“EL LIBRO DEL FANTASMA” DE ALEJANDRO DOLINA: RELATOS CORTOS PARA SONREÍR, SENTIR Y SOÑAR

Serie CONFIESO QUE HE LEÍDO

Título: “El libro del fantasma”

Autor: Alejandro Dolina

Año: 2003

Una acercamiento íntimo a “El libro del fantasma” y sus relatos. que iluminan, con humor y melancolía, los rincones más secretos de la imaginación.

El fantasma de un escritor, un alma en pena, se encuentra en la Plaza Devoto con un hombre despechado. Para salir de su condición de espectro, necesita que el hombre abandonado por la Mujer Amada escriba un libro por él; a cambio le entregará una flor capaz de enamorarla.  “Vaya trayéndome lo que pueda: cuentos, ensayos, poesías, notas…Yo lo esperaré aquí el primero de cada mes” se despide el fantasma. Con esta introducción nos encontramos con una colección de textos que Dolina nos regala a través de este autor enamorado.

A mitad de camino entre “Historia universal de la infamia” y los cuentos de Woody Allen y Fontanarrosa, cada relato (a veces con forma de cuento, otras de ensayo, otras -diría Dolina- vaya a saber qué…) está impregnado de humor. En algunos casos, a la manera de Borges, cruza datos reales -prueba de su notable erudición- con otros fantásticos haciendo dudar y jugar al lector. En otros, simplemente desnuda nuestra humanidad o rescata cualidades como la curiosidad o la amistad. Para ello, Dolina se sirve de personajes como Manuel Mandeb, el polígrafo de la calle Artigas, Jorge Allen, Bernardo Salzman, Jaime Gorriti, Ives Catagnino y los Hombres Sensibles de Flores, que forman parte de su universo literario, iniciado en la Revista Humor y continuado en“Crónicas del Ángel Gris”, su ópera prima, escrita en 1987.

Entre los cincuenta relatos, todos breves, mencionamos los que más nos gustaron: Teatro II, una obra donde el director Enrique Argenti crea el Teatro a Oscuras; El arte de la ausencia, cuyo protagonista, Ian Wilenski, desarrollaba su labor actoral cuando no aparecía en el escenario (“A decir verdad, era precisamente en esos momentos de ausencia cuando Wilenski hacía notar su increíble capacidad de no expresar”); La murga del tiempo, Carreras secretas, donde menciona a Emmanuel Swedenborg, a Dante y a  mitos griegos; Libros extraños;  Agencia de aventuras (donde un tal Gilberto le ofreció al poeta Jorge Allen “sacarlo del infierno de la vulgaridad; le habló de las ventajas de lo incierto”); Novia, Relatores, donde Héctor Bandarelli fascina a su público inventando partidos de fútbol; Túnel y Estatuas.

Merecen un espacio separado Murallas, un ensayo sobre la poliorcética -los procedimientos para sitiar ciudades- y el Caballo de Troya, que termina, digamos, con una confesión autobiográfica, y La musa, un hermoso ensayo donde reflexiona acerca del arte y el amor.

Aquellos que han seguido a Dolina en sus programas radiales, quienes lo admiran como músico y creador (¿quién no ha disfrutado de “Lo que me costó el amor de Laura” o “Radiocine”), o los que lo escuchan como filósofo formado no solo en la Academia (no la Pitman) sino también en la Universidad de la Calle, sin duda encontrarán en la lectura de “El libro del fantasma” a un Dolina muy cercano: como siempre ingenioso, punzante y divertido.

© Pablo R. Bedrossian, 2025. Todos los derechos reservados.

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