, John Dominic, “Jesús desenterrado”, Crítica, 2001, 2003, p.51-52. Dice literalmente “se trata de un episodio creado por el propio evangelista Lucas”.  Además, el mismo autor niega en forma automática la resurrección de Cristo. Como materialmente no la ve posible, ensaya -en mi opinión sin ningún éxito- una teoría propia sobre el nacimiento del cristianismo (ver Crossan, John D., “El nacimiento del cristianismo”, Emecé, 1998, 2002

[30] Calvet, Louis-Jean, “Historia de la escritura. De la Mesopotamia hasta nuestros días”, Paidós, 1996, edición en español 2008, p.132,138

[31] Rollston, Christopher S., “What’s the Oldest Hebrew Inscription?”, Bible Archaeology Review, May/June 2012

[32] Génesis 1:19-27

[33] Génesis 2: 7,18-23. Incluso, en este relato los árboles son creados luego del hombre; no así las plantas y la hierba que son anteriores

[34] von Rad, Gerhard, “El libro de Génesis”, Biblioteca de Estudios Bíblicos, Ediciones Sígueme, 1972, 1977, p.8

[35] von Rad, Gerhard, Op. Cit., p.30

[36] Römer, Thomas, en “Los orígenes de la Biblia”, p.59,60

[37] Jueces 3:4

[38] Gilbert, Pierre en “Los orígenes de la Biblia”, p.44. Dice además: Dice “aunque sepamos que Dios ‘ha hablado muchas veces y en diversas formas a nuestros padres por medio de los profetas’ (Heb.1:1), han tenido la certeza de que todo lo que leemos nos ha llegado por escrito”.

[39] Los bardos son los responsables de transmitir las historias, leyendas y poemas de forma oral y de cantar la historia de sus pueblos en largos recitados.

[40] Gilbert, Pierre, Op. Cit., p.47,48.

[41] Un ejemplo de manipulación de la escritura en la antigüedad lo constituye el Arco de Septimio Severo que perdura en el Foro romano. Originalmente, este arco conmemoraba las triunfos militares del emperador Septimio Severo y sus hijos, Caracalla y Geta. Sin embargo, tras asesinar a su hermano Geta, Caracalla ordenó que el nombre y la imagen de Geta fueran eliminados del Arco.

[42] El texto hebreo del Antiguo Testamento seguido por el pueblo judío

[43] Russell, Brian D., “The song of the sea. The date of composition and influence od Exodus 15:1-21”, Studies in Biblical Literature, 2007, p.59,60

[44] Ver Nota 6

[45] Mateo 5:21.27,38,43

[46] Marcos 7:6, 9:13

[47] 2ª Timoteo 2:22; quizás, aunque con límites, pueda caber también la frase “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ep. a los Romanos 10:17)

[48] Juan 20:30-31

[49] Juan 21:24-25

[50] Vidal, Senén, “Los escritos originales de la comunidad del discípulo ‘amigo’ de Jesús”, Biblioteca de Estudios Bíblicos, Ediciones Sígueme, 1997, p.10

[51] Lucas 1:1-4

[52] Zumstein, Jean en “Los orígenes de la Biblia”, p.158

[53] Juan 20:30-31

[54] Tal como los entiende T. S. Kuhn, estructuras de pensamiento que no ven las evidencias que van en contra de las expectativas del observador

22 comentarios en “¿DÓNDE, CUÁNDO Y CÓMO NACIÓ LA BIBLIA? BREVÍSIMO RESUMEN, COMENTARIO Y DISCUSIÓN DEL LIBRO “LOS ORÍGENES DE LA BIBLIA”

  1. Hola tocayo. Descubro este interesante posteo sobre algo que vengo leyendo e informando hace un tiempo y con mayor intensidad este año. En general me parece una muy buena reseña de u libro que no lei 😉 . Pero me atrevo a decir que es buena porque he leido otros libros de biblistas que estudian estos temas y coincide 100% con lo que he leido aqui. Lo unico que llamaria la atención es tu «critica» a la «critica historica» (hay que ver que se define por eso porque lo que entiendo que señalas negativamente tiene su razón de ser) Ya hace tiempo que los estudios biblicos tienen dos vias: la «teologia biblica» que usa las herramientas que citas pero sigue ligada a la fe y los biblistas «historicos» que analizan la biblia como un texto mas sin ninguna interferencia de creencias religiosas. Esto último es «cientifico» en la medida que puede ser «cientifica» la historia. Lo que vos citas de Popper se aplica a las ciencias naturales, es inaplicable para la ciencia historica que tiene otros principios de «cientificidadad». Para ello hay un consenso de los que son «criterios de historicidad» que por supuesto no son exactos y muchas veces especultivos (se habla de probablemente Jesus dijo esto historicamente, o no lo dijo… el hecho del pasado es inaccesible a la persona de hoy por metodo cientifico). Entonces el ejemplo que das de J.D. Crossan que es un biblista histórico (no hace teologia biblica) no puede aceptar la resurreccion porque en la vida historica normal no hay resurrecciones. Asi tambien el ejemplo de considerar a Jesus como analfabeto obviamente no hay certeza. Pero la lectura de Isaias en Nazareth no cumple con el criterio de historicidad de que existan dos fuentes independiente para atestiguarlo. Esta solo en el Evangelio de Lucas. Y en ninguno otro evangelio dice que Jesus lea. El debe considerar que siendo Nazareth una aldea de unas 280 personas, es improbable que hubiese tenido sinagoga, mucho menos escuela. Se estima que en el area de lo que luego seria Palestina la alfabetizacion era del 15% de la poblacion y en Galilea seguramente mucho menor. De alli su supuesto. Podemos conjeturar que Jesus tuvo acceso a la sinagoga de Cafarnaun que quedaba a 8 km. y alli aprendio a leer en forma cuasi autodidacta. Pero tambien estamos hablando de algo probable. El conocimiento de las Escrituras del polemista Jesus tal vez sea indicador de que podia leer y tal vez no escribir que es una aptitud mas compleja que requiere una enseñanza especial. Bueno, me quedo relargo el comentario. Espero haber aportado algo. Abrazo

    1. ¡Hola, Pablo! Interesantísimo tu comentario. Estuve releyendo la nota y no encuentro de mi parte una crítica a la «crítica histórica» (de la cual soy amante), pero sí una crítica general a basarnos en un solo método o abordaje para analizar en este caso un texto (podría ser también para un hecho). En realidad, además de la histórica y la teológica, hay otras vertientes del análisis textual, en particular las que tienen que ver con lo lingüístico y lo literario (que son cosas diferentes), creo que estas vertientes van en busca del ADN del texto. Creo que todos estos enfoques son complementarios, necesarios y no excluyentes. Mi cuestionamiento es más bien metodológico. Por ejemplo, para el racionalista (como Bultmann, por citar un ejemplo) no puede existir nada fuera de la razón. Para el materialista, no puede existir nada fuera de la materia. A partir de esos paradigmas intentan explicarlo todo. Como dice Covey sobre otros campos: el problema es cómo vemos el problema. Al limitar nuestro marco y tratar de explicarlo todo a través de él, perdemos de vista que nuestros axiomas o premisas pueden estar equivocadas. Creo que, aunque muy aburrido por su redacción, es muy útil para entender el problema de los paradigmas, leer «La estructura de las revoluciones científicas» de Kuhn, porque demuestra como «no vemos» aquello que no esperamos ni entendemos. Gracias por tomarte el tiempo de leer este comentario y de formular tan interesantes observaciones. No soy de los fundamentalistas que defienden la inerrancia bíblica, sino de lo que, como Karl Barth, cree que son las palabras acerca de la Palabra, que es Jesucristo. Abrazo.

    2. Algo más: pensando en Crossan, para entender el abordaje metodológico al tema de la resurrección, de lo mucho que he leído, te recomiendo «La resurrección del hijo de Dios» del obispo anglicano N.T. Wright. Son unas 1,000 páginas que se leen con mucha facilidad y no tienen desperdicio. Mi literatura favorita en estos campos (aunque el libro recomendado no se encuentra allí) es la Colección de Estudios Bíblicos de Ediciones Sígueme. Abrazo.

    3. Una última cosa: Para Crossan el pasaje de Jesús leyendo en la sinagoga es un invento; asegura que Jesús no sabía leer. La pregunta que uno se hace es: ¿qué evidencias tiene para afirmar lo contrario al texto? ¿su mejor argumento era qué vivía poca gente en Cafarnaún? ¿No te parece, más probablemente, un prejuicio de Crossan? Fijate que no lo formula como una conjetura, sino como una verdad. Para mí, es una muestra de sus paradigmas, no de la calidad u origen de un texto. Pretender 20 siglos después hacer una afirmación categórica sobre un hecho del cual no tuvo conocimiento (Lucas sí menciona sus fuentes) me parece que es comenzar por las conclusiones… De paso, un artículo muy documentado de la Archeology Bible Review que leí hace varios años sostenía basado en evidencias que la cantidad de personas que sabían leer en los tiempos de Jesús era mucho más alto de lo que se suponía, Abrazo.

  2. Fe de Erratas: Cafarnaum esta a unos 50 km de Nazareth. Podria ser alli o en algún otro pueblo «cercano» al caserio que era Nazareth en la época

  3. Hola Pablo, muy buenas tus observaciones y recomendaciones. Entiendo que por tu respuesta no fui lo suficientemente claro en donde veo la «critica» al «metodo historico-critico». Como menciono (y ahora pongo mayar enfasis en el tema) hay dos ramas distintas de análisis de la Biblia (ambas usan los métodos que mencionas y algunos propios de su especificidad). La «teologia biblica» acepta (es mas toma en general como verdades) afirmaciones «teologicas» (valga la redundancia) como resurreccion, concepcion virginal, milagros, la ruptura del velo del templo, etc. con mayor o menor aceptacion de su veracidad de acuerdo a la importancia del «hecho» para el desarrollo de la teologia, En este ejemplo se pondera con mayor importancia la resurreccion de Jesus (punto crucial de la teologia cristiana) que algunos hechos extraordinarios relatados en el texto biblico cuya función puede ser mas simbolica. (la ruptura del velo del templo, puede ser tomada en forma literal o simbolica del acceso directo a Dios por los creyentes sin la mediación del templo). Pero teológicamente en general toma como dados esos dogmas de fe y a partir de ello desarrolla su analisis. Desde hace 3 siglos existe otro enfoque de análisis bíblico (que por su puesto es hijo de la ilustracion y el desarrollo de la ciencia) en que el texto es analizado como cuaquier texto de la antigüedad de forma «estrictamente histórica». Esto es como «ciencia histórica» con los mas y los menos de esta «ciencia historica». Este enfoque tanto para la biblia como para para cualquier hecho historico *por definicion* no puede tomar como cierto hechos sobrenaturales (resurrecciones, concepciones virginales, intervenciones divinas, etc.). Por ejemplo, no considera que en la batalla de Stalingrado Dios envio angeles para que los rusos vencieran a los alemanes y fuera el principio del fin de las posibilidades de Alemania en la Segunda Guerra. O, como se pensaba en la epoca que el descubrimiento de América por Colón fuera un regalo de Dios a los reyes católicos por expulsar a los moros de la peninsula iberica. Por supuesto que esta enfoque esta bajo el cambio de «paradigma» que fue la ilustracion (lei el libro de Khun hace tiempo). Si bien Khun se refiere mas a cambios radicales de enfoque dentro de las ciencias (por ej la fisica newtoniana a la teoria de la relatividad) tambien podemos tomarlo como un cambio (y que cambio!!!) de la forma de abordar los fenomenos naturales (al principio), sociales y hasta psiquicos. En las ciencias naturales se perfeccionó el metodo cientifico popperiano que vos mencionas y que sugeris que debiera ser aplicado en el analisis historico. Copio tu Nota al Pie 28 donde dice «Esta es la base del conocimiento científico, que debe ser sensible (perceptible por los sentidos), medible, reproducible, discutible y, por lo tanto, precario». Cuando digo que criticas el «metodo historico-critico» se por esta aseveración. Esto es exactamente asi en las «ciencias naturales» pero no es aplicable a las ciencias sociales que tienen su propia epistemologia dado que por ejemplo en el caso de la historia es imposible que sea «sensible» porque el pasado esta perdido en su totalidad y solo se accede a las «fuentes historicas» que son mas precarias (y cuanto mas antiguo el hecho investigado mas precarias son las fuentes). Por supuesto que por su naturaleza no son «reproducibles» ni «medibles» (salvo via ciertas fuentes), En ese sentido veo una critica al metodo «historico-critico» Sigo luego…

    1. ¡Hola, Pablo! Recién hoy puedo sentarme a responder tus mensajes, muy interesantes y motivadores. Voy de a uno por vez. En el artículo expongo los aparatos críticos al que han sido somentidos los libros del Nuevo Testamento. Conozco bien estos instrumentos y así como los considero altamente valiosos, encuentro en la práctica dos dificultades (sin abordar aún cuestiones metodológicas sujetas a discusión, que espero poder responder más adelante). La primera es llevar el sistema más allá de sus límites. Popper señala bien estos excesos al hablar, por ejemplo, delpsicologismo y del sociologismo, como ejemplos: pretender explicar todo por la psicología o la sociología respectivamente (ver «La sociedad abierta y sus enemigos»). Algunos críticos bíblicos caen en un «criticismo», como si sus métodos no tuvieran límites. En lugar de decir «no sé» o «no podemos afirmar con plena certeza» presentan sus hipótesis como si fueran ciertas aunque la evidencia sea insuficiente. Un segundo aspecto, que es notable en algunos de los críticos (no todos, desde luego), es su intencionalidad. Así como la vertietnte teológica no es objetiva, algunos críticos no son imparciales. Lamento decir esto, pero uno lo percibe con facilidad al leer algunas conclusiones que no condicen con las observaciones. Dicho esto, voy a tu punto «Este enfoque tanto para la biblia como para para cualquier hecho historico *por definicion* no puede tomar como cierto hechos sobrenaturales». La pregunta es por qué no. En primer lugar expresan un prejuicio; en segundo lugar, no ofrecen explicaciones alternativas satisfactorias (al menos en el caso de la resurrección). Debajo de ese pensamiento subyacen dos actitudes: el materialismo y el racionalismo, para mí totalmente insuficientes pues la pueden explicar solo mecanismos, pero no causas primarias ni intencionalidad (sobre el materialismo, podés ver mi crítica a «Sapiens» de Harari, un libro muy interesante). Si el racionalismo fuera válido no tendríamos el mundo que tenemos y si el materialismo fuera absoluto, no podría explicarse el amor, la ternura, el odio, etc. Es decir, hay un problema desde el abordaje de quienes desde un punto de la Historia pretenden explicar toda la Historia desde una única posición. El problema no está necesariamente en la Historia sino en el observador. Ojo. De ninguna manera digo que no hay enormes aportes en la crítica bíblica; de hecho adhiero a ella, pero entendiendo su finitud, sus límites, su ignorancia, el alcance de sus métodos y la precariedad de los conocimientos, algo que no veo en algunos (sobre todo los negacionistas de las evidencias en las que descansa la fe cristiana, tanto sobre la historicidad de Jesús como en su resurrección. Por último voy a tu punto «Esto es exactamente asi en las «ciencias naturales» pero no es aplicable a las ciencias sociales», hago solo dos observaciones: una, en todos los casos el conocimiento es precario, sujeto a debate y sustituible ante nuevas evidencias; segundo, en las ciencias sociales no es reproducible, tal como digo, porque los hechos históricos suceden solo una vez, pero es mucho más válido un hecho reproducible pues permite comprobar una hipótesis y crear teorías, que la pura especulación en base a datos limitados y muy alejados en el tiempo.

  4. En el subconjunto de los Historiadores Biblicos (no teologicos) que se dedica a la «busqueda» del «Jesus histórico» ademas de no aceptar por definicion de «cientifico» hechos sobrenaturales, a lo largo de estos 3 siglos y especialmente en el siglo XX hay un relativo consenso entre etos, mas especificamente de los que se dedican a «rescatar» el Jesús histórico de ciertos «principios de historicidad» que mencioné en el post anterior por lo cual un texto del Nuevo Testamente se considera como mas probable de ser «historico». Estos reemplazan a los criterios de cientificidad propuestors por Popper porque ya comenté que no son aplicables a la ciencia histórica. Le pedi a la IA que me los resumiera y los principales son estos:

    1. Criterio de atestiguación múltiple

    • Definición: Un evento o dicho tiene mayor probabilidad de ser histórico si está atestiguado en múltiples fuentes independientes entre sí.
    • Ejemplo: La crucifixión de Jesús se encuentra en los evangelios sinópticos, en el Evangelio de Juan, en las cartas de Pablo y en fuentes no cristianas como Tácito y Josefo.

    2. Criterio de dificultad o desemejanza

    • Definición: Si un evento o dicho no es fácilmente explicable como una invención de la iglesia primitiva ni como una adaptación de ideas judías contemporáneas, es más probable que sea histórico.
    • Ejemplo: El bautismo de Jesús por Juan el Bautista podría ser embarazoso para la iglesia, ya que podría implicar que Jesús necesitaba arrepentimiento. Su inclusión sugiere autenticidad.

    3. Criterio de coherencia

    • Definición: Un evento o dicho que es consistente con lo que ya se ha establecido como histórico (basado en otros criterios) tiene mayor probabilidad de ser auténtico.
    • Ejemplo: El énfasis de Jesús en el reino de Dios es coherente con otros dichos atribuidos a Él en diferentes tradiciones.

    4. Criterio de contexto histórico (o plausibilidad histórica)

    • Definición: Un evento o dicho tiene mayor probabilidad de ser histórico si encaja dentro del contexto sociocultural, político y religioso del momento en que supuestamente ocurrió.
    • Ejemplo: Las parábolas de Jesús utilizan imágenes y referencias típicas de la vida rural y agrícola de Galilea en el siglo I.

    5. Criterio de testimonio enemigo

    • Definición: Si una fuente hostil o neutral confirma un hecho, este tiene mayor probabilidad de ser auténtico, ya que el testigo no tendría motivo para inventarlo.
    • Ejemplo: Tácito, un historiador romano no cristiano, menciona la crucifixión de Jesús bajo Poncio Pilato, lo que apoya la historicidad del evento.

    Hay otros cuya importancia tiene relevancia en el propio contexto del «texto» analizado.

    Entonces cuando J. D. Crossan dice que la lectura de Isaias en la sinagoga de Nazareth (!… habria sinagoga en un caseria de 250 personas que es lo que revela la arqueologia de Nazareth?) es un añadido de Lucas se basa en: no cumple con el criterio de «Atestiguacion múltiple» (esta sólo mencionado en Juan, Marcos la fuente mas cercana no lo menciona y Juan que seria una fuente independiente tampoco. Tampoco Mateo). Jesus no lee en el resto de los evangelios. Por los propios «criterios de historicidad» lo mas probables es: que Lucas corre lo que otros evangelistas ponen mas tarde para inaugurar en el pueblo de origen de Jesus su ministerio y predicacion (y casualmente es rechazado ya que sus dichos son bastante provocativos porque luego de una buena recepcion el indica que su ministerio es practicamente para los Gentiles- un tema muy lucano tanto en el evangelio como en hechos). Entonces Crossan entiende que no fue un hecho historico sino una historia creada por Lucas para conformar su estrategia y teologia redaccional. Ahora quiere decir esto que «sin ninguna duda» Jesus no leyo o recito en Nazareth a Isaias. La verdad sobre eso esta perdida en el tiempo y no podemos asegurarlo como pasa muchas veces en Historia (especialmente con recitados, dialogos, discursos, etc. que no estan en fuentes escritas inmediatas- un periodista que hubiese grabado el hecho o un taquigrafo que lo hubiese registrado en el momento. Lo que se puede decir es que segun el consenso de los «criterios de historicidad» ese pasaje no los cumple entonces para los biblistas históricos (como Crossan) no se leyo. Ahora te acepto que Crossan de esa falta de «atestacion múltiple» y de considerar que fue un recurso redaccional lucano hace una inferencia que no esta sustentada ni a favor ni en contra que es de la capacidad de Jesus de leer (y eventualmente escribir). Que no haya leido Isaias no excluye que fuera alfabetizado pese a lo poco extendido que estaba la alfabetizacion en esa epoca. Vos citas un articulo de Archeology Bible Review que mencionaria que la alfabetizacion seria mas extendida de lo que se piensa. Pero tambien tenes el libro de Catherine Hezser, «Jewish Literacy in Roman Palestine» en el que hace un analisis pormenorizado del tema (identificando distintas formas de alfabetismo: basico, leer, leer y escribir, etc) y estima porcentajes bajisismos (3% de alfabetismo). En lo personal entiendo que da alguna manera (leyendo, memorizando, etc) pienso que Jesus conocia muy bien las Escrituras Judias de alli su polemicas con escribas y fariseos. Aunque dude que Jesus haya leido a Isaias en una «sinagoga» (raro en un caserio tan chico) creo que Crossan extrapola demasiado de la probable inclusion lucana de este pasaje a fines de reforzar la teologia que desarrolla en su evangelio.

    1. Gracias, Pablo. Continúo con las respuestas. Desde luego, las ciencias blandas no utilizan los métodos de las ciencias duras pero justamente la falta de un método que permita reproducir sus hipótesis hace que sus conclusiones sean más subjetivas y menos confiables. Conozco los criterios expuestos que tomaste por IA; incluso hay otros. Utilizo uno cualquiera para mostrar la debilidad que tienen estas metodologías: «La versión más corta de un texto es la original». Entonces se considera que la bienaventuranza original no es «Bienaventurados los pobres en espíritu», sino «bienaventurados los pobres». Si no recuerdo mal (puedo equivocarme), Bultmann toma ese criterio en «Historia de tradición sinóptica» y no solo él (lo he leído en tors críticos). Puede ser que quepa en algunos casos, pero no en todos. Lo mismo vale para el criterio de desemejanza: no necesariamente una diferencia confirma que el hecho fue cierto (de paso, hay un excelente libro de C. H. Dodd sobre paralelos entre el Evangelio de Juan y los sinópticos). Otro ejemplo es la escritura «por capas». Si no hay manuscritos más antiguos que lo prueben, es pura suposición o mera especulación. Tengo un libro de Senén Vidal «Los escritos originales de la comunidad del discípulo amigo de Jesús» de Sígueme, donde no da ninguna razón que justifique su procedimiento (para mí arbitrario). Siguiendo esta línea, ¿por qué en una comundad pequeña no podía haber una sinagoga? Aquí en los Cayos Cochinos hondureños, unos islotes perdidos en el Caribe con una población similar, hay una escuela. ¿Por qué alguien no podría saber leer? ¿O nadie leía la Torá? Creo que en lugar de admitir dudas, las afirmaciones categóricas, como la de Crossan y la lectura en la sinagoga son anticientíficas. Además, en el fondo, está diciendo que Lucas es un mentiroso. Que hace propaganda para cumplir su propósito como escritor sin cosiderar en lo más mínimo la afirmación inicial del autor del evangelio sobre su investigación «poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas» (¡ciertísimas!). Entonces, si bien es cierto que el pasaje no cumple, como bien señalás, los criterios propuestos de historiicidad, no significa que no sea cierto y el problema puede estar en los criterios, como expuse antes. Coincido contigo, desde luego, en tu conclusión. Abrazo grande.

  5. Y con respecto a la Resurreccion, no lei el libro de N.T. Wright y no tendre tiempo de leerlo en el corto plazo. Pedi a la IA que me haga un resumen, capitulo con capitulo y me parece sensato. Aparentemente se ciñe al metodo historico-critico en el sentido que si bien de la resurrección no hay dos fuentes independientes (la unica de primera mano es Pablo) y como te comente por definición el análisis histórico no puede aceptar hechos sobrenaturales (asi como no se haria un manual de fisiologia apelando a alguna intervencion divina) el se basaría en la tumba vacia que si tiene atestación doble (Sinopticos y Juan). Deberia leer el libro. Se que algunos historiadores ponen en duda lo de la tumba vacia porque (por mas que nos duela como cristianos) consideran que es muy raro que los Romanos en general y Poncio Pilatos quien fuera destituido y enviado a Roma después de su implicación en una serie de incidentes que reflejaban su crueldad y su incapacidad para mantener el orden sin provocar disturbios. Según el historiador judío Flavio Josefo (Antigüedades judías, 18.4.2), Pilato enfrentó denuncias por ejecutar a un grupo de samaritanos en el Monte Gerizim. Contra lo que muestran los evangelios de un Poncio Pilatos que progresivamente (es decir en cada evangelio mas alejado temporalmente del primero, Marcos, y por tanto el mas «histórico) se hace cada vez mas compasivo con Jesus y llegar al extremo de «no encontrar falta en este hombre en Juan, un procurador romano ante el menor indicio de una posibilidad de revuelta en Pascua por terminos como Reino de Dios (en la mentalidad judia se contrapone contra el reino del Cesar), Rey, Mesias, etc. no hubiese pestañado en crucificarlo, castigo reservado a los sediciosos del poder imperial de Roma. Hasta es dudoso que un Prefecto se haya involucrado en un «juicio» con un convicto mas, menos si no era ciudadano romano. Entonces también es muy improbable un trato compasivo con su cuerpo crucificado y que sea levado a una tumba que podia transformarse en un lugar de peregrinacion. Lo mas probable que «historicamente» Jesus haya sido enterrado en una fosa para criminales junto a las cientos que habria en el calvario y que nadie supiera su paradero. De todos modos, si se supera esto el argumento de N.T. Wriht es plausible tambien por la confusión que causa en las mujeres primero, en sus discipulos tambien. Personalmente creo que la resurreccion de Jesus pertenece al ambito de la Fe y no de la investigación historica (cientifica). Es un elemento central en el cristianismo y es imposible hacer una teologia cristiana sin resurreccion. Lo que si es un desafio historico es porque sus discipulos luego de la muerte en la epoca ignomiosa de la crucifixion prosiguieron con su seguimiento de Jesus. Ese si es un enigma para la ciencia historica y que para los creyentes se explica por la resurreccion de Jesus el Cristo. Pero no se le puede pedir a la historia cientifica una explicación sobrenatural porque no es su objeto
    Coda: el metodo historico-critico no nos dice que fue historico o no (es decir que paso en el pasado o no) sino simplemente que textos u hechos cumplen o no «los criterios de historicidad» con lo cual darian un minimo, que ademas no esta exento de polemicas. Hay un consenso entre esos historiadores sobre puntos basicos pero luego hay diversas interpretaciones segun se pondere un principio de historicidad u otro, o fuentes diversas y su pertinencia. Por ello tampoco hay que ser fundamentalista en esto pues hay lugar para gran cantidad de interpretaciones (algunas dicen que tantas como historiadores del «Jesus Historico»!!!! 😉 ). Otro punto a destacar es que los academicos dedicados a esto una vez que se hacen un nombre con sus publicaciones academicas y pasada cierta edad en que ya dejan de hacer aportes originales se dedican a la divulgacion. USA es un mercado enorme de lectores de la biblia e innumerables ramas. Asi que, para bien o para mal todos se ven tentados a escribir para el gran publico y las interpretaciones mas audaces a veces son las que mas venden. Fin!

    1. Interesantísimos y sumamente constructivos tus tres mensajes, que voy a tener que releer cuidadosamente, por su riqueza. Gracias por el tiempo que dedicaste a responder y la profundidad de tus observaciones. Solo unos breves aportes antes de releerlos como se debe (algo que me tomará unos días). Hay un libro que es una suerte de manual que me aportó mucho: «El Jesús histórico» de Gerd Theissen (de quien he leído otros libros) y Annette Merz, Lo otro, que poco tiene que ver con la fe, pero mucho con los paradigmas, es una película de la cual aún hoy comparto partes en cursos para empresas que se llama «Paradigma» que aplica el concepto base de Kuhn a las empresas. Quizás ya la viste (es de los ’90); el consultor que presenta el tema es Joel Barker. Me pareció buenísima y trato de aplicarla a mí mismo. Para mí, el método de estudio es tan o más importante que su objeto; recordarás que Kuhn da ejemplos. Él muestra que a veces se crean métodos simplemente para probar una hipótesis que funcionan involuntariamente como «hacer trampa jugando al solitario». Ahora estoy por comenzar a leer un libro cuyo título me atrapó, «La evolución del conocimiento» de Jürgen Renn,. Gran abrazo.

    2. Espero ser más breve, no porque el tema lo amerite, sino por cuestiones de tiempo. Creo que la resurrección de Jesús es un hecho histórico y puede y debe ser examinada a la luz de la Historia, pero sin prejuicios. Por ejemplo, me parece legítimo que se proponga que Marcos exculpa a los romanos y pone la culpa en los saduceos (no en los fariseos); se puede aducir que quería quedar bien los gobernantes. Sin embargo, y en respuesta, Marcos supuestamente recoge las memorias de Pedro quien -se cree- padeció el martirio. Con esto quiero decir que los cristianos primitivos aunque hablaban de respetar a los gobernantes, consideraban como único Señor a Jesucristo, y jamás, como ciudadanos del reino, les interesó quedar bien con los dueños del poder. Juan en eso es aún más duro porque haba de «los judíos» en forma acusatoria. Y aunque Pilato era un asesino desalmado, no quita que pudo obrar así. Vuelvo a mi punto de los primeros mensajes: el que parte de que algo es imposible, parte de una conclusión. No se pueden examinar los hechos desde las conclusiones, sino al revés. El racionalista, como el materialismo, que es su derivado, no es capaz de ver lo que no entra dentro de su razón, a la que ha endiosado. Parte de sus corolarios, no de hipótesis. La vida es mucho más que la razón, y, si la razón fuera la medida de todas las cosas, viviríamos en otro mundo y otra dimensión. Vuvelo a Kuhn (de paso, estoy leyendo «La evolución del conocimiento» de Jürgen Renn, que, de alguna manera, lo contradice): con frecuencia en el estudio de las ciencias (incluidas las duras) el problema no está en los hechos, sino en los prejuicios o paradimas del observador. Por favor, si no existió la resurrección, que expliquen el nacimiento de la iglesia. Hasta ahora nadie lo ha logrado de una manera mínimamente convincente. Abrazo.

  6. Una última cosa: veo que escribi con monton de errores de escritura (no de ortografía). Sepan disculpar pero creo se entiende. Con respecto al caserio que segun la arqueologia habria sido Nazareth (como dije, una población de 280 personas) con seguridad en la epoca no tenia escuela (las «escuelas» que no son lo que son hoy) estaban reservadas a las grandes urbes y para gente adinerada. Con ese tamaño tampoco tendria sinagoga (arqueologicamente no se ha encontrado resto de una). Es probable que si la poblacion asistia a la sinagoga seria en alguna población mayor en las cercanias. Y con respecto a J. D. Crossan te diria, su opinion esta dentro del marco de lo que se llama la «3rd. Quest» («3era busqueda» del «Jesus Historico), No entrare en detalle en las dos anteriores, esta última de fines del siglo XX y lo que va de este ha sumado a las criticas textuales de las anteriores la enorme cantidad de material historico, arqueologico y de investigaciones sobre distintas facetas de la vida cotidiana no solo en Judea/Galilea sino en todo el mundo Greco-Romano del cual era parte. Entonces estos análisis suman datos geograficos, arqueologicos (como las excavaciones en Nazareth y otros puntos de Israel y del Imperio Romano), culturales, sociologicos, de la vida cotidian. Igulmente nuevos analisis literarios del mundo greco-latino (donde fueron escritos los evangelios) como complemento al analisis textual de la biblia (ademas se incorporaron numerosos escritos apocrifos, que si bien no son canonicos para la fe, en algunos puntos aportan datos que pueden ser considerados historicos o por comparacion ayudan para los criterios de historicidad, los escritos del mar Muerto, la coleccion de Nag Hammadi, etc.) por ello esta inferencia de la improbabilidad de la alfabetizacion en un villorio rural de Galilea. Igualmente no hay prueba concluyente (si tomamos el pasaje de Lucas como un recurso redaccional del evangelista, el hecho que Jesus no lea nada en ningun evangelio no significa que no «sepa leer», significa que no esta registrado que haya leido que son dos cosas distintas. Por otro lado, con respecto a J. D. Crossan es muy notable la rigurosidad de sus trabajos academicos en su «epoca de oro» como scholar 70, 80 y 90 a sus escritos posteriores que son mucho mas especulativos y en los que esta mas desconectado de la academia «seria». Terminé (uffff)

    1. CCreo que me faltaba responder este, así que ahora paso a verlo. Primero, no todos los evangelios fueron escritos en el mundo greco-latino. Para ver algunas de las evidencias, hay un libro interesante de Gerd Theissen, «Colorido local y contexto histórico en los evangelios» de Ediciones Sígueme. Más allá de eso, que no es tan relevante, por supuesto he leído acerca de «la búsqueda del Jesús histórico», esa pretensión actual de saber más que los que conocieron a Jesús o escucharon a los apóstoles, para psar a hablar de un «Cristo de la fe» que prácticamente asignan a los ignorantes. Aquí entra lo de la «intencionalidad» que hablaba antes: se trata de decir «no podemos saber prácticamente nada de Jesús; solo lo que nos venden sus seguidores» (es lo que está implícito). Y aunque pudieran eventualmente tener razón o una parte de la razón, no se puede ignorar que no habría Cristo de la fe sin un Jesús de la Historia y ambos no están separados, porque, en el caso que uno acepte esa hipótesis, el segundo es consecuencia del primero, no un invento o la imaginación surgida siglos después. Hay evidencias desde el siglo I de la cadena ininterrumpida que se inicia con Jesús, sus apóstoles, los seguidores de los apóstoles (destacándose allí los «padres apostólicos») y las generaciones siguientes con un mensaje inalterable, que sobrevivió a muchos ataques e incluso a cismas. Nunca veo que se tome dicha evidencia como tal (evidenciada en la literatura de los siglos I, II, III y IV) que no se puede soslayar. Abrazo grande, querido Pablo.

      1. Es que no es un problema que el autor del evangelio de Lucas cambie el lugar de la predicación de Nazareth y la coloque al inicio de su evangelio. El genero literario «evangelio» es el de la biografia grecolatina que no es la biografia moderna. Su intencion no es la historicidad sino una construcción de la vida del biografiado tipica del mundo biografado, que incluia su nacimiento, su ascendencia, su formación y primeros pasos, sus grandes dichos y hechos y su muerte (en perspectiva en consecuencia de su vida). El pionero en esta noción fue Richard Burridge en el libro «What Are the Gospels? A Comparison with Graeco-Roman Biography» Cuando digo greco-romano no se refiere solo a la geografia de Grecia y Roma sino al enorme espacio culltural que el imperio romano (y antes la helenizacion luego de las conquistas de Alejandro Magno) extendió (impuso?) en los territorios del imperio. Asi su influencia se extendio a los margenes del Mediterraneo y el Mar Negro, a lugares como hoy Turquia, Egipto, Libia, España Francia, etc. Entonces esas biografias se daban bastante libertad para usar recursos retóricos y estilisticos acordes al objetivo del que escribe. No era considerado una «mentira» que Lucas cambie el orden «cronologico» de Marcos (en quien se baso) y agregue la lectura de Isaias, en su objetivo de señalar a Jesus «al menos» como el Profeta Isaias. Si lees en detalle según Lucas al terminar Jesus de leer el fragmento de Isaias dice «y él comenzó a hablarles: «Hoy se cumple esta Escritura en vuestra presencia». Todos dieron su aprobación, impresionados por las hermosas palabras que salían de su boca. «¿No es este el hijo de José?», se preguntaban. Jesús continuó: «Seguramente me vais a citar el proverbio: “¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que hiciste en Capernaún”. « Es decir es el comienzo del ministerio de Jesus pero se cuela que ya habia estado en Cafarnaún como en Marcos o Mateo. Este es un indicio del cambio deliverado de ubicación de estos fragmentos ampliados (con otras fuentes o un recurso literario de Lucas). Intentar ver en los Evangelios «solo» historia pura es lo que no hacen los biblistas hoy. Por eso intentan descifrar el corazon histórico y lo que son afirmaciones de fe e interpretaciones teologicas de lo cristianismo primitivos reflejadas despues en los evangelios. De hecho que no pueden ser historicos en forma pura es fácil de ver con comparaciones de contradicciones irreconciliables entre evangelios. Por Ej. las «narraciones de nacimiento» de Mateo y Lucas es imposible ( a no ser que se hagan armonizaciones forzadas y muy creativas para hacerlo compatible). Hay numerosas diferencias de detalle entre ellas (los «magos» no mencionados en Lucas, si vivian o no en Belen) pero la mas importante e irreconciliable es la apresurada partida de Jose con Maria y el niño a Egipto en Mateo y la circunsicion, presentacion del niño en el templo y retorno a Nazareth. Hay montones de publicaciones de academicos de primer nivel resaltando las contradicciones «facticas» en los evangelios y la imposibilidad de armonizarlas salvo con muy intricadas explicaciones que las hacen inverosimiles.

        Entiendo que no aceptas el analisis historico-critico y te aferras a la idea de la «cadena» ininterrumpida que se inicia con Jesús, sus apóstoles, los seguidores de los apóstoles, «padres apostólicos», y las generaciones siguientes con un mensaje inalterable» y aducis que hay fuertes evidencias históricas de ello. Es lo que ha desmontado el aparato critico biblico histórico (no-teologico) por múltiples razones muy largo de explicar aqui (Bart Ehrman es el biblista académico que expuso con mas llegada al publico general el porqué de estas conclusiones). A mi me parecen criteriosas esas críticas históricas (tanto como las del AT) y es un trabajo de la fe como integrarlas en un concepción abarcadora. Lo que nos lleva a una cuestion mas profunda que es el tema del «Cristo de la Fe» y el «Jesus de la Historia». Enseguida voy con eso.

  7. Aca hay un video de un debate muy interesante y respetuoso de las dos visiones. https://www.youtube.com/watch?v=ZuZPPGvF_2I Es largo y te pediria paciencia porque Ehrman es un gran polemista y la primera mitad (mas o menos) parece estar diciendo que los Evangelios son falsos del punto de vista historico. Es por su forma de debatir, pero en un punto aclara que en ellos conviven historia y teologia de los primeros cristianos y que el trabajo historico-critico es intentar dilucidar que es historico (con los metodos que señalamos). El otro panelista pareciera estar mas en la linea tuya de una inerrancia total del NT cosa que ningun historiador acepta.

    1. Recién hoy puedo leer detenidamente tus comentarios. Me sorprendieron algunas frases “estar más en la línea tuya de una inerrancia total del NT cosa que ningún historiador acepta”, también “que no aceptas el análisis histórico-crítico y te aferras a la idea de la ‘cadena’ ininterrumpida que se inicia con Jesús, sus apóstoles, los seguidores de los apóstoles, ‘padres apostólico’», y las generaciones siguientes con un mensaje inalterable» y aducís que hay fuertes evidencias históricas de ello”.  Ese tipo de frases no abona a un buen debate Son argumentos parecidos a los ad hominis, totalmente inútiles para un debate: yo soy quien fija mi propia posición, no vos la mía. Y voy a volver a dejarla en claro para que no haya malentendidos:

      Primero, yo no me “aferro”: uso el sentido común basado en las evidencias que dispongo. Segundo, uso el análisis histórico-crítico y no veo que contradiga mi posición, salvo en los casos donde los que utilizan exceden sus límites, ignoran las evidencias que lo contradicen o no reconocen sus prejuicios y paradigmas.

      En primer lugar, no creo en tal “inerrancia total del NT” como me atribuís; como ya te he escrito, dedico tiempo a estudiar las fuentes y la historia. Es como si yo te dijera que tu pensamiento adhiere a un fundamentalismo que cree en la inerrancia de los comentaristas y los métodos que utilizan.  Jamás diría eso.

      Paso a los temas: creo que es un error sostener que los evangelios corresponden al género de las biografías grecolatinas. No es una cuestión de citas de autores, pero, si vas por ese lado, te recomiendo leer, por ejemplo, “Historia de la Literatura Cristiana Primitiva” de Philipp Vielhauer (p.302 y 303), o a Bultmann (en “Historia de la Tradición Sinóptica”), por solo mencionar algunos. Pero, insisto, no es cuestión de bibliotecas sino de argumentos. Por ejemplo, al leer “Vidas de los Doce Césares” de Suetonio (ver mi comentario en https://pablobedrossian.com/2022/03/28/vida-de-los-doce-cesares-de-suetonio-una-obra-imprecindible-para-los-amantes-de-la-historia/), no encuentro paralelismos entre sus biografías y los evangelios. Admitiendo la intención teológica y no histórica de sus autores, los evangelios son un género literario único cuya estructura puede verse como un largo prólogo para exponer su tema central: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

      Coincido con vos en “no es un problema que el autor del evangelio de Lucas cambie el lugar de la predicación de Nazareth y la coloque al inicio de su evangelio” también entiendo que “no era considerado una ‘mentira’ que se cambie el orden ‘cronológico’”. Desde luego, los autores de los evangelios, al encontrarse con materiales de diversas fuentes los ordenaron de manera diferente (ejemplo “El sermón del monte” de Mateo se corresponde con “El sermón del llano” de Lucas). Mi punto nunca fue ese. Ni siquiera intento conciliar textos irreconciliables (por ejemplo, generalogías), errores geográficos o anacronismos (cosa que haría el que defiende la inerrancia bíblica). Creo que mis cuestionamientos son de otra índole. Creo que estos son los principales problemas de los críticos bíblicos “modernos”:: 1. Negar a priori todo lo que para ellos sea  “sobrenatural” o “milagroso”, simplemente por su visión materialista – racionalista de la historia. 2. Considerar no históricos todos o la mayoría de los relatos del NT, por ser composiciones con fines exclusivamente teológicos (solo falta que digan “propagandísticos”); ojo creo en sus fines teológicos pero no por eso es posible sostener su falta de historicidad en forma absoluta. 3. No reconocer los límites de sus métodos y que sus conclusiones muchas veces los exceden; algunos ni siquiera diferencian entre conocimiento y verdad. De paso, Kuhn demostró que se han creado instrumentos para confirmar hipótesis que efectivamente las confirmaban, pero luego se descubría que las hipótesis eran falsas; dicho de otra manera, no solo los conocimientos sino también los métodos son falibles. 4. Sostener que el Cristo de la fe neotestamentaria es diferente del Jesús de la Historia. 5. No ofrecer ninguna alternativa viable al nacimiento de la iglesia que la resurrección de Jesucristo. 6. Ignorar criterios fundamentales como la cercanía cronológica o la autoridad apostólica en cuanto a criterios de adopción de los evangelios por la iglesia, igualándolos textos gnósticos y otros muy posteriores a los del NT (pronto subiré un comentario a un libro sobre la historia del canon de un libro de F. F. Bruce que aborda ese tema).

      Para mí pensar es mucho más importante que creer. Fijate que al leer un autor, muchas personas creen automáticamente lo que dice. No pasa solo con los evangelios, sino con las obras de los comentaristas. Para mí es clave cotejar textos, argumentos y, sobre todo, razonar críticamente. Que una “autoridad” diga algo no significa que sea cierto. Recuerdo haber leído un libro de discursos de Einstein y encontré contradicciones increíbles.  

      No pude ver el video de Ehrman, Leí dos libros suyos hace años “Lost Christianities” y “Lost Scriptures”, tal como te comenté -y sin saber quién era él- me sorprendió durante de la lectura que ignorara criterios básicos como cercanía cronológica o el origen apostólico a la hora de analizar los textos.

      Me entero por vos que el tema de Jesús de la Historia vs. Cristo de la fe puede verse como una confrontación entre teólogos católicos y evangélicos. Cuando leo un autor en temas bíblicos o teológicos, no suelo mirar su identidad religiosa (sí a posteriori). La mayor parte de mis libros sobre el tema son de la Colección de Estudios Bíblicos de Ediciones Sígueme, una editorial católica muy utilizada en los seminarios; sorprendentemente muchos de sus autores son protestantes. Mi problema con Crossan no es si Jesús leyó o no el pasaje, sino por considerar que es un invento porque él, veinte siglos después, se cree en condiciones de afirmar que Jesús no sabía leer. ¡simplemente porque en Nazaret vivía poca gente! Para mí, un absurdo total y completo. A lo sumo podría poner el texto en duda. El centro de la vida religiosa comunitaria judía pasaba por la sinagoga; era escuela y centro de reunión, entonces podría preguntarse dónde se reunían los nazarenos en el shabatt. Por otro lado, hay sobrada evidencia que Jesús conocía las Escrituras (el AT), si no sabía leer, ¿cómo las aprendió? ¿Solo por transmisión oral? Puedo seguir, pero creo que esto basta para señalar que Crossan es muy prejuicioso, tal como cuando dice que la mujer que derramó perfume sobre Jesús es un hecho histórico.

      Muy interesantes los temas. Abrazo, Pablo querido.

  8. Bueno, no se si es tu linea pero tendés a aceptar como «historico» una gran proporcion de los Evangelios. Obviamente, el «Jesus historico» de los historiadores con los metodos de historicidad mencionados arriba acepta un subconjunto de los textos evangelicos como historicos.

    Al respecto quiero hacer dos aclaraciones: 1) Esta no es una contraposición de católicos contra protestantes (hay de los dos tipos de biblista con fe católica y protestantes en proporciones iguales). Es mas entre «evangélicos fundamentalista» que creen en la absoluta inerrancia (palabra por palabra) de la Biblia (no ya el AT) y cristianos que se permiten aceptar y entender que el punto de vista de la fe no se contrapone con la orientacion y libertad literaria, compositiva y teologica de los evangelios.

    2) El método tiene limitaciones (es muy restrictivo) pero ha producido resultados en muchos casos reveladores y ha ayudado mucho a la comprension de Jesus en su contexto judío. El «Cristo de la Fe» no es un producto de segunda mano. Refleja el paso de Jesus por este mundo, su crucifixion y para los creyentes su resurreccion y la reflexión teológica y la practica cristiana de los primeros seguidores de Jesus. Que Jesus no haya (o si) recitado Isaias 61:1-2 en Nazareth no invalida que realmente vino a proclamar la buena noticia a los pobres, a anunciar libertad a los presos y a dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor. Efectivamente, es lo que leimos que hizo en toda su vida y lo llevo a la muerte (y resurreccion redentora).

  9. Una ultima observación estimado Pablo: que en el siglo 21 haya un pequeño poblado en centroamerica que tenga escuela no es indicativo que 21 siglos antes en un caserio rural de Galilea (periferia de Israel, periferia del Imperio Romano) la haya habido. Se tiene que tener en cuenta que la alfabetizacion masiva (y aun hay paises que no la han logrado) depende de la disponibilidad de textos, que recién con la invencion de la imprenta por Gutenberg en 1440 permitió la disponibilidad de textos con creciente amplitud. Para una comparación relativamente reciente Nicaragua a la caida de Somoza tenia un analfabetismo de aproximadamente el 50% (en pleno siglo XX). Previo a la imprenta, los libros (o antes papiros) eran de materiales muy costosos y de muy dificil y lenta reproducción (copistas, escribas y monjes) a mano letra por letra. Esto los hacia caro y de muy dificil acceso. Hay que tener en cuenta tambien que en sociedades mayormente agrarias la habilidad lectora no era imprescindible y era un lujo para pocos privilegiados (escribas, doctores de la Ley y elite educada). De alli que todas las sinagogas dificilmente tuvieran la Torah escrita. Tal vez algunos fragmentos que se pasarian de comunidad en comunidad mas la memoria oral eran la norma. Esto no implica necesariamente que Jesus fuera analfabeto. Puede haber aprendido en alguna sinagoga de una ciudad mas grande o haber sido discipulo de algun interprete de la ley alfabetizado. En todo caso, siempre queda el recurso a la memoria y es evidente que Jesus, un gran polemista sobre la interpretacion de las escrituras tenia un conocimiento bastante extenso de ellas, al menos de la Torah y claramente de la literatura apocaliptica (con seguridad Daniel). A los efectos de su capacidad de polemizar (y hacerse famoso por ello en su epoca, ademas de por otras cosas) con Fariseos y Escribas es mas que suficiente. Abrazo

  10. Estimado Pablo, te estoy debiendo una explicación a un malentendido que quedó como un contrapunto personal pero veras que no fue mi intencion y una escritura no del todo clara y el formato del blog no ayudó. Pasa que estoy con muchisimo trabajo y no dispongo de tiempo libre para hacer una aclaracion clara y precisa. Teneme paciencia. Abrazo

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