LOS BIBLIÓFILOS TAMBIÉN TENEMOS NUESTRAS CALLES

Descubra cuando la pasión por los libros también queda inmortalizada en el callejero urbano: calles en España rinden homenaje a bibliófilos, mostrando que el amor por los libros también se escribe en el mapa.

Existen calles que recuerdan con su nombre a destacados escritores. Por ejemplo, en Buenos Aires se encuentra una secuencia de arterias paralelas, llamadas Quevedo, Cervantes, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Virgilio, Moliere y Víctor Hugo. París también recuerda no solo a escritores franceses, sino también a extranjeros: William Shakespeare, Goethe, Tolstói, Dante y Cervantes. Lo mismo ocurre en muchas ciudades del planeta. También hay calles que rememoran cuentos, como Hansel y Gretel, en la ciudad de México o Caperucita Roja en Buenos Aires. Pero lo que pocos saben es que hay una calle recuerda a uno de los nuestros: la calle Bibliófilo Pérez Gómez.

La calle Bibliófilo Pérez Gómez se encuentra en el barrio de El Carmen, en la ciudad de Murcia, España. Un hilo invisible la conecta a la Argentina: se encuentra a muy pocos metros del famoso del Regimiento de Murcia (hoy convertido en centro cultural) en el que se formó militarmente el Libertador, Gral. José de San Martín.

Es una calle de una sola cuadra, revestida de cerámica roja, que termina en un amplio patio que sirve de acceso a un conjunto de edificios. Descubrirla nos pareció toda una curiosidad y, de algún modo, en el nombre nos sentimos representados.

Además, no se trata de un caso único: encontramos en mapas una calle Bibliófilo Carlos Sanz López en Guadix y otra calle Bibliófilo Antonio Moreno en Churriana de la Vega, ambas en la provincia de Granada, también en España. También en varias ciudades de la Madre Patria existe una Calle de Mesonero Romanos, que homenajea a un empresario, historiador y editor, quien vendió su colección de libros al Ayuntamiento de Madrid, institución que lo declaró su bibliotecario a perpetuidad[1].

La bibliofilia, según la RAE, es la “afición a coleccionar libros, y especialmente los raros y curiosos”[2]. Nosotros le damos un sentido más amplio y literal: amar los libros, atesorarlos, y, por ello, guardarlos no solo en la memoria sino en una biblioteca, algo que va a resultar cada menos frecuente en la medida que las ediciones digitales sustituyan a las de papel.

QUIÉN FUE EL BIBLIÓFILO PÉREZ GÓMEZ

Antonio Pérez Gómez (1902-1976) nació en Cieza, provincia de Murcia. Abogado, pero también editor y bibliófilo, fue académico de la Real Academia de la Lengua Española y también de la de Historia. Entre otros, editó libros raros de poesía de los siglos XVI y XVII, reproducciones facsímiles de ejemplares únicos e incunables poéticos castellanos. Hemos leído que “la nutrida biblioteca de Antonio Pérez Gómez, recopilada en más de medio siglo dedicado a la colección de libros con auténtica devoción, dificultan el acceso en su totalidad a la labor del bibliófilo ciezano”[3].

© Pablo R. Bedrossian, 2025. Todos los derechos reservados.


REFERENCIAS

[1] Sin firma, “Biografía de Ramón de Mesonero Romanos”, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, sin fecha, https://www.cervantesvirtual.com/portales/ramon_de_mesonero_romanos/biografia/

[2] Diccionario de la Lengua Española, https://dle.rae.es/bibliofilia?m=form

[3] Sin firma, “Datos de interés”, Integra Digital, RegMurcia, sin fecha, https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,363,c,373&r=ReP-3040-DETALLE_REPORTAJESPADRE


CRÉDITOS MULTIMEDIA

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