BREVE HISTORIA DEL TANGO (Parte 1): EL SURGIMIENTO (por Pablo R. Bedrossian)

“Negar la argentinidad del tango es un acto tan patéticamente suicida como negar la existencia de Buenos Aires”  Ernesto Sábato (“Tango, discusión y clave”)

Recreación de Carlos Gardel, símbolo del tango, San Telmo, Buenos Aires, Argentina
Recreación de Carlos Gardel, símbolo del tango, San Telmo, Buenos Aires, Argentina

DE LA DANZA ERÓTICA A LA MUSICA CIUDADANA

“Vicente Rossi, Carlos Vega y Carlos Muzzio Sáenz Peña, investigadores puntuales, han historiado de diversa manera el origen del tango. Nada me cuesta declarar que suscribo a todas sus conclusiones, y aun a cualquier otra” Jorge Luis Borges (“Historia del Tango”)

La magnífica ironía borgeana revela la dificultad de establecer los orígenes del tango. Introducido por inmigrantes europeos, se sabe que en Buenos Aires a fines del siglo XIX se escuchaba en los lupanares y era moda entre los compadritos; se trataba de una música sensual y pendenciera. Además en sus inicios era exclusivamente música. “La primera letra de tango cantada profesionalmente -es decir, cantada por un profesional, por una persona que vive del canto- fue seguramente la de ‘La Morocha’. Eran versos de Angel Gregorio Villoldo compuestos sobre una música previa de Enrique Saborido… Aquella iniciación ocurrió a fines de 1905″ dice José Gobello, en el prólogo a “Letras de tangos”.

Durante las primeras décadas del siglo XX el tango padeció paralelamente tres cambios. Su impronta instrumental (piano, flauta, violín, después bandoneón) fue igualada por la poesía, que adquirió un gran protagonismo. También dejó de ser la música de los prostíbulos para convertirse en la expresión musical de la ciudad. Además -y por sobre todo- se extendió más allá de sus límites originales: de nacer para ser bailada se convirtió en una música para ser también escuchada y degustada. Ya no se trató solamente de la intimidad del contacto físico sino de la belleza intrínseca de sus notas.

Gardel con su inconfundible voz y sus maravillosos temas se convirtió en un símbolo del tango for export. Los que le siguieron abrieron surcos jamás imaginados para esa música en dos por cuatro. Antes de la mitad del siglo XX surgieron orquestas dirigidas por grandes maestros, como Francisco Canaro, Julio De Caro, Juan D’Arienzo, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo y Mariano Mores, por mencionar algunos,  que acompañaban a magníficos solistas del Río de la Plata, como Edmundo Rivero, Tita Merello, Hugo del Carril, Julio Sosa o Roberto “El Polaco” Goyeneche. Poetas como Enrique Cadícamo, Enrique Santos Discépolo u Homero Manzi le pusieron letra a Buenos Aires y a los sentimientos del porteño, el emblemático habitante de la gran ciudad, mientras que la música era creada por algunos de los directores mencionados u hombres de la talla de Juan Carlos Cobián, Sebastián Piana, Horacio Salgán, por mencionar sólo algunos.

Pero desde la segunda mitad de los ’50 el tango comienza un inexorable declive, como si hubiera envejecido, y como todo lo viejo en la Argentina, se volviera repentinamente obsoleto. A principio de los ’60 la música rock, la llegada de los Beatles y el crecimiento de la industria discográfica que acercaba géneros de otras latitudes acentuaron esta tendencia.

CUANDO MENOS SE LO ESPERA

Pero el arte es algo que sucede cuando menos se lo espera. Un talento puede construir sobre escombros el más bello de los edificios. Así, un bandoneonista que había integrado durante muchos años grandes orquestas, irrumpe en el escenario musical de Buenos Aires renovando el tango de un modo asombroso. Ástor Piazzolla marca un antes y un después en esta historia, primero a través de su Octeto Buenos Aires (formado 1955) y particularmente a través de sus composiciones, cuya bandera es “Adiós Nonino” (compuesta en 1959), pero tiene otros “símbolos patrios” como “Libertango”, “Verano Porteño”, “Milonga del Ángel” o  “Balada para un loco”.

Como todo cambio, la música de Piazzolla provocó resistencias en los tangueros tradicionalistas. Encontré en la Internet asombrosas declaraciones suyas alegando contra sus difamadores: “Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos.” (Ástor Piazzolla, revista Antena, Buenos Aires, 1954).

Tal como el propio Ástor lo señala en “Ástor Piazzolla – A manera de memorias” por Natalio Gorín (Libros Perfil, 1990, reedición 1998), los grupos de ballet bailan sus obras, los músicos de jazz las disfrutan y los músicos clásicos las incorporan a sus repertorios. Esto lo pude comprobar personalmente en reiteradas ocasiones. Por ejemplo, en Venecia, Italia, asistí a un concierto de “Vivaldi a Piazzolla” como si su música estuviera a la misma altura o quizás por encima del genial músico barroco. En San Pedro Sula, Honduras, un pianista norteamericano me invitó a un concierto de la orquesta de la Escuela de Música Victoriano López, donde él tocaría en dos obras como solista. En el programa leí que se trataba de composiciones del gran Ástor. Cuando le pregunté al pianista si sabía quién era Piazzolla me respondió que no, pero que sin duda se trataba de un extraordinario músico clásico. En Montreal, Canadá, asistiendo al Festival de Jazz del ’87, vi su nombre como una de las figuras invitadas descollantes.

Aunque su música recién se impuso en los ’70, todo el tango le debe su supervivencia, basada en la renovación que Ástor Piazzola le aportó.

Bibliografía:

Borges, Jorge Luis «Historia del Tango», incluido en su libro «Evaristo Carriego», 1930, incluido en «Jorge Luis Borges – Obras Completas (1923-1972»), Emecé Editores, Buenos Aires, 13ra. impresión, 1974

Gobello, José “Letras de tango”, Selección (1897-revisada 1981), Biblioteca de la Cultura Argentina, Ediciones Nuevo Siglo, 1997

Gorín, Natalio “Ástor Piazzolla – A manera de memorias”, Libros Perfil, 1990, reedición 1998

Kuri, Carlos “Piazzolla – La música límite”, Ediciones Corregidor, segunda edición ampliada, 1997

FOTOGRAFÍAS:

Las foto fue tomada por el autor, y a él le pertenecen todos los derechos.

© Pablo R. Bedrossian, 2010. Todos los derechos reservados.

3 Comments

  1. te recomiendo el libro acerca de la historia del tango del periodista platense sergio pujol, no es que quiera ser procaz pero lo0s primeros tangos SI tenian letra, recuerdo uno que decia»dos meses sin ponerla» (perdon ,pero asi se llamaba e …l tango) lo bailaban entre hombres en los prostibulos orilleros. Saben porque el bandoneon se llama asi? si no lo saben prometo contarlo la proxima, Dios bendiga y perdon por la (ajena) ordinariez…otra cosa…tan decadente sera el tango de los ´50? hay anecdotas reinteresantes sobre como pichuco les cambiaba los arreglos a piazzolla, y acerca de los cantantes de tango de esa generacion desde julio sosa hasta los 60.
    Que las «nuevas generaciones se hayan identificado con los bill halley ,presley , littlle richard etc etc ,no solo fue un hito cultural sino el acompañamiento cultural al postbaby boom del norte, bueno corto aca porque da para mucho y con tu permiso pablo , seria bienvenida la discusion acerca del tango pre – piazzolla como solista.
    Obviamente de pisazzolla para aca se manejan codigos diferentes aunque es mas que interersante si alguien escucha declaraciones de mederos de los ultimos años, o algunas orquestas de pichones que enaltecen a otras expresiones tal como la fernandez fierro

    1. Gracias, Fabián. Sabiendo que información proviene de un experto melómano es valiosísima; cuando viaje a Buenos Aires voy a conseguir el libro. Además, tengo un amigo, el bandoneonista Gabriel Rivano, que da charlas sobre el tema en todo el mundo y le voy a consultar. Sin embargo, quiero hacer algunas observaciones.

      Borges confirma lo de Gobello en su «Historia del tango». Si bien el gran escritor argentino solía entrelazar ficción y realidad en sus ensayos (una suerte de juego de la imaginación y el pensamiento), dice haber indagado profusamente, y luego de fijar el origen en los prostíbulos declara en forma probatoria «El instrumental primitivo de las orquestas… confirma, por el costo, ese testimonio». Enseguida agrega «Otras confirmaciones no faltan: la lascivia de las figuras, la connotación evidente de ciertos títulos (El choclo, El fierrazo), la circunstancia, que de chico pude observar en Palermo y años después en la Chacarita y en Boedo, de que en las esquinas lo bailaban parejas de hombres, porque las mujeres del pueblo no querían participar en un baile de perdularias». De ello infiero dos conclusiones. La primera es que Borges sostiene la misma tesis de Gobello (el origen exclusivamente musical y no poético). Seguramente algún pícaro, pero no un poeta, al escuchar esos tangos inventaba alguna letra con doble sentido, según la procacidad implícita del uso que se le daba a esa música. La segunda conclusión es que no lo bailaban entre hombres en los lupanares. Lo bailaban con las prostitutas. Era una música para «calentar el ambiente». Sin embargo, es curioso que lo bailaran entre hombres en la calle, siendo el compadrito un arquetipo homofóbico. Supongo (es sólo una conjetura) que lo hacían para mostrar su atrevimiento.

      Finalmente para mí el tango de las orquestas típicas se fue agotando por falta de renovación. Dejó de ser una música for export y la Argentina fue más bien invadida que un «invasor» musical. Con gusto seguimos estos temas. Es siempre un placer dialogar con vos. Un abrazo.

  2. tambien el costo ,no solo una cuestion musical como bien decis, las tipicas eran caras de mantener segun dicen (pugliese en es sentido era un bicho «raro» , consecuente con su ideologia politica todos cobraban igual

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